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Recalculando Ruta
Todo es acostumbrarse...

Todo es acostumbrarse... h712n

12/4/2025 · 16:48
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Recalculando Ruta

Descripción de Todo es acostumbrarse... 4t633m

Bienvenidas/os al "Chapter 18". ¿Será que he tenido suerte? ¿O quizá más bien será que soy una INCORFORMISTA? Espero que a partir de hoy puedas elegir tu camino conscientemente. Sed felices @recalculando_ruta_podcast 72p6a

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

¡Buenos días! Mi nombre es Visi Rodríguez y esto es Recalculando Ruta. Bienvenidas y bienvenidos. Muchos de vosotros y vosotras comenzáis mañana una fantástica semana de vacaciones. Otros lo haremos desde el jueves o el viernes. ¡Ya era hora! Desde que comenzamos el año no habíamos tenido un respiro de verdad. ¡Así que que reine el buen humor! Es cierto que la Semana Santa suele venir acompañada de lluvia y algo de frío. No es el tiempo más apetecible, pero a todo se acostumbra una, ¿no? El término acostumbrarse es inevitablemente usual e increíblemente arriesgado, porque solemos decir que a lo bueno se acostumbra una con facilidad.

Pero a mí se me ha venido una pregunta a la cabeza. ¿Y a lo malo? ¿Acaso no nos acostumbramos tan bien? ¿Usamos la costumbre como una herramienta de supervivencia? Quizá estés pensando que tú no te acostumbras a las cosas que te incomodan. Yo pensaba así hasta que me pusieron un ejemplo que pude testear, de una forma más moderada que la que me expusieron y que ahora te contaré. Y entendí que asumir las cosas que no nos gustan e ignorarlas es mucho más habitual y sencillo de lo que creemos. Déjame hablarte del ejemplo en cuestión.

Te pongo en situación. En mi anterior experiencia laboral coincidí con personas peculiares, pero con una persona en especial que me descuadraba y fascinaba casi a partes iguales. Mi gerente.

Mi gerente era un hombre de mediana edad, de aspecto saludable y de valores y moral obvios.

Una persona que dedicaba su todo a la justicia o a lo que él consideraba justo. Una mente que navegaba entre la genialidad y lo excéntrico. ¿Pero acaso no pasa eso habitualmente con las mentes geniales? Desde luego podía intimidarte. Y lo intentaba. Porque le gustaba medir tu grado de inteligencia y de seguridad. Cuando encontraba un perfil al que podía hacer tartamudear, en ocasiones llegaba a hundir su moral.

En parte creo que lo hacía para ver si conseguía espabilar a esa persona, porque en el fondo despreciaba un poco la debilidad y, en parte, mi percepción es que le divertía. Sin embargo, cuando la persona no respondía o espabilaba, se irritaba. Y se irritaba de verdad. Ahí activaba una parte de maldad que también habitaba en él. Como habita en todos nosotros. En su cabeza, probablemente, había un esquema en forma de cruz con los nombres de cada uno de nosotros, sus managers, bien catalogados.

Los intelectuales, los seguros, los que algún día creceríamos, los que siempre se quedarían en el mismo puesto. Tuve el placer de escuchar algunas de sus reflexiones y os diré que en la mayoría de sus apuestas respecto a nosotros, acertó. Él siempre decía que, a nuestra edad, siendo un mando intermedio, si pasabas 5 años en la misma posición, habías fracasado, por alto que fuera tu salario. Esos pequeños retos que compartía conmigo me activaban. Yo no quería pasar 5 años en esa posición. Incluso, concluí que, si sucedía, yo misma me iría de la empresa. No sucedió.

También me dijo, y estoy hablando de 2018 aproximadamente, que quien en aquel año consiguiera encauzar su carrera profesional y posicionarse con un buen salario, podría prosperar en el futuro. Porque la estrategia económica de este país iba directa hacia el aumento de la brecha de clases y la economía no nos lo iba a poner fácil. Como veis, volvió a acertar. El tema de las clases sociales también lo tenía muy claro. Creo que tomaba como su misión el asegurar que nosotros, los managers que él había seleccionado, tuviésemos el lugar que nos correspondía en la sociedad.

Y él ofrecía un buen salario para el año del que hablábamos y la edad que teníamos.

Siempre decía que no tenía sentido que en nuestra treintena nosotros penáramos por comprar una vivienda o pagar facturas. Por ese lado, que me favorecía, bien. Sin embargo, también posicionaba perfectamente a las personas de perfil más humilde.

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