
El amor es el único juego en el que hay que empatar 146uz
Descripción de El amor es el único juego en el que hay que empatar 411x43
Bienvenidas/os al "Chapter 19". A veces es humano asumir que somos animales. ¿No lo entiendes? Vente un rato conmigo, verás como hoy vas a mejorar un poquito más tu estado anímico. Sed felices @recalculando_ruta_podcast 41t3j
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¡Buenos días! Mi nombre es Vici Rodríguez y esto es Recalculando Ruta.
¡Bienvenidas y bienvenidos! El tema de hoy parece evidente, fácil… Sin embargo, esta semana ha estado llena de preguntas y reflexiones. Este tema, de una u otra forma, siempre me ha rondado la cabeza. Dependiendo del momento vital, ha sido un tema que me ha hecho sentir ira, pena, rabia, más tarde frustración, también más tarde alegría, calma, paz… Y una vez he llegado a ese estado de paz, de equilibrio y descanso, me ha hecho sentir impotencia por ver situaciones ajenas en las que no debo impactar, donde nadie debe meterse, pero donde muchas veces el entorno, los demás, sufrimos también las consecuencias. Por si no te has parado aún a leerlo, el episodio de hoy se llama EL AMOR ES EL ÚNICO JUEGO EN EL QUE HAY QUE EMPATAR.
Esta frase la escuché en una canción, que se llama CONVIENE SABER, y os la recomiendo a todos.
Es una canción llena de frases poderosas, reflexiones potentes, y esta en particular entró en mi cabeza como si una flecha hubiera atravesado mi frente. Verás, oyente, cuando me puse a darle vueltas, y yo soy maratoniana, quise llevarme este concepto al amor en diferentes variables. Es sencillo situar la frase cuando pensamos en una relación de pareja. Entraremos ahí, desde luego. Pero el amor es mucho más que eso. Pensé en el amor entre padres y madres, e hijos e hijas. Pensé en el amor entre amigas y amigos. Evidentemente pensé en el amor de pareja.
También en el amor hacia la naturaleza, hacia el mundo, el amor hacia el arte, y por supuesto, en el amor a uno mismo. En cada una de las variables me encontré con la posibilidad, con anécdotas tanto personales como ajenas, de entrar en una competitividad insana, las ganas de ganar, la frustración por no hacerlo. Y claro, necesité información y respuestas.
Necesitaba entender por qué he discutido con mis padres cuando mi carrera profesional comenzaba a ser potente, por qué he tenido que dejar de hablar de mis éxitos en ciertos ambientes, incluso en los más cercanos y seguros, en por qué, dependiendo del tema, hay personas que han dejado de alegrarse por mí. Y después me lo he llevado fuera, a las vidas que me rodean, y a las consecuencias que han sufrido por vivir en una competición, aún sin entenderlo, con las personas a las que aman y que les aman.
Empecemos a desgranar esto. Voy a profundizar en dos casuísticas y mencionar brevemente algunas de las otras anteriores.
El primer tema que quiero abordar es la competencia intergeneracional.
No hay amor más grande y más puro que el de unos padres hacia sus hijos. Eso es lo que se dice siempre. Recordad que tengo alrededor de 15 minutos y necesito generalizar. Todos sabemos que hay malas personas, desequilibradas, horribles, que no por procrearse merecen amor ni respeto.
Pero en general, el mundo tiene personas buenas que forman familias y quieren a sus hijos.
El amor más grande, el amor por el que darías todo, incluso tu vida, sin dudarlo.
Un amor complejo que pasa por muchas etapas, todo se ha dicho. Y que todo padre cree que nunca va a mutar, que jamás se va a sentir amenazado por sus hijos, que este amor nunca podrá sentirse de otra manera. Ilusos todos vosotros.
Tendemos a olvidar que somos animales, una variedad de mamíferos, que por muy evolucionados que estemos, seguimos teniendo intuición e instinto de supervivencia. Y creo que a todos nos iría bastante mejor a nivel de salud mental si no olvidamos eso y si aceptásemos que forma parte de nuestro ser. A veces somos salvajes y nos puede nuestra misión en el planeta, que no es tan diferente a la del resto de especies. También nos iría mucho mejor si quisiéramos asumir que, en este mundo salvaje, todos tenemos más instinto de supervivencia y liderazgo, unos más que otros, y algo más.
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