
Descripción de El equilibrio de una desequilibrada 4z1461
Bienvenidas/os al "Chapter 14". Hoy quiero contaros mi fracaso a la hora de intentar equilibrar mi vida, o quizá no sea un fracaso...eso me lo tendrás que decir tú, oyente. Mientras tanto ¡Que viva el tequila! Sed felices @recalculando_ruta_podcast 722t21
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¡Buenos días! Mi nombre es Bessie Rodríguez y esto es Recalculando Ruta.
Bienvenidas y bienvenidos. A menudo escucho que la clave para ser feliz en la vida es mantener el equilibrio. Es sencillo de entender pero… ¿y de aplicar? Te podrás imaginar por el título del episodio que no voy a poder darte una masterclass hoy. Lo que vengo a ofrecerte es mi experiencia con el equilibrio vital para que, con suerte, aprendas de mis errores.
Verás, oyente, si este planeta en lugar de llamarse Tierra se llamase Equilibrio, mi nombre en lugar de Bessie, diminutivo de Visitación, sería Guince, diminutivo de Esguince de Tobillo Derecho. Mantener el equilibrio vital nunca ha sido mi fuerte. Incluso he llegado a pensar que es todo mentira, que todo este tema es solo una falacia alimentada por las redes sociales y LinkedIn para que compres mentorías, coaching, recetas culinarias que prometen hacer a tus órganos sonreír y a tu alma elevarse.
Sí, sí, yo esto lo he visto. Ahora pon un poco de comino para que tu riñón derecho le cuente un chiste al riñón izquierdo. Y aspira el aroma mientras sonríes, aunque el aroma sea fuerte como el demonio, y te haga saltar una lagrimilla. Tú sonríe para asegurar que el chiste sea bueno y tus riñones se partan de risa. Esto te garantiza vivir hasta 200 años.
Y claro, si no lo pruebas igual te mueres a los 100 y ha sido culpa tuya, que el comino lo tenías al ladito de la cúrcuma en el armario de la cocina.
Para mí el equilibrio vital tiene demasiadas variables a tener en cuenta y quizá por eso no consigo mantenerlo. Entonces, ¿me complico la vida yo o el mundo me lanza sin piedad hacia la espiral de la búsqueda de un bienestar platónico? Equilibrio entre salud física y salud mental, entre estabilidad financiera y satisfacción personal, equilibrio entre desarrollo personal y descanso, equilibrio entre estar informado y mantener la paz mental.
Hola Trump, ¿qué tal? ¿Todo ok? Equilibrio entre el tiempo de ocio con la familia y los amigos, equilibrio entre compromiso social y tiempo para uno mismo. Son solo 6 equilibrios entre todos los que me faltan, porque aquí no están las horas de trabajo, los hobbies, la meditación… ¿De verdad es posible? Yo lo intento, lo intento de verdad, e incluso lo he acariciado. Después de mucho ensayo y error, finalmente había logrado lo imposible. Equilibrio perfecto entre mi trabajo y mi vida personal, horarios laborales bien controlados, tiempo de calidad con mi familia, cafés y cenas con mis amigas.
Incluso me había permitido hacerme un tratamiento facial al mes, porque oye, una también quiere brillar como si tuviera la piel de una influencer sin filtro. Y lo mejor de todo, unas vacaciones soñadas en México. Sol, playa, tequila, micheladas y yo bailando con mariachis como si fuera protagonista de mi propia película. Y entonces… ¡boom! Se me rompió el perro.
Literalmente, no emocionalmente, no metafóricamente, se rompió. Y claro, como buena madre perruna, el viaje a México pasó a segundo plano, porque las facturas del veterinario decidieron convertirse en el nuevo destino de mis ahorros. Adiós vuelos, adiós hotel con piscina infinita, adiós fotos en la playa con sombrero de ala ancha y un coco en la mano. Pero no termina ahí.
La rehabilitación del perro se llevó todo el tiempo que tenía cuidadosamente asignado a mi autocuidado. Olvídate del facial relajante y de las tardes de lectura con una infusión en la mano.
Ahora mis días giraban en torno a terapias caninas, masajes perrunos y a hacer malabares con una vida que de repente se había deshidratado.
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