
AMR Cap. 98. McLaren F1… Y nada volvió a ser igual. 3w6v1
Descripción de AMR Cap. 98. McLaren F1… Y nada volvió a ser igual. 663252
Hay coches que marcan un antes y un después. Más allá de sus prestaciones, su estética o su tecnología… Sobre todo por su concepto. McLaren, la escudería de F1, decidió hacer un coche de calle y para ello conto con un genio: El ingeniero Gordon Murray. Mi querido Ferrari F40 intentaba ser un coche de competición que pudiese circular por carretera… El McLaren llevó ese concepto más lejos de lo que nadie podía imaginar. Bienvenidos a los Podcast de los Lunes de Garaje Hermético. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/790918 3iz2a
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Aquellas maravillosas revistas. Capítulo 98. McLaren F1. Y nada volvía a ser igual. Hay coches que marcan un antes y un después, más allá de sus prestaciones, su estética o su tecnología, sobre todo por su concepto. McLaren, la escudería de Fórmula 1, decidió hacer un coche de calle y para ello contó con un genio, el ingeniero Gordon Murray.
Mi querido Ferrari F40 quería ser un coche de competición que pudiese circular por carretera.
El McLaren llevó ese concepto más lejos de lo que nadie se había atrevido a imaginar.
Bienvenidos a los podcast de garaje hermético.
El corazón tiene razones que la razón no entiende. ¿A qué viene esto? ¿A qué viene esta frase? Muy sencillo. Mi corazón es y será siempre, hasta el día en que me muera, del Ferrari F40. Pero la razón me dice que el McLaren F1 es objetivamente mejor. Antes de seguir, creo que este podcast de coches que me gustan y de coches que no me gustan me ha quedado muy interesante. A ver qué opináis al final del podcast. Voy a seguir a lo mío. Soy un enamorado del Ferrari F40 y un convencido del McLaren F1. Un coche que llevó la deportividad más lejos de lo que jamás nadie se hubiese atrevido a imaginar o a soñar.
Vamos a seguir con frases que me gustan mucho. Esta atribuida al genial Walt Disney. Si puede imaginarse, puede hacerse. Estoy seguro de que este fue el lema del genial Gordon. Soñó con un coche con chasis de Fórmula 1, motor casi de Fórmula 1, puesto de conducción central, afinadísimas suspensiones y aerodinámica, que fuese perfecto en circuito, que fuese casi lujoso y que pudieses llevar al casino de Monte Carlo y dejar en ridículo a esos pobres, entre comillas, que iban en un Aston Martin, un Ferrari o en un Lamborghini. Lo soñó y lo hizo.
Comienzo con una confesión. No probé este coche en su momento. Casi una década después de su presentación. Tuve la fortuna, porque un seguidor de mi consultorio, por cierto, como os podéis imaginar, bastante rico, me permitió que pudiese probar, apenas unas decenas de kilómetros, este coche en carretera y en circuito. Y sigo siendo sincero. No, no cumplió mis expectativas. La superó.
Pero vamos con la descontada de este coche en aquellas maravillosas revistas del diciembre de 93. Ojo, habréis visto a los fieles seguidores que he dado el salto de casi un año. Ya habrá tiempo de volver atrás. Pero he visto este coche en portada y he pensado que el orden cronológico que siempre he seguido en estos podcasts, esta vez se va a ir a la porra. Sigamos con las frasecicas que diría un amigo. A tal señor, tal honor. Y ya que estamos en diciembre de 93, vamos a hablar de este coche.
Me llama la atención, porque en el artículo que estoy viendo, en las dos revistas que estoy viendo este artículo, ninguna hace mención a Gordon Murray, que es el alma mater de este coche. La verdad, lo más llamativo de este coche, en su momento, bueno, todo era llamativo. La línea, por ejemplo, la carencia de alerones, porque la aerodinámica estaba tan refinada que para conseguir estabilidad a alta velocidad no eran necesarios.
Pero yo creo que lo más interesante, teniendo en cuenta que la pretensión de Gordon Murray no era hacer un coche de competición para rodar por la calle, era hacer prácticamente un Fórmula 1 para rodar por la calle. Y los Fórmula 1, y todos los monoplazas, salvo excepciones en óvalos y cosas raras, tienen el puesto de conducción central.
Y es una de las cosas que hizo Gordon Murray, poner el puesto de conducción en el centro. Lo cual, por cierto, trajo algunos problemas de homologación. También tenía una ventaja. Quedaba igual que vendieras el coche en países que se circulasen por la derecha o por la izquierda. El coche valía lo mismo. Ya había coches, os he hablado, por ejemplo, de los Mátara, Bagheera y Murena, que tenían tres plazas.
Pero estos coches tenían el puesto de conducción, en el caso habitual de circular por la derecha, en el asiento de más a la izquierda. En el caso del McLaren, los tres asientos, que llevaba tres asientos, estaban puestos formando una especie de triángulo con el central, que era el del conductor. Me atrevería a decir más que conductor, piloto, en el centro, más adelantado.
Y los otros dos, un poco más atrás y con los pies un poco hacia el centro. Eran bastante cómodos los asientos laterales. Yo he ido en esos asientos y cabía perfectamente a pesar de mi 1.87, que me iba a poner 10 centímetros de más. Lo cierto es que Gordon Murray, cuando dijo o decía que había utilizado su experiencia en la Fórmula 1 para hacer este coche, no era una forma de hablar, era cierto. Porque, por ejemplo, en Bagheera,
Comentarios de AMR Cap. 98. McLaren F1… Y nada volvió a ser igual. 6y5o3l