
La Unidad 731: El Laboratorio de la Muerte ha1v
Descripción de La Unidad 731: El Laboratorio de la Muerte 583da
Esta es una de esas historias que, cuando la escuchas, te preguntas cómo es posible que se haya ocultado a la opinión pública. La Unidad 731 del Ejército Imperial japonés supone uno de los capítulos más terroríficos y crueles de la Segunda Guerra Mundial y, por ende, de la historia de la humanidad, en la que la ciencia se vistió de blanco para cometer algunas de las mayores atrocidades de las que ha sido capaz el ser humano. La Unidad 731 se estableció en la China ocupada e hizo creer al mundo que su objetivo era investigar ciertas enfermedades para encontrar su cura. Nada más lejos de la realidad... ¡YA ESTÁ DISPONIBLE EL LIBRO DE SOLES LEJANOS 2.0! "Misterios y Curiosidades que te harán alucinar" te invita a un apasionante recorrido por algunos de los episodios más impactantes del podcast, ¡con más información y detalles inéditos! Descúbrelo en https://www.amazon.es/dp/B0DSTQV5DP o en el enlace universal (para fuera de España): https://www.letraminuscula.com/amz/B0DSTQV5DP Síguenos en X y en Facebook, ¡y anímate a dejar tus comentarios! Ah..., espera, esto es importante: si te ha pasado algo extraño y quieres contárnoslo, tienes alguna sugerencia, o quieres proponernos un tema, puedes enviarnos un correo a [email protected]. Estaremos encantados de contestarte. ¡Por cierto!, las músicas exclusivas de Soles Lejanos 2.0 puedes encontrarlas en el canal de Youtube https://www.youtube.com/@DavidMinayo-Music. 4bg5s
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón buscó expandir su imperio por todo el continente
asiático.
Tras invadir Manchuria en 1931 y más tarde extender su control sobre gran parte de China,
los japoneses emprendieron una campaña de militarización y desarrollo tecnológico
sin precedentes.
Dentro de este esfuerzo, la ciencia y la investigación médica se convirtieron en herramientas al
servicio de la guerra, herramientas que atravesaron la delgada línea que separa los límites
entre la ética y la barbarie.
Bienvenidos a Soles Lejanos 2.0.
Les habla David Minayo desde el lado oscuro de la historia.
En una base secreta en la Manchuria ocupada, se cometieron algunos de los crímenes más
atroces de la Segunda Guerra Mundial y de toda la historia, amparados supuestamente bajo
el funesto manto de la investigación científica.
Hoy vamos a adentrarnos en uno de los capítulos más oscuros de la Segunda Guerra Mundial.
Vamos a preguntarnos ¿hasta dónde puede llegar la ciencia cuando la ética desaparece
por completo?
Y en esta incursión al abismo me acompañarán el escritor, profesor de literatura y grandísimo
poeta Julián Borao y una de las voces más experimentadas y estremecedoras de la radio
y del teatro español, el también poeta Enrique Gracia Trinidad.
Entre los tres vamos a viajar a la China ocupada en plena Segunda Guerra Mundial para contarles
la inquietante historia de la unidad 731 del ejército imperial japonés.
Como siempre, comenzamos.
A mediados de los años 30 del siglo XX, el médico militar Shiro Ishii, un hombre con
una inteligencia brillante pero sin ningún tipo de escrúpulos, convenció al alto mando
japonés de una idea perturbadora, la necesidad de desarrollar armas biológicas para mantener
su ventaja militar.
Ishii argumentaba que las convenciones internacionales que prohibían este tipo de armamento eran
tan sólo un obstáculo para el dominio japonés en Asia.
En 1935, en la Manchuria ocupada, lejos de los ojos de cualquier curioso, el ejército
imperial estableció lo que públicamente se conocería como el Departamento de Prevención
de Epidemias y Purificación del Agua, un nombre inocuo que ocultaba en realidad un oscuro
propósito, la unidad 731.
Para ampliar un poco el contexto, déjenme explicarles por qué Manchuria era el lugar
ideal para una instalación de este tipo.
Se trata de una región ubicada en el noreste de China, que había sido invadida por Japón
en 1931 y convertida en el estado títere de Manchukuo.
Varios factores la hacían perfecta para los objetivos de la unidad 731.
Primero, su ubicación remota y el clima extremo.
Los inviernos en Manchuria podían alcanzar los 40 grados bajo cero, condiciones que en
la época de la invasión de Japón no tenían.
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