Enigmas, Misterios y Curiosidades de Marte 1vu59

Imaginen un mundo del color de la sangre, un planeta invadido por un silencio que tan sólo el viento se atreve a descomponer silbando entre cañones más profundos que el gran cañón norteamericano o montañas más altas que el archiconocido Everest.

Ese mundo nos contempla desde la distancia como si fuera un hermano mayor que permanece en silencio, y ahora nosotros, gracias a proyectos como el Mars Rovers de la NASA, el programa ExoMars de la ESA o las misiones Tianwan de China, lo contemplamos a él como nunca antes lo habíamos hecho.

Bienvenidos a Soles Lejanos 2.0, les habla David Minayo desde el lado rojizo de Marte.

Entre canales que alguna vez parecieron ríos, entre estructuras que podrían ser vestigios de civilizaciones extintas hace miles o millones de años, entre misteriosas señales que alimentan la imaginación de los cazadores de extraterrestres, en uno de los lugares más enigmáticos del universo conocido. Hoy vamos a sumergirnos en las profundidades del planeta rojo, uno de los mayores símbolos de lo desconocido de nuestra cultura, que representa mejor que cualquier otra cosa, aquello que anhelamos explorar y comprender. Y para hacerlo me acompaña el profesor Julián Borao. Sígannos, porque nos vamos de viaje como siempre. Comenzamos.

Temperatura externa, más allá del traje espacial, marca 63 bajo cero. Un frío tan intenso que podría congelar su aliento en tan solo un instante. El astronauta, rodeado por el color de sangre de un inmenso desierto, acaba de perder el vehículo en el que viajaba tras volcar en una inesperada pendiente de arena.

El sistema de comunicación con la Tierra se encuentra fuera de servicio, y lo único que lo separa de una muerte segura son las reservas de oxígeno y el traje presurizado que lo protege de la atmósfera irrespirable de Marte. El astronauta sabe que ese es su enemigo constante. Con apenas un 0,13% de oxígeno comparado con el 21% de la Tierra, respirar sin el casco resulta imposible. El dióxido de carbono domina el aire y la presión atmosférica es menos del 1% de la terrestre.

Si en un arrebato de ansiedad, si en un instante de estrés incontenible decidiese quitarse el traje, su sangre herviría en apenas unos segundos debido a la baja presión, mientras que la temperatura, esos menos 63 grados, le congelaría inmediatamente los huesos. Es por ello que decide caminar rumbo a la base, pero está desorientado, no sabe por dónde ir. De pronto se percata de que está al borde de Melas Chasma, una sección del gigantesco Valles Marineris, el sistema de cañones más grande de todo el sistema solar. Un inhóspito lugar donde el terreno se desploma en un abismo de casi 9 kilómetros de profundidad, dejando al descubierto.