Rocío Waninnhkof: cuando la culpa la carga un inocente u2a23

Estamos en vidas asesinas, casos reales de personas cuyo instinto fue el de matar, hombres y mujeres cuyo único reconocimiento ha pasado a la historia porque asesinaron de forma bestial en muchas ocasiones, y siempre desde la sin razón de una mente psicópata y enferma.

Las investigaciones policiales normalmente terminan tarde o temprano dando sus frutos. La policía española, especialmente la Guardia Civil, tiene un recorrido y un reconocido prestigio internacional que avala su buen hacer, ya sea por su experiencia acumulada de décadas de existencia y de oficio, o porque en España, por su propia historia, o eras un buen policía o no lo eras.

Pero también hemos visto en vidas asesinas que no siempre han visto la luz hechos espantosos y que tras años, desde los hechos, siguen sin saberse quién o quiénes lo cometieron, como por ejemplo el expediente que vimos el 28 de julio de Zodiac, la muerte sin dueño, o más lejos en el tiempo, el 12 de diciembre de 2018, a Elizabeth Short, la Dalia Negra, un crimen oculto, un horrendo crimen de un cuerpo descuartizado y abandonado en un parque de la ciudad.

En todo caso, quien quiera puede oírlos en nuestro perfil de vidas asesinas de iVox.

Pero si no encontrar al asesino es horrible, confundirnos y cargar el asesinato a una persona inocente, eso sí que no tiene precio.

De eso vamos a hablar hoy, a pesar de que también lo hicimos recientemente el 13 de octubre de este año, pero desde otro punto de vista y con el abogado Ricardo Gómez de Olarte, se acordarán ustedes, el expediente de Ron Williamson, sangre inocente, que fue un caso lleno de errores en la investigación policial y judicial y que llevaron a una persona a prisión siendo inocente.

Hoy vamos a hablar de Rocio Wannikoff, y lo vamos a hacer desde las lagunas de los agujeros negros de una investigación mucho más que dudosa, con el doctor en criminología Carlos Hernández Franco, responsable de la web metodocriminologico.com.

El caso Wannikoff, que es como se le apodó, fue un gravísimo caso de error jurídico y policial, un ambiente de nerviosismo colectivo propiciado por los medios de comunicación más amarillos, y que provocaron un juicio público en paralelo que no solo no ayudó en nada, sino que estaba condenada ya por adelantado la sospechosa Dolores Vázquez Mosquera, y luego fue declarada culpable por un jurado popular de la muerte de Rocio Wannikoff, que tenía 19 años.

Pero examinemos los hechos.

9 de octubre de 1999, Rocio Wannikoff, una joven, guapa, tranquila y de vida estable, pasa parte de la tarde con su novio Antonio José Jurado en su casa, en la cara de Mijas.

Hacen planes porque en Fuenzirola están las ferias y la noche es buena, y merece la pena.

Quedan para dentro de una hora en ir a divertirse y Rocio decide volver a casa para darse una ducha y arreglarse.

Sale sola de casa de Antonio como tantas veces. Son las 9 y media, y conoce el camino de vuelta. Solo vive a 500 metros. Un recorrido hecho mil veces.

Tras este hecho tan sencillo que cientos de miles de personas realizan cada día, desaparece por esa noche y no se sabe nunca más de ella.

Pero Alicia Hornos, su madre, se extraña de que no estuviera en casa la mañana siguiente y que ni siquiera había dormido en casa.

Alicia manda a su padre.