MIRADAS 524a1m

Todas tuvimos una Nancy, el podcast realizado por mujeres nacidas en el baby boom.

Con Ana Calatayud y la Boomer coordinación de Ángels Bibancos.

Desde los estudios de Radio Cornelá en el 104.6 de la FM.

Y los saludos técnicos de Markford.

¿Qué tal Boomer? ¿Todo bien? Pues empezamos.

Hay miradas que te dan la vida o te matan.

Y hay miradas que enamoran y pueden clavarse dentro del alma.

Hay canciones que introducen tan, tan bien un tema que no hace falta que lo adivinemos.

Y hay miradas...

Este es nuestro tema de hoy.

Que dicen más que mil palabras.

Y esas que te clavan en el alma, que te hacen reír o incluso las que te dicen todo sin necesidad de un solo sonido.

Hoy Ana vamos a hablar de ellas, de esas miradas que aunque no emiten sonidos, siempre hablan.

Porque todas y todos hemos recibido algunas miradas que nos dejaron pensando, ¿verdad? Y no, no estamos hablando solo de esas miradas románticas ni de las más pícaras, no.

Hablamos de todas esas que nos dicen más sobre una persona que cualquier conversación.

Así que acompáñanos mientras las exploramos.

Y quédate con la idea de que muchas veces una mirada lo dice todo.

La mirada es una herramienta poderosa que influye en nuestras relaciones y emociones.

Saber interpretarla nos permite mejorar nuestra comunicación y así poder conectar mejor con los demás.

Las miradas son un superpoder.

Oye Ana, pues no sé si llamarlo superpoder.

No, no, no.

Pero a través de nuestra mirada podemos dar a entender confianza, rechazo.

Anunciar nuestro estado anímico.

Seducir.

O provocar situaciones incómodas.

Y es que la mirada es una manifestación vital dentro de la comunicación no verbal.

Las pupilas se dilatan cuando algo nos atrae.

El o visual determina si nuestro interlocutor nos está aburriendo o nos desagrada.

Indiscutiblemente, la mirada es el espejo del alma.

Nuestros ojos prácticamente expresan todas las emociones.

Alegría, tristeza.

Preocupación, respeto, rabia, odio.

Amor.

Claro.

Vamos a darles una miradita a todas esas que conocemos.

Vale, vale.

¿Y qué es lo primero que te viene a la cabeza? A ver.

Mira, de pequeñas, una mirada, solo una mirada de nuestro padre, era suficiente para corregir cualquier cosa que estuviera haciendo mal cualquiera de las cuatro hermanas.

Pues sí, sí. Esta es una experiencia que muchas personas podemos recordar.

Esa mirada que bastaba para hacernos sentir la autoridad o el control de quien la lanzaba sin decir una palabra.

¿Alguna vez tú que nos estás escuchando has experimentado una mirada tan intensa que aunque no dijera nada te daba la sensación de que había algo que no podías ignorar? Había profesores que también recuerdo que sabían hacer esa mirada que dices.

Vaya, sí sabían.

Hay tantos tipos de miradas, madre mía.

Ya, ya.

Y ya empezamos a experimentarlas de bien pequeñas.

A ver, la mirada asesina.

¿Asesina? Sí, la que te lanzaba tu madre zapatilla en mano porque te estabas portando mal.

Esa mirada que no necesita palabras.

Correcto, que sabes que al llegar a casa habrá castigo.

Vaya, vaya.

Otro tipo de mirada.

Vamos allá.

La mirada de... Oye, es que no tengo ni idea de qué me estás hablando.

Ni cuán común que es.

Esto ya pasaba en la escuela y puede pasar también en el trabajo y en las relaciones personales.

Oye, Ana, propongo que pongamos un título y una música a cada tipo de mirada que se nos ocurra.

¿Qué te parece? Pues mira, me apunto.

Y voy a empezar yo, va.

Las miradas que imponen poder.

Vamos.

Son las que, sin necesidad de palabras, logran transmitir autoridad, control y confianza.

Pueden ser penetrantes y directas, como una mirada fija que muestra seguridad.

O más frías y calculadoras, que transmiten como una evaluación constante sin emoción visible.

También hay miradas de dominación silenciosa, que con un simple gesto dejan claro quién tiene el control sin necesidad de confrontación.

¿Esas miradas?