La isla de la mujer dormida (Arturo Pérez-Reverte) y más 1834

Por qué estoy tan triste teniéndolo todo, vivo sin mañana sangrando palabras, ya no sé quién soy, ni a dónde voy, por qué estoy tan triste teniéndolo todo.

¿Qué tal amigos? ¿Cómo estáis? Aquí comienza Por qué estoy tan triste teniéndolo todo, nuestro programa de referencias culturales con fundamento, mucho fundamento.

Por qué estoy tan triste teniéndolo todo, Radio Vallecas 107.5, Radio Almaina 88.5, de la mano de Carlos Castrosín en la presentación y dirección y de Carlos Baizán en la mesa de sonidos y demás colaboraciones. La magia del instante, la magia de la sonrisa efímera, que está de paso, que no reside sino transitoriamente, apenas durante unos segundos en nuestro corazón. Recordad nuestro podcast para escucharnos cuando y como queráis. Por qué estoy tan triste teniéndolo todo.

Por qué estoy tan triste teniéndolo todo.

Regresó Jordán a su barco y tras contemplarlo un rato desde el muelle como solía hacer cuando estaba amarrado, el Almanzora era un hermoso buque construido ocho años atrás en los astilleros del Ferrol, subió por la pasarela. Por alguna razón, que no quiso considerar, esta vez lo reconfortó especialmente sentir bajo los pies la suave vibración de la cubierta, el rumor de los ventiladores, el olor cálido de hierro y pintura familiares en todos los barcos del mundo. Olía distinto a la tierra firme, y eso era bueno.

La isla de la mujer dormida, novela de 2024 de Arturo Pérez Reverte, en donde Miguel Jordán Kiriazis, el Capetáneos Mijalis, es el protagonista de esta emocionantísima novela de aventuras, Amor y Guerra, situada en Grecia en la época de la Guerra Civil Española. Y está al mando de la lancha Lucaina, Loba, la torpedera de forma alargada, una longitud de 36 metros de eslora y velocidad de 36,5 nudos.

La isla de la mujer dormida del título, Nisos, Guinaica, Coimismeni, no existe, el autor se la ha inventado para tener las manos libres, y el libro la sitúa en las cícladas.

El argumento es para relamerse. La marina franquista orquesta una operación encubierta en el ejeo consistente en desplazar a una isla, la de la mujer dormida, una moderna torpedera de la clase S7 entregada generosamente por los alemanes, que así comprueban de lo que es capaz su ingenio, como con los estucas en España, a fin de atacar el vital tráfico marítimo de suministros de armas de la URSS. La misión, un pedazo de aventura, se la encomienda a Jordán, un marino mercante reclutado por la armada sublevada, ascendido a teniente de navío y que se ha diestradio previamente en las lanchas alemanas en Kiel.

El oficial, hombre sólido, recto y justo, eficaz, pero desrevertido hasta las cachas, y que además está cachas. Es hijo de español y griega, y habla fluidamente el griego. La tripulación de la torpedera consiste en mercenarios reclutados para la ocasión y que componen una galería de pintorescos personajes dignos de los cañones de Navarone, incluidos un piloto griego contrabandista, un torpedista holandés, desertor de la manera de su país, y un telegrafista británico exalcohólico, que cita todo el rato a Shakespeare.

Una herramienta muy eficaz para todo.