
Descripción de Cuando nos cuidamos de forma tóxica #67 2q2k4r
Scroll, likes y dopamina: cuando el autocuidado se convierte en adicción ¿De verdad te estás cuidando… o solo estás anestesiando lo que sientes? En este episodio hablamos de esa trampa disfrazada de bienestar: redes sociales que prometen calma, pero nos dejan más vacíos. Autocuidado que se ve bonito, pero que exige tanto como cualquier rutina productiva. Inspiraciones que, sin querer, se convierten en presión. 🔍 Exploramos: - Por qué las redes enganchan tanto (y no es tu culpa). - Cómo el contenido de “bienestar” puede alejarte más de ti. - Cuándo el scroll deja de ser ocio y se convierte en disociación. - Y cómo recuperar un autocuidado real, imperfecto, honesto… y profundamente humano. 🎧 Si te remueve, quédate. A veces el primer paso para cuidarte de verdad es dejar de aparentarlo. 👇 MÁS INFO SOBRE NOSOTROS 👇 Inquiétame es un podcast de psicología creado por Jose Molina y Carla Melián, psicólogos en Centros Cambio, un centro de psicologia con sede en Las Palmas de Gran Canaria. Hablamos de salud mental como se habla de la vida: con ciencia, cercanía y sin filtros. Desmontamos mitos, abrimos melones emocionales y reflexionamos sobre lo que de verdad mueve, bloquea o transforma. 📍Atendemos de forma presencial en Las Palmas y también de manera online. 🔗 Descubre más sobre nuestro equipo y pide cita en: https://centroscambio.es 📅 Pide cita con nosotros: https://centroscambio.es/cita-psicologia-las-palmas/ 📬 Apúntate a nuestra newsletter de salud mental: https://centroscambio.es/psiconecta-newsletter-de-salud-mental/ 🎧 Inquiétame forma parte de la familia iVoox Originals. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1147184 2x2w53
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidas y bienvenidos a Inquiétame. Hoy vamos a hablar de algo que quizá te suene demasiado familiar. Entras en redes solo para desconectar, curiosear y acabas en un agujero de vídeos perfectos, de las aromáticas, journaling y vidas de película que poco tienen que ver con la tuya. Y lo más duro es que te lo venden como autocuidado, pero en lugar de salir en paz sales muchas veces más agitado, comparándote, incluso más desconectada de ti y muchas veces ni siquiera te das cuenta de ese peso. Hoy vamos a desmontar esa trampa. Vamos a hablar de cómo las redes han transformado el bienestar en un producto más y de cómo recuperar un autocuidado que no dependa de pantallas ni de aplausos puede ser extremadamente beneficioso porque mereces descanso real, no simulaciones de calma.
Las redes sociales funcionan como digamos una droga blanda, el scroll es infinito, la dopamina inmediata, ese estímulo recompensa, al final cada like es como un mini chute de super placer por decirlo así, cada nueva imagen es un pequeño digamos ganzuelo emocional. Si estás triste te lanzan una frase motivacional, si estás eufórica te dicen haz más, sé más, brilla más, siempre hay un gancho para retenerte y cuando logras una mínima desconexión te han pasado horas.
Y esos cinco minutos más se vuelven muchas veces dos horas o más. Dos horas vamos a poner anestesiando tu dolor en lugar de acompañarlo. ¿Cuántas veces has terminado una tarde sintiéndote aún más vacía, más lejos de ti? Culpable y lo peligroso es que todo tiene apariencia de bienestar, tiene música bonita, imágenes cuidadas, voces suaves, pero no te calma de verdad, solo te entretiene para que no sientas.
Y cuando ves autocuidado en formato rápido, bonito y aspiracional empieza la comparación silenciosa, empiezas a pensar que tu vida debería verse igual, pero la vida real no tiene nada que ver con eso, es otra cosa, mucho más desordenada y mucho más imperfecta. Porque claro, tu día a día no tienes filtros de color pastel, ni música de piano y empiezas a sentir que falta algo y empiezas a sentir que no eres suficiente.
Lo que empezó como una excepción, una distracción ocasional, se ha convertido en la norma. Ya no entramos a redes porque queremos, sino porque no sabemos qué hacer con el silencio, con el aburrimiento, con la frustración. Y lo más preocupante es que al hacerlo todos, lo vemos como algo supernatural. Pero que algo sea común no significa que sea recomendable, ni mucho menos saludable. El agotamiento emocional está normalizado, por ejemplo. Parece hasta deseable, pero es nefasto para todos.
Estar permanentemente conectado no es sinónimo de estar acompañado, y la hiperconexión puede estar escondiendo una desconexión, dinámicamente, paradójicamente, profunda, con lo que realmente sentimos.
Por eso tal vez sea el momento de preguntarnos desde cuándo estar con uno mismo se ha vuelto tan difícil o qué emociones aparecen en el momento en que no hay pantalla. El problema no es el contenido en sí, que a veces también, sino en cómo muchas veces se acaba convirtiendo en otra forma de exigencia. Más sutil, pero acaba siendo muchas veces igual de pesado.
La típica frase motivacional de autoestima, ámate como eres. Pero claro, pero al otro lado levanta de las 5, haz deporte, medita, trabaja, sonríe y sé productivo emocionalmente.
Dinos una cosa, ¿dónde quedó el descanso real? El autocuidado se está convirtiendo en otra carrera que hacer, en otra lista interminable de debería.
Como si descansar tuviera que ser también perfecto, ordenado y hasta fotogénico.
Y claro, si hoy solo puedes estar en la cama llorando o simplemente has hecho tus obligaciones, parece que estás fallando en cuidarte. Y lo que decíamos nuevamente es otra tarea más en la que te castigas por no llegar.
Otra cosa con la que tenemos que tener especial cuidado es cuando ves estos típicos vídeos inspiradores y los usas para desconectarte de tu dolor. Cuidado porque puedes estar confundiendo esa inspiración con lo que realmente lo estás usando de anestesia o incluso de invitación.
Y ahí el autocuidado deja ese refugio.
Comentarios de Cuando nos cuidamos de forma tóxica #67 4263x