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Bienvenidas/os al "Chapter 23". Hay conversaciones que nunca se tuvieron… y escuecen más que muchas de las que sí. A veces por cobardía, a veces por pereza emocional, a veces porque a la otra persona le da igual si te quedas con una herida abierta. Te adelanto que no te merecen, pero vamos a desgranarlo. Sed felices @recalculando_ruta_podcast 1t2v4m
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¡Buenos días! Mi nombre es Bissi Rodríguez y esto es Recalculando Ruta.
Vamos a enfrentar un tema peliagudo para mí. Las conversaciones pendientes. Y además, desde la perspectiva de la persona que no ha elegido que eso suceda. Desde el punto de vista de la persona que un día, de repente, ha perdido una amistad y por mucho que piense o pregunte, nunca llegará a entender el por qué. Esto me ha pasado ya, ni más ni menos que tres veces. Y quiero reflexionar, hablar y ayudarte si eres la persona que ha sufrido estas consecuencias no justificadas. ¡Vamos a ello! Hay conversaciones que nunca se tuvieron. Y escuecen más que muchas de las que sí.
A veces por cobardía, a veces por pereza emocional, a veces porque a la otra persona le da igual si te quedas con una herida abierta. Te adelanto que no te merecen, pero vamos a desgranarlo. Hoy quiero hablarte de eso, de las palabras que no llegaron, de los silencios que duelen, de lo que pasa cuando tú no has decidido el punto y final, pero te toca convivir con él como si lo hubieras firmado. ¿Te suena? Pues quédate, que este episodio va para ti, para mí y para todas las personas que se quedaron esperando un hablemos.
Una conversación pendiente no es solo un whatsapp sin contestar. Es ese run run, esa sensación de que algo se rompió y no sabes cómo ni por qué. Y claro, lo intentas entender.
Fui yo, dije algo, molesté, ofendí sin darme cuenta, pero con el tiempo descubres que no, que la conversación no se dio porque la otra persona no pudo con ella, no pudo enfrentarte, no pudo consigo misma. Y te deja ahí, en el limbo emocional, con más dudas que certezas. ¡Pura cobardía! A veces pasa con una amiga de toda la vida, o con ese grupo familiar que de repente empieza a no llamarte, a dejarte fuera de las conversaciones, como si te hubieras vuelto invisible, sin explicaciones ni nada.
El otro día preguntaba a una amiga, ¿a ti te ha pasado? Por corroborar que esto no me había pasado solo a mí. Se lo pregunté a ella porque es fantástica, muy divertida, honesta y tiene un gran corazón. Es decir, es esa persona a la que no debería sucederle algo así. Sí, me contestó que sí. Y ahí entendí que esto era mucho más profundo, oscuro y complicado. Necesitaba hacer una pregunta más que era clave para poder darle forma a todo esto. Quería ver si ella confirmaba lo que yo tenía en mente.
Así que acto seguido pregunté, ¿esto te pasaba en la adolescencia o has ido ahora en la edad adulta? De adulta, la verdad, vaya, nunca lo había pensado. Y ahí estaba, valía la pena profundizar en mi teoría. Os la cuento.
En la adolescencia, cuando algo nos molestaba, no lo dejábamos pasar. Nos encontrábamos en el parque, decíamos, tenemos que hablar, y aunque la conversación fuera incómoda, la teníamos. Después, un abrazo y move on, todo seguía. No dejábamos que un malentendido se enquistara más de dos días. Nos enfrentábamos. ¿Con más corazón que estrategia? Sí, pero nos enfrentábamos. Sin embargo, en la adultez parece que hemos perdido esa valentía.
Evitamos las conversaciones difíciles, las postergamos o simplemente las ignoramos. ¿Qué ha cambiado? Lo único evidente que se me ocurre es que nuestras vidas ya no son iguales, ya no vamos todos al mismo curso, ni compartimos los mismos tiempos, oportunidades o ritmos. Cada uno ha crecido y formado su vida, y en ese crecimiento hay diferencias. Diferencias que a veces despiertan frustraciones, comparaciones y sí, también envidias.
Datos relevantes. Según un artículo de Psychology Today, evitar conversaciones difíciles puede agravar los problemas y dañar relaciones vitales. Sin una comunicación clara, tendemos a hacer suposiciones que, debido al sesgo humano, se dirigen hacia el futuro.
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