
Descripción de Teresa de Cartagena 07/03/2025 3z354k
Recorrido por los grandes personajes de la historia 387260
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Muy buenos días, señoras y señores oyentes. Estamos en una nueva edición de Españoles Olvidados y hoy vamos a seguir con esta saga medieval de escritoras. Hablábamos el último día de Leonor López de Córdoba y hoy vamos a hablar de un personaje que yo, cuando he estado documentándome, me ha parecido francamente curiosa.
Vamos a hablar de Teresa de Cartagena, que fue una monja y escritora castellana nacida en el primer tercio del siglo XV en la ciudad de Burgos. Es una Teresa Cartagena, una de las personalidades históricas, la podríamos considerar así, más relevante de la edad media española, intelectual conversa, ahora hablaremos del papel de los judíos en España en la edad media del siglo XV hispano.
Esta mujer mística, sorda y escritora, explicaremos luego o abundaremos en los tres conceptos, es una de las voces marginadas de fines de la época medieval, tanto por su clausura conventual como por su aislamiento a causa de la sordera y por su condición femenina en el siglo misógino que le tocó vivir.
Sus dos tratados, Arboleda de los Enfermos y iración, Óperum Dei, dan cuenta del entorno familiar burgales converso y culto en el que se educó Teresa junto a su abuelo Pablo de Santa María, un rabino erudito versado en conocimientos talmúdicos y filosóficos muy connotado, y su tío Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, quien había traducido a Sénica y cuya influencia se deja sentir en los tratados de la autora por ser un autor clave que enfrenta al cuerpo mortal y apresionado por estar sometido a las necesidades frente al espíritu que podía ser liberado plenamente mediante la práctica de las virtudes y la disciplina mental.
Esos elementos son imprescindibles para la escritura de esta mujer que se dedica al cuerpo, a la fisiología femenina y a la enfermedad, con cuyas reflexiones contribuye al pensamiento filosófico, teológico y médico del siglo XV, así como sus parientes intelectuales judeoconversos habían influido con sus respectivas obras en la literatura hispánica y en la espiritualidad de fines de la Edad Media.
En el exordio preámbulo de su tratado titulado Arboleda de los enfermos, podemos leer lo siguiente, cito, gran tiempo ha, virtuosa señora, que la niebla de tristeza temporal e humana cubrió los términos de mi buehuir y con un espeso torbellino de angustiosas pasiones me llevó a una insula que se llama Oprovium Ominum Adaviezu Plebis, donde tantos años ha, que en ella vivo, si vida llamar se puede, jamás pude ver persona que enderezase mis pies por la carrera de la paz. Fin de la cita.
La voz de esta mujer, de quien conocemos su nombre, Teresa de Cartagena, dos obras, las acabamos de citar y apenas algunos datos biográficos, insistiremos luego en ello, continúa resonando o nos continúa llamando, clamando a la distancia de los siglos, hablándonos de cómo la escritura se presenta como una manera de sobreponerse las tragedias que sobrevienen en la vida, cuando ésta se ve cubierta de tinieblas y nosotros expulsados de una existencia gozosa y azotados por la fortuna. Tal y como la cava la judía considera que sucede con la humanidad cuando ésta es expulsada del reino de Dios hacia el reino terrenal, la autora de este texto se ve a sí misma condenada a un exilio que representa como el destierro en una isla, oproviesa y terrible, en medio de la cual busca la luz.
La mujer que escribe, lo hemos dicho, se llama Teresa de Cartagena y sobre ella sabemos que nació en la Península Ibérica aproximadamente entre 1420 y 1435, perteneció a una familia de cristianos nuevos conversos de la ciudad de Burgos y en un determinado momento de su juventud tomó los hábitos religiosos y un poco más tarde va a perder el oído a causa de una enfermedad, motivándole, esta última circunstancia, a escribir una obra para consolar a quienes, como ella, habían sufrido o sufrían un padecimiento físico.
En el primer texto de Teresa se nos presenta una arboleda de consejos, podríamos decir, es decir, como un sitio lleno de árboles, un jardín cuya sombra y tranquilidad permite que aquellos azotados por las dificultades de la vida puedan sentarse a encontrar descanso y, más allá de eso, reflexionar sobre el sentido espiritual de sus padecimientos, de manera que llegue a lograr transformar su sufrimiento en una vía de encuentro con la divinidad. El segundo texto
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