
Revisión Congreso Americano Tumores GU 2025 (Renal) 5d1t38
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Revisión Congreso Americano Tumores GU 2025 (Renal) 5d1t38
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Bienvenidos a un nuevo podcast de Sogú. Soy María José Méndez, oncóloga médica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y conmigo se encuentra, como siempre, la doctora Pérez Valderrama, oncóloga médica también del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Hola, Bego.
Hola, María Jo, ¿qué tal? Bueno, pues acompañándonos en esta edición se encuentra con nosotros una experta oncóloga en el tratamiento de los tumores geniturinarios, que es la doctora Lucía Oliva, del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Bienvenida, Lucía, a este podcast.
Gracias, muchas gracias. Bueno, pues hoy vamos a hablar de los trabajos más importantes que se han comunicado en esta edición del Congreso Americano de Tumores Geniturinarios, y sabéis que se ha celebrado entre el 13 y el 15 de febrero en San Francisco, y vamos a hablar sobre cáncer renal.
Así que, Lucía, cuéntanos, ¿qué destacas del Congreso en cáncer renal? Bueno, pues en primer lugar me voy a centrar en los estudios que han sido más destacados en primera y segunda línea de cáncer renal de células claras. Posteriormente, comentaré la actualización de los datos del estudio Calypso para carcinoma renal papilar y, por último, hablaré sobre el biomarcador KIN1.
Comienzo, entonces, con los dos estudios en primera línea, que son el estudio COSMIC-313 y CheckMate 9R. Respecto al estudio COSMIC-313, se han presentado los datos finales de supervivencia libre de progresión y supervivencia global y de análisis de biomarcadores. En este estudio, se randomizaban a recibir nivolumab y pililumab cada 2 centinib a dosis de 40 miligramos versus nivolumab y pililumab. El 75% de los pacientes tenían un riesgo intermedio y el 25% pobre, pero no se incluían pacientes de bajo riesgo. Respecto a los resultados de supervivencia libre de progresión, tenemos datos significativos que se mantienen a favor del triplete, pero, sin embargo, no vemos diferencias en supervivencia global.
Si analizamos los datos de los grupos de riesgo intermedio y malo de forma individual, solo se han observado diferencias en supervivencia libre de progresión en el riesgo intermedio y es posible que estas diferencias no se vean en el peor riesgo por tratarse de menos pacientes. En el análisis por subgrupos, tampoco vemos diferencias significativas, incluso en los pacientes con características de peor pronóstico, como son aquellos con metástasis viscerales y ósea, que son los pacientes a los que nos podríamos plantear que es posible que una intensificación del tratamiento podría ser una mejor opción. En torno al 40% de los pacientes en cada grupo de tratamiento recibieron un TKI a la progresión y un 10% un inhibidor de anti-PDL-1, pero ninguno recibió un inhibidor de H2Alfa, lo que también se ha planteado si puede haber influido en estos datos de supervivencia.
Respecto a la toxicidad, no se han informado de un efecto adverso, pero sabemos que es una combinación de fármacos que tiene una toxicidad importante y que ha supuesto descenso de dosis y discontinuidad del tratamiento. De hecho, es uno de los datos más importantes que se cuestionan si han podido tener algún tipo de impacto en los resultados obtenidos. Por otro lado, se comunica el análisis de dos biomarcadores que se han llevado a cabo mediante la secuenciación de RNA en tejido. Uno es el grupo molecular, cuyo resultado es concordante con los siete clúster que se han comunicado en estudios previos, y el segundo, que es lo más destacado, es el análisis de las células inmunitarias, en las que hay una población de células que llaman especialmente la atención y que son los macrófagos M2.
Estos macrófagos intervienen en el crecimiento del tumor, en la invasión y en la metastasis, y además tienen un papel en la supresión de la respuesta inmunitaria. Es por eso que se ha relacionado con peor pronóstico. De hecho, en la población en la que se han analizado, que ha sido en torno a 50 pacientes, se observó que los pacientes con un IMC pobre y con metástasis viscerales tenían niveles elevados de estos macrófagos M2. Y parece que el añadir caboza antinib a esta población puede ayudar a mejorar esa supresión inmunitaria y, por tanto, favorecer los datos de supervivencia.
En el estudio CheckMate 9L, los pacientes se randomizaban a recibir tratamiento con nivel más caboza antinib versus sunitinib. Se incluyeron pacientes de todos los grupos pronósticos, a diferencia del estudio anterior, aunque la población de bajo récord era poco representada, en torno a un 25%. Pues bien, con un seguimiento de unos 5 años, se han presentado los datos finales de supervivencia libre de progresión y supervivencia global, ambos con resultados positivos. 16 meses de supervivencia libre de progresión con el doblete, frente a ocho meses con sunitinib. Y 46 meses de supervivencia global para nivel cabo, frente a los 35 meses con sunitinib. Respecto a las tasas de respuesta, se alcanzó con el doblete en torno al 55%, que era el doble que sunitinib, con una tasa de respuesta completa del 14% y solo el doble que sunitinib.
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