Proyecto Nautilus. El mar en plena montaña Palentina r3r1c

En este episodio voy a conversar con una persona que es un ejemplo canónico de lo que es alguien con aptitud para reflotar toda un área, toda una zona rural, de las que en el presente se encuentran de capa caída, despobladas, vaciadas. Una persona que ha sido capaz, gracias a una propiedad que tiene, de darle empuje a toda una comarca en la montaña Palentina. Ahora lo comprenderás.

Comenzamos.

Azucena Llopis, ¿cómo estás? Muy bien, Sergio, muy bien. Esperando ya llevaba rato de poder conectarme. Alegro de verte a través de la pantalla y, bueno, a ver si tus oyentes pueden conocer un poco de oídas, al menos lo que tengo en casa, que es una joya, una verdadera joya. Absolutamente, sí, sí. Bueno, tengo que decir que yo no conocía, no tenía referencias de lo que me iba a encontrar cuando, visitando pueblos de la montaña Palentina, de repente me encuentro con la extrañeza, con la barbaridad, con lo que tienes ahí en tu casa.

Cuéntanos, Azucena, por favor, en qué consiste el proyecto. Sí, bueno, pues como pudiste ver, resulta que tengo un museo naval aquí, en plena montaña Palentina. Así es. Y es, bueno, un museo dedicado a navegación, dedicado al mar, dedicado al mar, así en general, el mar. Porque es algo que la propia zona me lo ha pedido, así es como es, hay que aprovechar los recursos que cada zona tiene y esta zona me ha dado a mí y a mi familia el mar. Parece un contrasentido, porque estamos hablando de la montaña Palentina, pero estamos también hablando de el mar.

Y el mar no está en la montaña Palentina, aparentemente. Sí, bueno, no está aparentemente. Sí, sí, sí, eso es lo más sorprendente de todo. Continúa, continúa. Sí, claro, mi familia hemos vivido siempre aquí al ladito mismo de San Salvador de Cantamuda, ya digo, en plena montaña Palentina. Mucha agua, muchos ríos, pero el mar, lo que sería el mar físicamente cerca, no está. Pero en mi casa está el mar y es algo que yo, claro, como lo he tenido siempre, no me había dado cuenta hasta que, bueno, los tiempos cambian, uno se tiene que adaptar, uno se tiene que buscar la vida y fíjate tú por dónde que de casualidad nos dimos cuenta de que esto era un reclamo.

Y tanto que es un reclamo y tanto. Es que me lo encontré, no lo había visto, no fui expresamente a ver, o mejor dicho como luego lo vas a desvelar, a escuchar el mar en la montaña Palentina. Yo estaba simplemente pasando por allí y cuando vi la cartela, cuando vi un poco un díptico que me encontré en una oficina de turismo, dije pero yo tengo que conocer esto, cómo es posible, esto tiene que ser falso. No, no, no. Vaya que no lo es.

No, no, no, no. La gracia es esta. Muchísima gente llegan hasta aquí pensando que esto será algún tipo de engaño y vienen para comprobar si es o no es un engaño. Lo que pasa es que, claro, de primera ya cuando entran en Google y ven las reseñas, algo ya ven que es verdad. Aparte que, claro, aquí se come muy bien, se bebe muy bien, la naturaleza es preciosa, pero además es que se encuentra en el mar.

Es que es lo más sorprendente, es que cuando uno va allí se encuentra el mar y no es ninguna mentira, es que está allí el mar. El mar en plena montaña Palentina, no cualquier mar además. No, no, no. El Mediterráneo. El Mediterráneo. El Mediterráneo. Mira, yo, mi familia, por parte de mi padre, eran valencianos. Sí, lo sé, lo sé.

Tengo el apellido Llopi. Claro, claro, claro. Yo ya nací aquí, pero no sé, creo.