Cowboys de medianoche "aunque no cuadraba nada del todo me emocioné muchísimo" f5u5j

Cowboys de medianoche con Luis Herrero. Es radio, en este sueño, radio sin radio, claro.

Muy buenas noches señoras y señores.

Estamos una semana más aquí para hablar de lo que nos gusta, del cine, de la cultura y de pasar el tiempo en general, aquí en su programa, en Cowboys de medianoche, en esta tertulia que se conforma por las personas que ya conocen ustedes. José Luis, buenas noches.

Buenas noches, ¿cómo estáis? Bueno, muy bien, como siempre. Eduardo Torres Dulce, buenas noches.

Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estáis? Pues bueno, como siempre también. Estoy viéndote aquí delante ahora mismo.

Y como no, nos acompaña hoy, por fin, hacía días que no venía, Eduardo Echamperi, Luis Alberto Cuenca, ¿cómo estás? Bueno, pues esperando este momento de gloria de todas las semanas.

Bueno, pues señoras y señores, esta noche vamos a hablar de lo que no hemos hablado nunca, mentira, siempre hablábamos de lo mismo, la verdad.

Vamos a hablar de cine, de cine y de cultura, si es claro.

Esta semana he tenido un sueño increíble, increíble.

Todavía cierro los ojos y lo visualizo.

De repente, bueno, estaba durmiendo una noche normal, el día no había sido tampoco nada del otro mundo, un día normal.

Por la noche me acosté y me dormí placenteramente y comencé a soñar y de repente aparecí en el plató de Cowboys de medianoche, en el estudio donde se graba Cowboys de medianoche.

Y no solo aparecí allí con toda la normalidad del mundo, sino que además Luis Herrero me dio paso a formar parte de la tertulia.

Bueno, esta semana también tenemos con nosotros a Sergi.

¿Cómo estás, Sergi? ¿Qué tal? ¿Has llegado bien, verdad? Sí, sí, claro.

¿Estás bien? Fenómeno, claro.

Vamos a comenzar ya, vamos a sacar el primer tema de esta noche, que será ¿qué película hemos visto esta semana? Es un sueño de verdad, es un sueño de verdad que se cumplió en sueños.

Y aquí traigo la transcripción un poco de lo que sucedió.

Yo me quedé pasmado porque me quedé como parado, claro, ¿qué voy a decir yo al lado de estos monstruos? Pero bueno, hice lo que pude, hice lo que pude y afortunadamente tengo el registro para que nadie diga que es mentira.

No, no, no, así sucedió.

Era el año 1976.

Llevo a una señorita al cine Bilbao a ver Taxi Driver.

Fijate tú, Taxi Driver.

Me pareció romántico.

¿Qué hay más bonito que Robert De Niro enseñando cómo espiar con los retrovisores? ¿Qué tal fue la cita? Se me ha echado los 20 minutos.

Dijo que había demasiada violencia y poca conversación.

Yo le respondí, eso es Nueva York, cariño.

Muy bien.

Luego a segunda cita.

Pero yo me quedé a verla dos veces más.

Yo también la vi un par de veces cuando la estrenaron.

Me encantó, me encantó.

Estas son las películas que más veces he visto.

Yo creo que es que...

Yo creo que todos nos hemos gustado mucho esta película.

Algo que es casi universal, de los que vivimos la época.

Seguimos la época y yo creo que todos comprendimos desde el principio que Taxi Driver era un punto de reflexión.

Fue un cambio absoluto.

Fue introducir una mirada distinta.

Hasta ese punto yo creo que nadie había profundizado tanto en la psique.

Yo creo que se había profundizado mucho antes ya.

¿Vamos a idealizar de esta manera? Es cortarse por esa película, digo yo.

Está muy bien, sigue estando.

A día de hoy sigue siendo muchísimo mejor que lo que se está haciendo.

Eso lo tenemos clarísimo.

Eduardo, ¿qué nos planteas ahora? Yo tuve una experiencia similar a la que ha contado José Luis.

Yo le propuse a una chica ir a ver Stalker de Tarkovsky como punto de partida para una relación seria.

Ella dijo que se sentía emocionalmente violada por el monólogo del guía.

Yo le dije, eso es cine.

Y ella dijo, eso es terapia no resuelta.

¡Ja, ja!