
En la última novela de Sara Mesa, Oposiciones (Anagrama, 2025), la protagonista expone los consejos de su mentora en el empleo al que acaba de acceder en estos términos: “[su mentora] entendía que aquel, el de las oposiciones, no era el plan más apasionante del mundo, que a lo mejor a mí, una chica en la flor de la vida, me tentaban más otros caminos, pero que lo que había ahí fuera era muy hostil, muy inestable, mientras que allí dentro, al menos, tenía una tranquilidad, eso era innegable. Yo se lo digo a la gente que aprecio, dijo, y por eso también te lo digo a ti, que lo importante en el trabajo es la seguridad y que luego, en el tiempo libre, vienen las aficiones, las distracciones y las pasiones, que normalmente no te dan de comer” (p. 62). Lo interesante de este intercambio confesional, que revela una clave sobre la decisión de vida es que se ha desplazado desde hitos que fueron parteaguas de otras trayectorias (la estrategia matrimonial, trabajar o estudiar, qué en ese segundo caso, cuándo tener hijos...) a la decisión de ponerse con las oposiciones. La protagonista de la novela ha accedido a un puesto eventual en una istración autonómica que encaja con la definición de “trabajos de mierda” de Graeber (https://ivoox.pelistorrent.net/pol-pop-01-politica-tiempos-de-audios-mp3_rf_49163362_1.html). No un trabajo precario, sino un trabajo sin sentido. Como toda persona que accede a un empleo de este tipo desde una clase inferior, la prota de nuestra novela no sabe si le ha caído el gordo o una condena. Duda de que, en cualquiera de los dos casos, lo merezca. Por otra parte, no ha adquirido experiencia alguna en el dinámico sector privado español y, como suele pasar con las protagonistas de Mesa, tampoco es la mejor campeona de su propia causa, así que encuentra pocos incentivos para querer perpetuarse en la función pública. En nuestra generación, nadie necesita cocinarse al fuego de las oposiciones por inducción. Más bien la gente se tira en largas filas y con toda fe a la olla, por lo general saltando de otra en ebullición desde el empleo privado. Al último lloro de clickbait liberal destacando que 7 de cada 10 trabajadores del sector privado cambiarían su puesto por uno en el público, Raimundo Viejo señalaba una evidencia: “¡los esclavos de las pirámides quieren ser escribas del Faraón!”. Si esta es una descripción fiable de las trayectorias vitales de nuestra generación, al menos en provincias y con todos las líneas de desigualdad de clase, género y situación istrativa que vertebran este campo, la cuestión es qué lectura política cabe. Si la expansión del empleo público es la única política socialdemócrata posible ¿cómo nos pensamos? La expansión del empleo público es parte de un conflicto central por la desmercantilización de espacios fundamentales para la vida. No cabe pensar en una mínima efectividad de nuestros derechos sin esa tendencia, como tampoco puede decirse nada malo de las estrategias de cada cual para reconquistar nuestra propia vida y producir algo con valor social. Sin embargo, a la buena salud de estas políticas contribuye también su alineamiento con la subjetividad neoliberal hegemónica, que sigue caminando sin descanso, una vez se ha bloqueado el afán globalista del neoliberalismo económico. Piensa la protagonista de la novela de este episodio: “Ahora entendía por qué quienes se presentaban a una oposición no hablaban de aprobar, sino de alcanzar una cima y ganar. Una oposición es una competición donde hay vencedores y vencidos, como una carrera de obstáculos, como una guerra. Solo ganan los más rápidos, los más listos, los más eficientes, los más disciplinados, los más obedientes, los que no se distraen, ni dudan, ni se entretienen ni se equivocan, los que nunca dan rodeos y ni jamás se entregan a ninguna flaqueza” (p. 116) Una política socialdemócrata consagrada a la responsabilidad individual, la competitividad, el sacrificio y la derrota de sí como puerta para la derrota de otros. Un compromiso entre conquistar espacios al mercado, garantizar derechos, cuidarse y cuidar, salvar la posición de las clases medias, sortear algún pase VIP entre las clases populares y mantener alta la valoración de activos como el mérito y la capacidad en tiempos de poder imperial. Entre el cierre de ciclo y el posicionamiento de piezas para el siguiente. Del que se vayan todos al que nos saquen la plaza. Ánimos sinceros con el estudio. 1a6s2j
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Bienvenidas, amigas y amigos, a Pol & Pop, tu podcast favorito de política, cultura y actualidad. Un podcast que realizamos en colaboración con El Salto Diario, un medio descentralizado y de propiedad colectiva, y que grabamos y editamos aquí, en la librería La Montonera, en calle San Pablo 26, de Zaragoza.
Temporada 6, programa 9, yo soy Raúl Rollo y con todos vosotros y vosotras, está vuestro analista favorito, mi amigo, mi colaborador, David Vila. Hola, ¿qué tal estamos? ¿Qué tal, David? Comienzo de primavera, vienen ya los programas fresquitos, veraniegos, ya un poco ropa suelta, menos abrigo. Sí, claro, también esto se da en el contexto de las etapas duras, de las etapas reinas de la montaña.
De la vida, ¿no? Sí, de la vida, que es el final de curso, el trozo este hasta Semana Santa. Luego, después, ya es un dejar de deslizarse hasta la cálida llegada del verano, y vamos a intentar que eso se note en los contenidos que siempre con ligereza y buen humor caracterizan a este programa. La ligereza y el humor, sobre todo. La ligereza, sí, es el signo de nuestra vida.
Recordad que nos podéis seguir en BlueSkype, en la cuenta arroba polapop, que tenemos también un grupo de Telegram, que sacamos un programa cada tres semanas y que, nada, si os gusta, darle like, suscribiros, todo el catálogo completo del mendigar contemporáneo en redes sociales. ¿Y de qué vamos a hablar hoy, David? ¿Cuál es nuestro tema? Tema fresquísimo.
Buf, tema de la alegría, o sea, la alegría de vivir a tope. O sea, el tema va de ser funcionario, ser funcionario o ser funcionaria, o mejor, lo que sería becoming funcionario, o sea, convertirse, irse convirtiendo en funcionario, que es lo que se ha llamado tradicionalmente oposiciones, que es lo que se ha llamado recientemente el libro último de Sara Pizarro.
Hola a todos y bienvenidos a otro vídeo sobre filosofía estoica. Hoy vamos a adentrarnos en un tema que ha sido fundamental en la filosofía estoica, la fortaleza mental.
Como aquí siempre nos gusta un poco tener como soporte un libro que habilite la conversación y que también permita como tener algo en común con vosotros y vosotros que nos escucháis, el libro que hemos elegido esta semana, con un pequeño cambio de tercio, porque hacía mucho tiempo que no traíamos una novela, que no fuese propiamente este episodio al que dedicamos recurrentemente a la ciencia ficción y los imaginarios futuristas.
Pero esto ya lo hemos explicado, además, ¿por qué? Porque no sabemos hablar de novelas.
Claro. O sea, porque no podemos jugar la turra aprovechando la novela. Es que ese es el problema clásico de hablar de novelas, que es que casi nunca se puede hablar propiamente del libro, pero esto ahora hablaremos de ello. Poniendo en común, pero perdón, el libro que hemos elegido para compartir esta semana es la última novela de Sara Mesa, Oposición, que ha publicado recientemente este último mes en la editorial Anagrama y que te parece si quieres comentamos un poco, ponemos en contexto quién es Sara Mesa, un poco qué ha escrito, de qué va la novela y luego hacemos un par de disclaimers que yo creo que van a ordenar la conversación, ¿te parece? Sí. A ver, yo creo que lo que viene al caso en esto, bueno, Sara Mesa es como una novelista, cuentista española súper reconocida.
De las escritorias contemporáneas más importantes del panorama literario español.
Sí, sí, tipo la adaptación de un amor, por ejemplo, al cine de Goycet es como acontecimiento cinematográfico. A mí me gusta especialmente porque hace una cosa que yo no me voy a dar que me he leído todos sus libros, pero vamos, para la cantidad de novelas y de ficción que suelo leer, me he leído Cocó bastante proporcionalmente, mucho más que de otras autoras contemporáneas.