PALABRA DOMINGO 25 MAYO 2025 303w5a

Bueno es dice su palabra que los hermanos estemos juntos en comunión en armonía y hoy hemos sido convocados por el señor para poder tener un tiempo de disfrutar en su casa de sus privilegios marco cuando oraba decía no te olvides de ninguno de sus privilegios así que yo te voy a invitar ahí en tu lugar donde estás pueda cerrar tus ojos un minuto vamos a orar le vamos a decir adiós que él hable hoy a nuestra vida padre en el nombre de Jesús vamos a ti en esta mañana agradeciendo tu amor tu compañía esa intervención que diariamente bendice nuestra vida gracias porque tú has quitado de nuestra vida el peso del pecado y nos has amado no siendo merecedores nos has hecho merecedor y te agradecemos por este bien por este favor más ahora quiero pedirte el señor que hables a través de tu palabra y que en este día este consejo señor de tu palabra sea de edificación y sea luz a nuestra vida que amamos te bendecimos y declaramos lo que tu palabra dice tu palabra dice que el que tiene oído para oír escuche lo que el señor quiere hablar a su iglesia gracias te amamos toda gloria es tuya señor todo lo que nos distrae lo atamos en el nombre de Jesús declaramos que este salón en el que hoy estamos señor está bendecido está santificado señor y todo lo que hacemos aquí tiene una sola razón de ser es adorarte a ti y bendecirte a ti tuya en la gloria y el reconocimiento para siempre te amamos y te bendecimos y damos gracias por este tiempo en el nombre de Jesús amén y amén puede un aplauso a Dios ahí por todo lo que hemos vivido por todo lo que hemos hecho en el señor gloria a Dios bien y también queremos agradecer al señor y dar una cordial bienvenida a todos nuestros hermanos que desde casa ya se unen a través de nuestras redes sociales como también a través de nuestra plataforma Dios les bendiga grandemente agradecemos y bendecimos a Dios por sus vidas que desde casa también nos acompañan en esta mañana también antes de comenzar quiero agradecer al señor y dar una cordial bienvenida a todos los amigos y familiares de Vanessa, junto con Fabricio, que hoy nos acompañan. Dios les bendiga.

Para nosotros es una alegría que nos acompañen en esta mañana. Podemos dar un aplauso a Dios por estos nuestros, las personas que hoy nos acompañan en esta mañana. Hoy quiero tomarme unos minutos, la verdad que no quiero ser tan extenso para hablar lo que quiero enseñar en esta mañana. Téngame paciencia, más de dos horas, no me demoro. Trataré de resumir. Pero de verdad es una bendición.

El ser llamados hijos de Dios no es algo tan simple. Es un nombre que nos da identidad y esa identidad nos entrega derechos. Y esos derechos, que son por misericordia, porque seamos honestos, ninguno de nosotros los hemos ganado, no hay mérito propio. Si no ha sido todo por su gracia, por su amor, por su misericordia, por la bondad de su amor, el que cada día podemos disfrutar y vivir alineados a una verdad y a un propósito eterno, que es el que Dios tiene en su voluntad para cada uno de nosotros.

Y bajo esta premisa y bajo esta base la que hoy quiero compartir, una palabra que por lo menos a mí durante esta semana ha edificado mi vida y creo que es la palabra que Dios puso en mi corazón para compartir con todos ustedes en esta mañana. Y quiero por favor que leamos Éxodo capítulo 14. Vamos a leer el verso 10 al verso 14.

Aquí lo vamos a proyectar en la versión Reina Valera 1960. Yo lo voy a leer en la nueva traducción viviente porque creo que da un poco más claridad respecto a lo que quiero enseñar en esta mañana. Dice así, mientras el faraón se acercaba, los irrealitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban.

Entonces clamaron al Señor y le dijeron a Moisés ¿Por qué nos trajiste aquí para morir en el desierto? ¿Acaso no habían suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto? ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos déjanos en paz, déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto.

Pero Moisés le dijo no tengan miedo, sólo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven jamás volverán a verlos.

El Señor mismo peleará por ustedes, sólo quédense tranquilos. Amén. Diga esto conmigo, me tengo que quedar