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Meditaciones diarias
1907. Temor filial de Dios

1907. Temor filial de Dios 3u4r16

30/5/2025 · 22:04
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Meditaciones diarias

Descripción de 1907. Temor filial de Dios 342n3f

Meditación sobre el Séptimo Don del Espíritu Santo: el Temor de Dios. No es temor carnal, ni el temor servil, sino el temor filial: temor a disgustar a nuestro Padre Dios. Efectos: vivo sentimiento de la grandeza y la majestad de Dios que nos lleva a adorarle con reverencia, hondo sentido de lo sagrado, horror al pecado propio y ajeno y sensibilidad exquisita para evitar cuanto desagrada a Dios. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/874295 27302f

Lee el podcast de 1907. Temor filial de Dios

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes.

Te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí. Santa Teresa de Jesús dice que ante tantas tentaciones y pruebas que hemos de padecer, el Señor nos otorga dos remedios, amor y temor. El más importante es el amor, pero el temor es también necesario. Vamos a hablar del don del Espíritu Santo que se llama Temor de Dios.

No sé si habéis visto esa película tan buena, me parece a mí al menos, aunque ha sido un poco discutida, que se llama Silencio de Martín Scorsese, si no recuerdo mal. Ahí se narra la historia de los mártires cristianos en Japón y se ve muy bien cómo le esforzaban a apostasar pisando una tablilla donde había una representación de Jesús y cómo el pie les temblaba y no eran capaces de pisar la tabla de nuestro Señor por un temor reverencial que a la vez es amor. No pueden, no pueden hacerlo, aunque les costara la vida. Es un ejemplo fantástico del don de Temor de Dios, el temor a ofender a nuestro Padre Dios.

El Temor de Dios ocupa el primer peldaño en la escalera que sube al cielo, como vimos ayer. Decíamos también con aquellas palabras de proverbios que el Temor de Dios es el inicio de la sabiduría. Es un grado de amor, el ínfimo sí, pero es amor y es fruto de la fe porque nosotros reconocemos a Dios como nuestro Creador y Señor y sentimos un temor reverencial que nos lleva a obedecerle porque sabemos que Él es Creador y nosotros criaturas y Él puede mandar y nosotros debemos obedecer y sabemos que es justo y por tanto nos puede castigar merecidamente si no le obedecemos.

Tú mismo, Señor, nos animas a cierto temor bueno cuando, por ejemplo, en el contexto de tus enseñanzas, animando a confiar en la bondad de Dios, que cuida de los pajarillos y de los lirios del campo, pues dices no tengáis miedo a los que matan el cuerpo y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quien tenéis que temer. Temed al que después de la muerte tiene poder para arrojar a la Jehena infierno. Jehena era como llamaban los judíos al infierno. A ese tenéis que temer, os lo digo yo.

El mismo Señor nos anima a un tipo de temor que aunque no sea el más perfecto es un temor válido, el miedo a irnos al infierno. Bueno, no todo temor es bueno, sólo el que tiene un motivo sobrenatural. Entonces hay un temor mundano como por ejemplo que puede ser el temor al mal físico o el temor a las desventajas sociales que incluso puede ser malo porque nos puede disponer pues abandonar a Cristo en cuanto a la fidelidad a Él suponga una pequeña contrariedad y eso por ejemplo es cuando nos dejamos llevar por los respetos humanos, la vergüenza que me vi aunque soy cristiano y disimulo o cuando no soy capaz de dar la cara por Cristo. Bueno pues eso es un temor malo que no tiene nada que ver con el don del Espíritu Santo.

Hoy en la primera lectura el Señor dice a Pablo no temas, sigue hablando y no te calles pues yo estoy contigo. El Señor le previene contra ese temor mundano que no tiene nada que ver con el don de temor del Espíritu Santo. Luego hay un segundo tipo de temor que es el temor servil, el temor de un siervo que es así llaman los padres de la iglesia el temor a las penas del infierno.

Es bueno porque aunque sea imperfecto nos ayuda a no pecar o a salir del pecado. En la Iglesia Estés dice que expulsa el pecado. Puede ser el inicio de la conversión sobre todo de aquellas almas mundanas y por tanto como toda conversión puede ser el comienzo de una vida de amor. Recuerdo hace muchos años que una persona, un chico en un colegio mayor pues

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