PALABRA VIERNES 16 MAYO 2025 Reunion de Mujeres 262c6a

Estaba haciendo memoria y nosotras como mujeres esfata, esta es nuestra tercera reunión en tres años más menos.

Como esfata tenemos dos, pero tenemos un tiempo más juntas.

Entonces, cuando la pastora se acercó a darme esta misión de compartir la palabra, yo le dije, Mari, ya lo sé, el señor ya me había dicho.

Pero yo tenía la idea de las otras dos reuniones.

La primera la hicimos en la casa de Mari, las que estábamos ahí, ¿se acuerdan? Éramos poquitas.

La segunda la hicimos en la iglesia, en el casino.

Tampoco éramos tantas.

Entonces yo dije, bueno, el próximo devocional va a ser también así de relajado.

Pero como el señor es bueno y él hace lo como él quiere, nos tiene aquí, somos muchas.

El comienzo de muchas, gracias al señor, amén, yo lo creo.

Pero eso hace que me ponga más nerviosa y eso es bueno también, porque hablar del señor es una gran responsabilidad, pero una gran honra también.

Y para hablar a mujeres, de mujeres, es superfácil, dije yo a la primera, mujer virtuosa que él la vaya, para todas nosotras.

Y yo dije, o cantares, vamos a los cantares donde el señor nos dice, amada mía, paloma mía, hermosa mía, también, dije yo, es un bonito mensaje, sí.

Pero el señor me dijo otra cosa.

Y si el señor me dice otra cosa, es porque esto tiene que partir de aquí para allá primero.

Así que, ahí donde está, cierren sus ojitos, vamos a orar por la palabra del señor.

Amado señor, gracias, gracias por este tiempo de un consejo de tu voz, gracias, señor.

Yo rindo mi humanidad ante tu presencia, señor.

Y sé tú el que da el consejo que necesitamos, amado señor, porque te necesitamos.

Somos muy necesitadas de ti, amado padre.

Bendice, señor, nuestros corazones.

Señor, unge mis labios, porque soy instrumento de tus manos solamente.

Señor, y que la verdad de Cristo para cada una de las necesitadas que hemos llegado aquí se revele en esta tarde, tarde-noche ya.

Por Jesucristo nuestro salvador, amén.

Al seguir pensando en mujeres, yo me crié en Las Dorcas.

Y Las Dorcas lo que, al contrario de mi pastor, nunca me le tuve tanta mal a la oración.

Sí, como me crié en Las Dorcas, allá era el sistema donde me crié, o hacíamos una oración y nos parábamos.

Hacíamos otra oración y nos teníamos que parar.

Se hacían como alrededor de unas ocho oraciones más o menos, Pablo.

Sí, mala palabra.

Entonces, eso como que me aburría un poquito, porque hay que abrodillar, si parece, porque no la hacíamos todas de una, decía yo.

Pero bueno, el señor sabe.

Y con el tiempo, con el muy poquito tiempo, no crea que con los años, pero este poco tiempo he aprendido a amar la oración.

Pero no es de la oración solamente que le voy a hablar.

Vaya su Biblia al Evangelio de Lucas, o escuche.

En el Evangelio de Lucas, en el verso dieciocho, capítulo, perdón, capítulo dieciocho, verso ocho, en el nombre del Señor, dice Lucas dieciocho ocho, en la Reina Valera.

Primero voy a leer.

Os digo que pronto les haré justicia.

Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? Eso me preguntó el Señor a mí.

El Señor estaba hablando a su pueblo y estaba hablando, lo anterior a esto, estaba hablando sobre la mujer que va ante el juez injusto.

Que iba, dice la palabra, a golpear de día y de noche.

Para que le hiciera justicia, porque tenía una necesidad esta mujer.

Y necesitaba que este juez le respondiera.

Es una parábola que el Señor enseñó.

Y necesitaba que le trajera respuesta a su petición.

Así como tal vez usted también necesita respuesta a muchas peticiones.