Meditación y conferencia: “Restablecer el orden interno”, con Paqui Martín 3n5x35

Amigos, ¿qué tal? Bienvenidos. Me siento muy feliz de poder acompañaros en este espacio de meditación, de reflexiones.

Y hoy vamos a reflexionar sobre un tema bastante importante y es cómo restablecer nuestro orden interno.

Porque seguramente habremos dedicado buena parte de nuestra vida a restablecer el orden a nuestro alrededor.

Como lo hacemos cada día con nuestra casa, con nuestra agenda.

Pero, ¿qué ocurre con el orden en nuestro interior? Seguramente es el más importante y lo tenemos olvidado.

Restablecer el orden interno implica alinear y armonizar los aspectos físico, mental, espiritual en nuestro interior para alcanzar un estado de mayor equilibrio y mayor bienestar.

Y para conseguirlo es fundamental regresar a nuestro estado natural de sentir que somos mucho más que un cuerpo, que nuestros pensamientos.

Además somos un alma, una conciencia, un ser.

Y existen una serie de cualidades intrínsecas al alma que sanan y restauran nuestro organismo y todo nuestro interior.

Como son la paz, el amor, la alegría, la felicidad, la fortaleza, la pureza.

Todo eso también está conectado con nuestra autenticidad y con nuestra verdad.

Al conectar con nuestro ser verdadero reconectamos también con el núcleo de nuestro orden interno.

Porque vamos a comenzar seguramente a desapegarnos de tantas influencias externas.

Así como de sensaciones que no nos benefician tanto como son el dolor, la queja, la incertidumbre, el rencor, la tristeza.

Todo eso son debilidades que enferman el alma.

Y terminan también enfermando nuestra mente, nuestro cuerpo.

Así que es esencial como seres humanos que regresemos a ese núcleo, a nuestra verdadera esencia y desde ahí restablecer nuestro orden interno.

Hoy vamos a repasar cuatro sencillos, muy sencillos, ya lo veréis.

Cuatro pasos que nos van a ayudar en este proceso.

Al primer paso lo vamos a llamar organización.

Para organizarnos, fijaos que sencillo, es una cuestión solo de sumas y restas.

Por ejemplo, si de 24 horas que tiene el día las dedicamos, 8 para dormir, 8 para nuestro trabajo.

Incluso vamos a poner dos horas para cocinar, porque cocinar nuestro propio alimento y alimentarnos bien es muy importante.

Dos horas para desayuno, comida y cena, más o menos así, repartido dos horas.

Una hora podemos dedicar para hacer deporte, para caminar.

Y aún nos quedan tres horas, fijaos que interesante, todavía nos quedan tres horas.

Donde la prioridad debería ser estabilizar, reajustar nuestro estado interno.

Por eso, al segundo punto lo vamos a llamar aplicar o incorporar en nuestra vida, podemos hacerlo incluso a partir de mañana, un ritual matutino.

Ese ritual matutino comienza con levantarnos, ducharnos y, por ejemplo, en lugar de ir corriendo a tomar un café, porque tenemos que ir a un sitio u otro.

O conectarnos con pantallas que distorsionan nuestra concentración desde ese primer minuto de la mañana.

¿Qué tal si comenzamos el día sentándonos unos minutos para sentir nuestra respiración, estabilizar nuestro estado, programar quizás una, dos cosas, tres como máximo para ese día, no más? Lo que hacemos en esas primeras horas de la mañana definitivamente determina cómo será el resto de nuestro día.

Así que ese tiempo, ese tiempo que puede ser desde dos minutos o cinco minutos o diez minutos o medio.