
JUEGOS PERVERSOS - PARTE 4 (Audio Corregido) 29703l
Descripción de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 4 (Audio Corregido) 591g70
Sabía bien que Rogelio estaría duro; después de todo, su erección había estado presente desde que se sentó en su regazo y había podido sentirla perfectamente en su trasero. Pero era muy diferente eso a tocarla con la mano. La tela del pantalón de Roger la mantenía a salvo de quemarse, pues de seguro su pene tenía que estar tan caliente como la llama de las velas que los alumbraban... ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1539967 3r3b3d
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Tus fantasías más prohibidas están aquí. Relatos calientes. Hoy presentamos.
Juegos perversos. Parte 4.
«Bien, es mi turno», dijo Bárbara, llamando la atención de todos.
La cabeza de Lucía seguía dándole vueltas. Poco a poco, el alcohol que había bebido sin medida comenzaba a hacer estragos en su cuerpo. Se sentía algo mareada y algo le decía que si no dejaba de abusar del tequila, no tardaría en encontrarse mucho peor. A su alrededor, todos los demás se veían tan bien afectados por lo que estaba pasando en aquel juego. Bueno, con excepción de Lorena, quien parecía más feliz que nunca. Sonriendo de oreja a oreja, mientras echaba un vistazo a su alrededor. «Voy a seguir eligiendo verdad», dijo Bárbara.
«Sí, ya sé que no es muy valiente de mi parte, pero no quiero arriesgarme ahora mismo. Tal vez después. Todos ustedes saben que si siguen eligiendo verdad, el mazo se acabará y al final solo podrán elegir reto, ¿cierto?», dijo Lorena, contenta. «Lo sé, pero...» Antes de que Bárbara pudiera seguir respondiendo, todos se sobresaltaron por el repentino sonido de llamada de un teléfono, que retumbó por toda la sala. «Lo siento, es el mío», dijo Lorena, a la vez que alargaba la mano para tomar su teléfono móvil de la mesa de centro. «Qué extraño.
No sé quién pueda ser a estas horas». Todos los ojos presentes la miraron, unos con curiosidad, otros con lujuria. Cuando al fin tomó el teléfono y vio quién la estaba llamando, su gesto cambió por completo. Gracias a la luz del mismo celular, Lucía pudo ver cómo la sorpresa se dibujaba en su rostro para luego pasar a algo muy parecido a una sonrisa. Una de perversa satisfacción, no como la de entretención que había mostrado la mayoría del tiempo durante el juego.
«Lo siento, tengo que responder esto, no tardo», dijo mirándolos a todos. «Tardaré un poco, pero no sigan jugando sin mí. Ya vuelvo». Tras decir eso, se puso de pie y contorneando sus caderas, se marchó por la penumbra del pasillo hasta entrar en una de las habitaciones y cerrar la puerta de golpe. Su actitud dejó a todos los presentes perplejos, con el rostro lleno de curiosidad y de sorpresa. No entendían por qué se había ido de esa manera tan sospechosa.
Miraron a Rogelio, cuestionando sin palabras. Pero este seguía con el mismo rostro impasible de un borracho con poca capacidad de discernimiento, y simplemente hizo un gesto con los hombros.
Debe ser una de sus amigas, Lucía no estaba segura de que tuviera razón. Y a juzgar por la mirada de Antonio y Bárbara, también tenían serias dudas de eso, pero nadie se atrevió a decir nada. La reacción de Lorena al mirar la pantalla de su teléfono y la decisión de esconderse para responder la llamada los hacía pensar que, o algo andaba mal, o tenía un secreto que no quería compartir con ellos. Cualquiera fuera el caso, no tenían derecho a indagar en la vida privada de nadie, así que se mantuvieron en silencio.
Lucía se puso de pie. Necesitaba descansar un poco, pues su trasero ya le dolía de tanto estar sentada en las piernas de Roger. Tenía que relajar su cuerpo unos segundos, o no aguantaría ni diez minutos más. Por suerte, la última prueba de Rogelio lo había alejado de sus correrías bajo su vestido, por lo que nadie tendría que haber siquiera sospechado de que algo había pasado entre ellos. Un secreto que ella estaba dispuesta a llevarse a la tumba.
Se acercó a la gran ventana de la sala y echó un vistazo por ella. Afuera, la lluvia seguía cayendo con la misma intensidad, y la calle estaba casi en completa oscuridad. Ninguna casa tenía electricidad, y las únicas luces eran los faros de un coche a unos cuantos metros de distancia. Seguramente algún vecino las había encendido para alumbrar un poco el vecindario.
Miró fijamente durante unos segundos, esperando que los demás pensaran que de verdad estaba interesada en lo que pasaba afuera, cuando en realidad lo que poblaba su mente era ese juego que estaban jugando. Sobre todo la forma en que poco a poco iba interesándose en él, y cómo había pasado de odiar aquel divertimento a esperar su próximo reto con cierta ansiedad. Se maldijo a sí misma por esos pensamientos, y trató de concentrarse en la lluvia, en los relámpagos y truenos, esforzándose para que la hicieran olvidar cualquier indecencia que pudiera pasar por su mente.
Comentarios de JUEGOS PERVERSOS - PARTE 4 (Audio Corregido) 5n4o65