Encíclica sobre el Corazón de Jesús (DILEXIT NOS 2ª parte) 5l5u2s

Dilex in Nos, segunda parte. Sabéis que también el retiro de Adviento también fue sobre la encíclica Dilex in Nos. Allí más bien yo desarrollé lo que podían ser los tres primeros capítulos. Si algo quiero subrayar de la charla anterior es que sobre todo yo creo que me centré en el primer capítulo en el que hablaba del concepto del corazón.

Cuál es el concepto que utiliza la encíclica sobre la palabra corazón. La encíclica apuesta por decir que tiene plena actualidad y una actualidad muy grande hablar del corazón de Jesús y la tesis que mantiene en la encíclica es que el corazón es símbolo, es imagen de la interioridad, de la interioridad.

Yo allí elegí, pues creo que es muy ilustrativo, el lema de Saint John Irwin Newman para entender lo que la encíclica entiende por corazón. El lema de Saint John Irwin Newman es cor ad cor locuitur, el corazón habla al corazón, es decir, es la intimidad de Jesucristo que se te comunica, se revela, se comunica y tú estás llamado a recibirlo no de manera superficial sino a conectar desde tu intimidad, desde tu interioridad.

Ese lema cor ad cor locuitur creo que es muy, ayuda mucho a entender que entendemos por corazón, es la interioridad del corazón de Cristo. Estamos llamándonos también a no tener una recepción superficial sino desde nuestra propia interioridad, comunicarnos con él corazón a corazón y comunicarnos también entre nosotros con ese nivel de profundidad. Podríamos decir que la tesis que mantiene Dilek Sin Nos en su primer capítulo es que el corazón es casi sinónimo del concepto de persona, es la interioridad que habla y se comunica contigo.

Bueno, pues partiendo de eso, que eso lo explicamos en la charla anterior, vamos al capítulo cuarto y quinto. El capítulo cuarto es el que hace el recorrido bíblico y el recorrido histórico de la devoción al corazón de Cristo. Ya el inicio de la encíclica ha subrayado que el título elegido, Dilek Sin Nos, es un título que está subrayando el núcleo del querigma, Nos amo, es lo nuclear del querigma, ha sido tomado como título de la encíclica.

Pero bueno, si tuviésemos que, no voy a hacer en esta charla un recorrido detenido de todo el recorrido bíblico que hace la encíclica, pero si tuviésemos que elegir dónde está la cumbre, la cumbre bíblica de la imagen del corazón de Cristo, pues creo que podríamos elegir el Evangelio de San Juan, sin duda. El Evangelio de San Juan que creo que para muchos padres de la iglesia ha sido denominado como el corazón de las sagradas escrituras, curiosamente.

No sé si sabéis que San Agustín dice que el corazón de las escrituras es el capítulo del Evangelio de San Juan y el corazón del Evangelio de San Juan es el capítulo 17, la oración sacerdotal de Jesucristo, así lo explica él. San Bernardo, sin embargo, dice que el corazón de las sagradas escrituras es el momento en el que Jesús, en el que Juan, el discípulo amado, reclina su cabeza en el corazón de Cristo. Dice ese es el núcleo más íntimo de las sagradas escrituras. Así lo afirma en una expresión bellísima de San Bernardo de Claraval.

Bueno, ¿cuáles podemos decir que son como la cumbre de ese recorrido bíblico? A ver pues, Juan 7, 37, el que tenga sed que venga a mí y beba, de su seno brotarán manantiales de agua viva.

Jesús se presenta como aquel que es elevado en la cruz y es fuente desde su costado para dar de beber al mundo. El mundo tiene sed, el mundo tiene sed y el corazón de Cristo es la fuente desde la que se sacia esa sed del mundo. Madre Teresa de Calcuta quiso que en todas las capillas de sus hijas esté puesto allí, tengo sed, como el momento nuclear donde ella entiende que el corazón de Cristo tiene sed de nuestro amor, de nuestra respuesta.