
Descripción de Cine y Abuelos 556q4b
El abuelo de Heidi no aparece en este episodio lleno de abueletes de cine, unos entrañables y otros no tanto. ¡Atentos a nuestros colaboradores especiales de hoy! 1x702s
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenidas forasteras y forasteros a El Bueno, El Feo, El Crítico.
Hoy... Oye, qué bonito, ¿no? Qué bonito, por fin un tema con ternura, ¿no? Sí, hombre, después de retretes, vómitos, partos... Está bien, ¿no? De vez en cuando.
Está bien. Hoy, cine y abuelos.
Aunque algo me dice que esto al final no va a ir por lo de rotero, que...
Habrá abuelitos buenos y abuelitos malos, también.
Habrá de todo, ¿no? Porque, hombre, cuando uno se pone a pensar la figura del abuelo en el cine, te empieza a llegar como el olor a tarta de manzana o nanas a las horas de dormir, paseos por el parque de la mano.
Pero la verdad es que luego, en verdad, las cosas no son así.
A mí mi abuela nunca me ha hecho ninguna tarta de manzana.
Que directamente no me gusta la tarta de manzana.
A mí sí.
Pero han hecho cosas mejores, ¿no? Eso te iba a decir, pero en cambio sí que me acuerdo de los rojitos que hacía mi abuela.
O mi otra abuela que me preparaba cocorrones de pan con aceite para merendar.
Pues esas cosas sí me acuerdo.
Pero la verdad es que creo que está un poquito el tema, porque nosotros siempre tenemos unos abuelos que se suelen dar mucho en el cine, ¿no? Sí.
Y las cosas son un poquito distintas, ¿no? A mí, por ejemplo, mis abuelos no eran precisamente de los cuentos de los hermanos Grimm, ninguno.
Ni nada de esto.
Pero sí, me han dejado enseñanzas, me han dejado anécdotas, guardo muy buenos recuerdos de ellos, gracias a Dios conocí a los cuatro.
Pero ya te digo, si tú te dicen que pintes en Pichonari, un abuelo no pinta a los abuelos que yo tenía.
Sí, pero también, a ver, los abuelos que tú has tenido, los que hemos tenido todos, ¿no? Porque entramos en lo que decimos siempre, ¿no? Que está como la realidad condicionada muchas veces por el cine norteamericano.
Parece que el abuelo de las películas norteamericanas es el abuelo idea o el abuelo tipo.
Sí, exacto.
Más o menos creo que eso es lo que, como siempre o casi siempre, influye en las ideas que tenemos de cualquier temática que sea.
Bueno, sea como sea, vamos hoy con este cine y abuelos y abuelas, que lo dedicamos a nuestros abuelos y nuestras abuelas y los abuelos y las abuelas de la actualidad, que tienen mucha importancia en esta sociedad, que todo hay que decirlo.
Bueno, pues, a ver, yo, para mí, abuelos y narrativa, y desde el punto de vista de la experiencia, bajo la más profunda subjetividad, para mí abuelos y narrativa están totalmente conectados.
Os digo por qué.
A ver, yo tengo, he tenido, ya solo me queda una abuela, pero he tenido una relación magnífica con mis abuelos.
Sobre todo con mi abuela es de la que voy a hablar hoy porque es la que, de alguna manera, me conectó con la literatura sin ella saberlo.
Mi abuela no era especialmente culta, sabía leer y escribir, y en la época que le tocó vivir, eso ya podía ser considerado un éxito.
Tampoco era una lectora empedernida, nunca la vi leer un libro, solo cocinar y limpiar, es lo que hacía mi abuela.
Sin embargo, como he dicho, sin ella saberlo, era una experta en literatura oral.
Contaba chascarrillos y anécdotas para todos los gustos, algunas de dudoso gusto, por supuesto, mis favoritas.
Y, sobre todo, fue mi primer o con la literatura.
Uno de los momentos favoritos del día, cuando éramos pequeñitos, de los largos veranos que pasábamos en Almería, mi hermano, mi primo y yo, era cuando nos metíamos en la cama con mi abuela y antes de dormir nos contaba cuentos.
Además, me parece maravilloso que los cuentos se cuentan, no se entiende el sustantivo sin su verbo.
Caperucita roja, los cabritillos y el lobo, pulgarcito, el zapato corre, mi favorito.
Y un sinfín de historias que, como la teoría indica, tenían un gran porcentaje de recuerdo y memoria y un no menos gran porcentaje de invención propia e improvisación, que era mérito de mi abuela.
Y, por eso, para mí, abuelos y narrativa no solo están profundamente vinculados, sino que son dos conceptos que yo no puedo entender el uno sin el otro.
Pues mira, qué bonito que hoy nos has regalado un poquito de ti, hombre.
Hoy nos está quedando un programa fino.
Bueno, esa imagen que tú dices me recuerda a la imagen primera que se nos ocurre cuando miramos en el cine, ¿no? A nadie se le puede olvidar los cuatro abuelos compartiendo cama en la versión de La fábrica de chocolate de Tim Burton.
Todo el mundo piensa en el narrador de La princesa prometida, del que luego hablaremos, personajes entrañables como las abuelas de Miguel en Coco.
Recordemos que el nombre de la película Coco no es el del protagonista, sino es como el apodo de su bisabuela.
O abuelos postizos que también despiertan esa ternura, como el señor Carl en Up, que sin ser abuelo se convierte un poquito en un abuelo de todos.
Lo mismo que pasa con otros muchos personajes de avanzada edad, que sin llegar a ser abuelos siempre cobran ese peso y ese parentesco ficticio tanto dentro de la película como hacia nosotros.
En este punto diría que hoy vamos a tener un programa ya por lo que trata la temática un poquito especial y es que vamos a tener muchos colaboradores y colaboradoras.
Y van a ser niños.
La primera niña es una niña de ocho años, que se le están alargando mucho los ocho años, pero que se mantiene eso, una niña de ocho años y que ya colabora con nosotros.
Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org
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