[53] "LA BATALLA DE NULN" Warhammer El Fin de Los Tiempos 5s401l

El orgullo de Null, los industrializados talleres de munición de la ciudad, se habían ido, hundidos en el abismo negro. Fue un desastre a gran escala, los muros cayeron, las vigas de madera se rompieron como ramas. En algunos lugares el suelo se dobló sobre sí mismo, aplastándolo todo en una avalancha de piedras, escombros y tierra. Se elevó una nube de polvo de ladrillo. Miles de obreros, vigilantes, herreros y trabajadores del metal murieron al instante, en un gran colapso. En cierto modo, ellos fueron los afortunados.

Las últimas rocas todavía no se habían asentado y las paredes todavía se tambaleaban. Cuando los excaven comenzaron a moverse. Habían esperado en túneles adyacentes en el fondo del gran pozo. Algunos habían esperado quizá demasiado cerca, ansiosos por el botín, y fueron aplastados. Pero tales colapsos de túneles eran esperados. Los equipos de tuneladoras de disformidad que sobrevivieron abrieron camino por los nuevos escombros que bloqueaban su paso. En cuestión de instantes, las hordas, cubiertas de polvo de ladrillo, se arrastraron por el caído barrio de la ciudad.

Algunos hombres que sobrevivieron intentaban salir por los escombros, salpicados de polvo.

No tenían la más menor idea de lo que había sucedido, suponiendo que un terremoto había derribado la ciudad. Las rocas aún caían del borde del precipicio y una nube, impenetrable de polvo, se había asentado sobre todo. Los enjambres de excaven fluyeron sobre los escombros caídos. Cayeron sobre los supervivientes en una ráfaga chirriante. Guiados por equipos de ingenieros brujos que usaban anteojos, los equipos de caza peinaban las ruinas.

Con su agudo sentido del olfato, los excaven podían descubrir a los heridos, o aquellos que se encontraban bajo muchos pies de escombros caídos. Sin embargo, no era una presa fácil lo que buscaban, sino más bien un material, la pólvora negra. Los excaven sabían que este material explosivo había sido almacenado en polvorines, protegido del fuego o explosiones por paredes de piedra gruesa. Se tendría que mover mucha roca antes de que estos ricos beneficios pudieran ser retirados.

Aunque la búsqueda de pólvora negra era la máxima prioridad, la oportunidad de un rico festín y botín de naturaleza más carnosa resultó demasiado tentadora para muchos excaven. Aquellos humanos heridos y vapuleados que lograban liberarse de los restos fueron rápidamente atrapados y consumidos por los excaven. En algunos lugares, los guardias tuvieron tiempo de sacar sus armas, pero la poca defensa que pudieron reunir fue dispar y desorganizada.

El plan de Zanquol para hundir todo el sector de la ciudad aseguró que ningún refuerzo humano pudiera alcanzar a los caídos. El despiadado saqueo fue ininterrumpido. Los ingenieros con máscaras respiratorias encontraron las grandes pilas de escombros que una vez fueron las fundiciones de Krupov. Con látigos y sacudidas eléctricas hicieron que legiones de esclavos movieran las piedras y se precipitaran para alcanzar la preciosa pólvora negra.

En la ciudad, el Pandemonium gobernaba la noche. La mitad de los ciudadanos de Null corrieron a sus casas, atrancaron las contraventanas y cerraron las puertas. Rogaron a sus dioses sobrevivir a la noche, que sus enemigos pasaran de largo. El resto de los ciudadanos