11-05-2025 Mis ovejas - 10 Minutos con Jesús 286j2b

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

Seguimos todavía con la alegría de la elección del nuevo mapa. Y fíjate qué bonito porque este domingo se celebra el domingo del buen pastor. Y si el domingo pasado, no sé si te acuerdas, el evangelio hablaba de cómo Jesús le preguntaba a Pedro, ¿me amas? ¿me amas? Y él le contestaba, apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas, pastorea mis ovejas. Indicando que somos suyos, que él nos ha comprado con su sangre, que nos ha creado, que él nos está sosteniendo, que somos como su oveja, sus ovejas, su rebaño. Pues hoy, en este domingo del buen pastor, digamos que de alguna manera continúa el discurso.

Y entonces Jesús comienza a decir. Y qué bonito es pensar que es el primer domingo del Papa León XIV. Hoy a las doce, doce hora italiana, el Papa se asomará al balcón de la plaza de San Pedro, desde los apartamentos papales, que es por donde va a vivir, por lo visto. Y ahí rezará al ángel y se dirá unas palabras. Bueno, pues no me lío que el evangelio de este domingo destaca las características de las ovejas de este buen pastor. Y Jesús dice, mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen y yo les doy la vida eterna. Qué enumeración tan bonita, ¿verdad? Mis ovejas escuchan mi voz.

Si quieres saber si eres de Cristo, si eres de su rebaño, pues es muy sencillo. ¿Tú escuchas la voz del Señor? Por ejemplo, ahora que estás con estos 10 minutos con Jesús, vale, me estás escuchando, pero estás escuchando también la voz del pastor, la voz del Señor. Permites que, a través de lo que yo te diga, o de los momentos de silencio, y en otros muchos momentos de tu vida, vaya hablando. Piensa que la voz del pastor es muy suave, como nos explica aquel episodio conocido del profeta Elías en el primer libro de los reyes, como una brisa suave. No está en la tormenta, no está en el fuego, no está en el terremoto, sino que está en la brisa suave.

Y por eso requiere cierta pausa, concentración, atención, finura de oído para escuchar su voz.

Tu voz, Jesús, es sinfónica también, porque no utilizas un solo instrumento, sino el conjunto de muchos medios para hablarnos. A veces nos hablas a través de la Escritura, en la predicación de la iglesia, en la conciencia, que es el sagrario donde tú habitas, allí también nos hablas. Desde luego nos hablas a través de los demás, y especialmente las personas que tú has elegido para que estén a nuestro alrededor y te representen, sacerdotes, los padres...

A veces, Jesús, nos hablas a través de acontecimientos, cosas que nos pasan, y que uno se queda como pensando ¿qué significa esto? Y lo bonito es que es sinfónico, que eso que te ha pasado, de repente encuentra su significado en la Escritura que has leído, te recuerda aquello que te dijo tu abuela, o resuena en tu corazón con unas palabras concretas de la Escritura. Es como sinfónico, a veces es como una sinfonía, si te dicen, oye, cántame la quinta sinfonía de Beethoven, y uno dice, pues sí, puedo hacerlo, pero claro, no sé si lo que está sonando en el momento eran violines, violonchelos, timbales, trompetas, flautines, fagots, todo junto, son muchos instrumentos, pero es una sola melodía, la que queda en mi corazón, así es tu voz, Jesús, mis ovejas escuchan mi voz.

Y luego sigues diciendo, y yo las conozco, qué bonito es ser conocido, qué desagradable ser desconocido, ¿verdad? Que nadie te conozca, a veces si dos personas se enfadan, le puede decir uno al otro, mira, tú no eres nadie, a ti nadie te conoce, o los jóvenes que están deseando hacerse influencers, y que todo el mundo les conozca, y les reconozca por la calle, pero incluso en el pequeño mundo, en el día a día, qué bonito es ser reconocido, cuando un niño pequeño, cuando un bebé te conoce, y le miras, y te dice, ay mira, me ha reconocido, ha puesto una cara, ha dicho mi nombre, sabe quién soy, estos días con el Papa Francisco, yo tengo aquí a una amiga que es de Perú, y estaba feliz porque, porque ya le conoce, pero bueno, no sé si él le conoce a ella, qué bonito es ser conocidos, por las personas a las que amamos, y tú Jesús nos dices que, si escuchamos tu voz, tú nos conocerás, es decir, te fijarás en nosotros, nos prestarás a ti y a nosotros.