La Viuda Negra de Patraix 713l8

Bienvenidos un día más a la Crónica Oscura, un podcast en el que os cuento las leyendas, los crímenes y las historias de terror más perturbadoras de la historia.

Hoy vamos a situarnos en el 16 de agosto del año 2017.

Una pareja accedió al garaje de la calle Calamocha, en el barrio de Patraix, en Valencia.

Cuando llegaron a la última planta, unas manchas sobre un coche captaron su atención y al acercarse descubrieron el cuerpo sin vida de un hombre tendido en el suelo.

Así se dieron cuenta de que esas manchas sobre el coche, que inicialmente habían pensado que eran restos de una bebida, eran en realidad manchas de sangre.

La policía confirmó que la víctima, Antonio Navarro Cerdán, yacía en un charco de sangre con seis heridas de arma blanca, una de ellas muy cerca del corazón.

Las llaves de su coche y de su casa estaban junto a él y el forense confirmó también que el cuerpo presentaba rigidez, lo que significaba que el crimen había ocurrido horas antes.

No había señales de robo ni forcejeo y todas las heridas estaban en puntos vitales, sugiriendo que el único objetivo del agresor era acabar con su vida.

Lo que parecía un asesinato sin móvil claro se transformaría en una compleja trama de engaños, infidelidades y manipulación.

En este nuevo episodio de La Crónica Oscura voy a contaros el caso de la Viuda Negra de Patraix.

Pero antes de meternos de lleno en esta historia, recordaros que podéis seguir y puntuar el podcast si queréis conocer más historias como esta y que si no queréis perderos nada también podéis activar la campana de notificaciones.

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Y ahora sí, dicho todo esto, no me enrollo más y comenzamos directamente con el caso de la Viuda Negra de Patraix.

Antonio, conocido en su ciudad natal como El Caldós, que era un apodo familiar, era vecino del inmueble que se encontraba sobre el garaje.

Tenía 35 años y trabajaba como ingeniero civil en Requena, una localidad cercana, en una empresa de conservación de carreteras.

La mañana del 16 de agosto salió de su casa con la intención de precisamente ir a trabajar.

Eran las 8 menos 20 de la mañana cuando bajó al garaje para coger su coche y salir hacia Requena.

En un momento un desconocido lo atacó, le asestó 6 estocadas y terminó con su vida casi en el acto.

No sería hasta horas más tarde que unos vecinos del mismo bloque descubrieron su cuerpo.

La policía intentaba averiguar quién de su entorno podía tener motivos para terminar con su vida, pero sus jefes, compañeros y amigos aseguraban que Antonio era una persona excepcional.

Amable, simpático, divertido, buen amigo.

Todas las personas con las que hablaron los investigadores lo querían y apreciaban muchísimo.

Los agentes también hablaron con la mujer de Antonio, María Jesús Moreno Cantó, una enfermera de 26 años a la que todo el mundo conocía como Maje.

La pareja se había casado apenas 11 meses antes del crimen.

Maje de hecho fue una de las primeras personas con las que pudieron hablar, ya que bajó al garaje cuando la policía todavía se encontraba allí.

Con ella, Antonio llevaba sin contestar a sus mensajes desde hacía un buen rato y eso no era para nada habitual.

Cuando llegó a casa de trabajar, los vecinos le comentaron que había pasado algo en el garaje y ella, sospechando que podía haberle pasado algo a su marido, bajó de inmediato.

Fue al día siguiente cuando Maje acudió a prestar declaración a la comisaría.

Los investigadores la vieron afectada, destrozada, completamente en shock, no podía parar de llorar.

Pero había algo en ella que no les terminaba de encajar, ya que además de que estuvo constantemente pendiente del móvil, Maje dio una imagen de su marido y de su relación muy diferente a la que habían dado sus amigos, compañeros de trabajo y familiares.

Principalmente contó que Antonio era celoso, posesivo, controlador y que tenía muy mal carácter.

A los investigadores, como os he dicho, no les terminaba de convencer nada de lo que estaba contando esta mujer, así que cogieron a su mejor amiga, Rocío, que la había acompañado a la comisaría, y la metieron en otra sala para tomarle declaración.

Sería ella la que terminaría confesando que Maje le estaba siendo infiel a su marido con otro hombre, un tal José, a quien había conocido en una fiesta meses antes del crimen.

Todos sabemos que los móviles más habituales cuando se comete un crimen son el amor, el dinero y la venganza, así que cuando se descubrió esto los investigadores del grupo de homicidios decidieron seguir indagando en esa línea.