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Buceando el Evangelio
VI Domingo Pascua: El Dios que nos da su PAZ.

VI Domingo Pascua: El Dios que nos da su PAZ. 1k6f6c

22/5/2025 · 13:20
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Buceando el Evangelio

Descripción de VI Domingo Pascua: El Dios que nos da su PAZ. j6s25

oy contemplamos de nuevo a Jesús rodeado por los Apóstoles, en un clima de especial intimidad. Él les confía lo que podríamos considerar como las últimas recomendaciones: aquello que se dice en el último momento, justo en la despedida, y que tiene una fuerza especial, como si de un postrer testamento se tratara. Nos los imaginamos en el cenáculo. Allí, Jesús les ha lavado los pies, les ha vuelto a anunciar que se tiene que marchar, les ha transmitido el mandamiento del amor fraterno y los ha consolado con el don de la Eucaristía y la promesa del Espíritu Santo (cf. Jn 14). Metidos ya en el capítulo decimoquinto de este Evangelio, encontramos ahora la exhortación a la unidad en la caridad. El Señor no esconde a los discípulos los peligros y dificultades que deberán afrontar en el futuro: «Si me han perseguido a mí, también a vosotros os perseguirán» (Jn 15,20). Pero ellos no se han de acobardar ni agobiarse ante el odio del mundo: Jesús renueva la promesa del envío del Defensor, les garantiza la asistencia en todo aquello que ellos le pidan y, en fin, el Señor ruega al Padre por ellos —por todos nosotros— durante su oración sacerdotal (cf. Jn 17). Nuestro peligro no viene de fuera: la peor amenaza puede surgir de nosotros mismos al faltar al amor fraterno entre los del Cuerpo Místico de Cristo y al faltar a la unidad con la Cabeza de este Cuerpo. La recomendación es clara: «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Las primeras generaciones de cristianos conservaron una conciencia muy viva de la necesidad de permanecer unidos por la caridad. He aquí el testimonio de un Padre de la Iglesia, san Ignacio de Antioquía: «Corred todos a una como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, a un solo Jesucristo que procede de un solo Padre». He aquí también la indicación de Santa María, Madre de los cristianos: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). 2x4x1g

Lee el podcast de VI Domingo Pascua: El Dios que nos da su PAZ.

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Buceando el Evangelio. Pues todos bienvenidos a un nuevo episodio de Buceando el Evangelio. Hoy sexto domingo del tiempo de la pascua y comenzamos como siempre escuchando el evangelio que hoy San Juan nos regala. Dijo Jesús a sus discípulos, el que me ama guardará mi palabra y mi padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras y la palabra que estáis oyendo no es mía sino del Padre que me envió.

Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado pero el paráclito, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy, no la doy yo como la da el mundo, que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir, me voy y vuelvo a vuestro lado. Si me amarais os alegraríais de que vaya el Padre porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.

Saludos a todos vosotros y a vuestras familias. En este domingo como el domingo pasado Jesús también nos vuelve a preparar para la solemnidad del próximo domingo, la ascensión del Señor.

La ascensión va a ser un antes y un después también a los discípulos, como fue justamente el Viernes Santo, como fue justamente después de la surrección. Jesús los vuelve a llamar, les reenvía a la misión inicial, pero como Jesús después de estos días de apariciones, de encontrarse con los discípulos, como Jesús conoce el corazón de los que envió, de sus amigos, de sus discípulos. Por eso les dice que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde.

Ser cristianos con Cristo físicamente no fue fácil, ya lo sabemos nosotros. Después de la surrección fue una alegría, porque Cristo seguía estando con ellos físicamente. Ahora pasa que Jesús se va a despedir terrenalmente, pero no espiritualmente, porque Jesús nos va a enviar al Espíritu Santo, al Paráclito, a nuestro Defensor, con una misión muy clara, la misión de enseñarlo todo y recordar todo lo que nos ha dicho. Porque hay cosas que a los discípulos, incluso después de la surrección, no comprendieron del todo.

Antes de la Pascua casi nada, después de la Pascua a comprender algo. Y a través del Espíritu Santo es cuando vamos comprendiendo poco a poco la fe. Esta fe que con Cristo físico puede ser más llevadero. Sin Cristo físicamente, como los apóstoles, ¿qué comienza a surgir? Pues como nos pasa a nosotros. Temores, muchas preguntas, muchas dudas, muchos interrogantes. ¿Seré posible? ¿Seré capaz? ¿Seré valiente? ¿Dejaré de ser cristiano? ¿Dejaré de creer en Jesús? Tantas preguntas que nos inunda nuestra mente sobre todo.

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