Tras las huellas de Oxirringo. Aqueología bíblica. Documental. 1991. 6j2u66

Una expedición hispano-egipcia que financia el egiptófilo Jordi Gloss excava por segundo año consecutivo en la zona a la búsqueda de la milenaria ciudad. Los trabajos se centran en la necrópolis de Oxirrinco, un lugar en el que durante mil años los egipcios enterraron a sus muertos.

Las pirámides de Giza erigidas por los faraones Keops, Kefren y Niferinos son el más conocido de los monumentos funerarios egipcios.

Muy cerca en Saqqara se encuentra la más extensa de las necrópolis egipcias.

Allí está la pirámide escalonada de Zoser, construida hace unos 2.700 años.

También en Saqqara, en la tumba de Unas están los textos de las pirámides, primera representación en jeroglíficos de la preocupación por la vida eterna que sentían los antiguos egipcios. Lo que pretendían ellos era conseguir que el cuerpo del difunto permaneciera a través de los siglos totalmente incorrupto, de forma que su espíritu pudiera descansar y revivir en la eternidad dentro de su cuerpo.

Era tal su preocupación para este tema que llegaron incluso a crear las imágenes del doble, es decir, que no son más que figuras que doblan la imagen del mismo difunto, con el motivo de que si por cualquier motivo la imagen, la momia, perdiera su perdedoridad, pues el espíritu pudiera revivir dentro de este doble.

El Bagnassa, 190 kilómetros al sur de El Cairo. Aquí se cree que estaba Oxyrrinco.

No es fácil imaginar que las calles polvorientas ocultan el esplendor de una ciudad documentada arqueológicamente desde la dinastía Saíta, unos 600 años antes de Cristo. Una ciudad que sería célebre más tarde, a finales de la época romana y durante la cristiana. También fue aquí, en pleno desierto, donde los árabes culminaron la conquista del Alto Egipto, el año 639.

Los campos que rodean Oxyrrinco continúan siendo fértiles. En buena parte ello se debe a la acción de los campesinos, que sistemáticamente arrancaban la materia orgánica de la tierra. Esta búsqueda propició a principios de siglo la aparición de miles de papiros. Como contrapartida, arrasó literalmente los yacimientos arqueológicos.

Josep Padro, profesor de la Universidad de Barcelona, es el director por parte española de la expedición.

A pesar de que las ruinas de la ciudad de Oxyrrinco fueron identificadas y visitadas por primera vez a principios del siglo XIX, por Viván de Non, a pesar de esta circunstancia, la ciudad grecorromana y Afortiori, la ciudad faraónica, siguen siendo muy mal conocidas.

La única actuación, un poco coherente, anterior al momento de nuestra llegada, fue la de Petri, en los años 20, cuando además de sus excavaciones en la necrópolis, también realizó algunos trabajos en la ciudad.

En concreto localizó una columnata, que fotografió, que se encontraba por aquella zona de allá, de la que aún quedaban algunas columnas en pie.

También localizó esta columna que tengo en mis espaldas, con una inscripción en griego que recogió, y finalmente, quizá sea lo más interesante, también localizó el teatro, en el cual realizó varios sondeos.

Como muchos lugares de Egipto, Oxyrrinco sufrió los saqueos de excavadores clandestinos.

Ello provocó la intervención de la Organización Egipcia de Antigüedades, que en 1982, promovió unas excavaciones que sacaron a la luz una necrópolis.

Un cementerio que se utilizó ininterrumpidamente, desde tiempos faraónicos, en los siglos VII y VI a.C., hasta el final del periodo copto, ya en el siglo IV de nuestra era.

Esta zona de la excavación es, sin duda, la necrópolis principal de la antigua Oxyrrinco. La parte más antigua, el espacio cronológico más antiguo de la necrópolis, corresponde a época faraónica, probablemente a época sahita. El segundo espacio corresponde a la época romana, y ocupa la mayor parte de los restos visibles de la necrópolis, en estos momentos. Y el tercer espacio corresponde a época copta, y sus restos se encuentran siempre a nivel superficial, sobre los restos romanos, esencialmente.

En la primera campaña que la Fundación Kloss realizó en 1992, se descubrieron varias tumbas, una de ellas simbiólica.