Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Las LLamas del Pecado
Seduciendo a un extraño. Capítulo 4

Seduciendo a un extraño. Capítulo 4 2y722p

8/4/2025 · 02:00:22
0
1.7k
0
1.7k
Las LLamas del Pecado

Descripción de Seduciendo a un extraño. Capítulo 4 3v4t5r

Hundidos en aquel mar de lujuria, la parejita dará la bienvenida a un nuevo compañero para sus fechorías. _____________________________________________ Hola! Ayúdame uniéndote a Ivoox desde los siguientes enlaces: * Anual https://www.ivoox.vip/?-code=c7cb5289b6e940372f0f816d1de4fe6e * Mensual https://www.ivoox.vip/?-code=9af38537eef891dabb408d0e292f3c38 *Plus https://www.ivoox.vip/plus?-code=208ff5ca551218eda9d25aad9113bc8c k15g

Lee el podcast de Seduciendo a un extraño. Capítulo 4

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Las Llamas del Pecado, tu programa de relatos eróticos más caliente en español.

Si te gusta el contenido, suscríbete. Y si te encanta, hazte fan desde el botón azul, apoyar y acceder a todo el contenido extra. Ahora, disfruta del episodio.

Hoy presentamos, Seduciendo a un extraño.

Capítulo 4 Aquella noche no hubo más sexo y el martes lo hicimos una sola vez y de una forma de lo más clásica, en la postura del misionero, primero yo y luego él. Parecía que no le queríamos hacer daño a Ana. No queríamos abusar de ella y del culo ni hablar. Lo habíamos hecho casi al límite de la hora final de ese día.

Ella le pidió que se quedara a dormir con nosotros, seguro que para hacerle ver que aquel pequeño bajón no era en absoluto por él, sino por un sentimiento de relajación de los tres. Ana dispuso que esa noche durmiéramos los tres en cuchara, yo el primero mirando hacia la pared, ella abrazada a mi hija viera abrazado a ella. Durante un buen rato noté sus manos en las tetas de Ana, pero quién no tocaría esas tetas teniendo ocasión de hacerlo.

«Ponte la polla hacia arriba y encájala entre mis nalgas», le dijo ella. Al poco me quedé dormido.

El miércoles cuando volví a casa, está presentado un aspecto lamentable.

«Hola cielo, no veas cómo está todo, ¿no?», le pregunté. En la entrada del salón se encontraba parte de los muebles del despacho y la puerta de nuestro dormitorio, todos ellos envueltos en cartones. También había cartones sueltos por el suelo. Han llegado un poco más tarde, han venido tres operarios y dicen que no tardarán mucho en tener terminada la instalación.

Javier está con ellos. Ella no se había cambiado y aunque no lo veía suponía que Javier tampoco, así que decidí no hacerlo yo hasta que se fueran. Me acerqué a la habitación donde estaban trabajando.

«Hola Javier, buenas tardes a todos». Él estaba en la entrada para no interferir en las labores de los tres instaladores, que se afanaban en el montaje de todo aquello. «Hola Diego, menudo follón ¿verdad? Pero en un par de horas terminan». Me quedé un rato viendo lo que hacían, pero estábamos molestando porque no paraban de ir y venir al salón, así que me fui con mi novia de nuevo. «¿Quieres un café?», me dijo ella. «Claro, nos lo tomamos en la terraza que estaremos más tranquilos.

Siéntate que te lo hago yo misma. ¿Qué tal hoy el trabajo?». «Muy bien, ya me he hecho con el puesto. No es nada complicado y creo que he caído bien a mis compañeros». «¿Y a las compañeras también, cabrón?». Solté una carcajada. «¿Una es muy mayor? Así que descártala». «Sí, pero la otra es muy joven. Que no me entere yo, eh. Que te la corto, ya sabes. Tú no valoras lo bueno que estás, que hasta Cris no para decirme la suerte que tengo. La muy guarra te tiene ganas».

Seguí riendo. «Oye que tú tienes compañeros muy apuestos y yo no digo nada». «No, es lo mismo, además a ti no te importa que yo caliente a un compañero». «Serás zorra, claro que me importa. ¿Te cae bien alguno?». «Ya estás pensando con la cabeza de abajo», dijo soltando una carcajada. «Sí, pero nunca me dices nada de ellos cuando te pregunto. Mira, el único buen horror es Alberto, pero es un puto mujeriego con todas menos con las compañeras, ya lo conoces. ¿Te gustaría follártelo algún día? Yo y cualquiera de nosotras, pero tengo novio, cornudo, pero tengo».

Nos fuimos a la terraza con los cafés y nos sentamos en la mesa de jardín, bajo la pérgola, hacia una tarde muy agradable y allí se estaba muy bien. «Estás conforme con que solo follemos con Javier. ¿Por qué lo dices? ¿Sigues pensando en Alberto? Sería un buen candidato para ti». «Ni loca, prefiero a Javier. Pero yo digo de follar con los dos. No sé, ya te digo que es el mejor que tenemos allí, pero primero que no creo que lo quiera hacer conmigo, segundo que mucho menos con los dos y tercero que vimos con Javier.

Sería cuestión de tantearlo, lo podríamos hacer cuando él no estuviera aquí o en su casa. Y para tantearlo le digo que sí quiere follar conmigo». Me eché a reír. «¿Tú no sabes el potencial que tienes con tu cuerpazo? Ese Alberto se está haciendo pajas pensando en ti desde que te conoció».

«No puede ser, cielo. Estamos muy bien así. Anoche me dormí muy pronto, tu corazón».

Comentarios de Seduciendo a un extraño. Capítulo 4 63g73

A
Te recomendamos
Ir a Pareja y relaciones