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Relatos Sexuales Liberales
La cuidadora de mi vecina tiene hambre.

La cuidadora de mi vecina tiene hambre. 5r662n

29/5/2025 · 15:14
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Relatos Sexuales Liberales

Descripción de La cuidadora de mi vecina tiene hambre. 2f3f6v

La cuidadora de mi vecina tiene hambre. Me desnudo para calentar a la cuidadora de mi vecina. Nada hacía sospechar la hambrienta maestra que se escondía detrás de ese aspecto tan anodino. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex fuente / autor https://www.todorelatos.com/relato/233359/ 2e415f

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Ahora sí, comencemos.

La cuidadora de mi vecina tiene hambre.

Me desnudo para calentar a la cuidadora de mi vecina.

Nada hacía sospechar la hambrienta maestra que se escondía detrás de ese aspecto tan anodino.

De locos el mamazo que me ha pegado la cuidadora de mi vecina sin verlo venir.

Ya sabéis que me gusta sacar la salchicha a pasear fingiendo nudismo, cuando se puede, para poner nerviosas a las féminas cercanas.

Sé que la mayoría prefiere algo más útil, pero me da absolutamente igual.

A mí me da morbo sacar la minga a pasear y también obtengo muy buenos resultados.

Pues la cosa es que a mi vecina la asiste una sudamericana que tendrá unos cincuenta y pico años.

Una mujer bajita, morena de piel, cara redonda.

Ya sabéis, un arquetipo más bien andino.

Está un poco entrada en carnes, tiene culo grande y tetas grandes, todo en proporción.

Se viste de manera bastante normal, sin llamar la atención y con el pelo recogido en un moño.

La señora no está mal para su edad porque se mueve más que el tanga de una coja y ya había notado alguna vez que me la cruzaba que me sonreía mucho y que, dependiendo de la ropa, pues que me miraba los brazos y el pecho.

Yo sé que los jueves por la mañana Gladys, que así se llama la mujer, sale a tender la colada.

Y yo me había pedido libres el jueves y el viernes para tener un puente larguete.

En estas que oía Gladys que salía a tender la ropa y pensé voy a calentarle el morro, que seguro que se le ponen los dientes largos cuando me vea el rabo.

Me puse los auriculares grandes, queda más creíble para hacerse el distraído, me sobé muy poquito el rabo para darle tamaño, ya estaba morcillón ante la antelación del desnudo ante una mujer que sé que me desea.

Y salí móvil en mano y con el sipote inflamado.

Abro la puerta y enseguida noto por el rabillo del ojo que Gladys se gira para ver si era yo o Nuria quien que salía a la terraza.

Mirando el móvil doy un par de pasos hacia donde estaban los calzoncillos y me pongo frente a Gladys, que no se movía.

Aparto la mirada del móvil y veo a Gladys que seguía tendiendo ropa y con la cabeza girada para mirarme el rabo.

Buf, morbazo ya no sólo que le guste, sino que sea tan descarada.

Me quito los auriculares y saludo de forma casual.

Hola, Gladys.

Más buenos días señorito Lucas, ¿no va usted un poco fresco? Me dice mientras me vuelve a mirar mi hinchado cimbrel.

Cuanto más me lo mira, más noto que la sangre fluye hacia él.

Recojo un par de cosas con parcimonia que disfrute del espectáculo.

Sí, hoy hace bastante calor.

Más en efecto, lo hace.

¿Pero no le da vergüenza que puedan verle los vecinos tal y como Dios lo trajo al mundo? No mucho, la verdad, pero si a ti te molesta me voy para adentro y para nada.

¿Cómo me iba a molestar? Ya en mi vida vi muchos hombres desnudos.

No me escandalizo.

Me alegro entonces.

No quiero incomodarte.

Más hay, jovencito.

La belleza nunca incomoda.

Ojalá todos los que he visto y veo desnudos estuvieran así.

Me sigue mirando el culo, el rabo.

No se corta ni media.

Yo sigo con parcimonia recogiendo todo esto, quiero que se deleite bien con mi cuerpo.

El elefante en la habitación es mi polla que ahora está más dura que cuando he salido al principio, y no dice nada, pero le gusta porque no para de mirar.

Y cuanto más descaro, más sangre acude a la entrepierna.

Qué pereza me da recoger la ropa, luego toca doblarla para meterla en los cajones.

Demasiadas veces pienso que sería lo mejor meterla hecha un burruño en el cajón.

Más jajaja que gandul.

¿Quiere que le ayude a plegar la colada? Pienso en tenerla cerca, con la polla bien dura y en alto mientras doblo la ropa y un hormigueo me recorre la espalda, el culo y los huevos.

Fluye más sangre todavía a mi rabo, pero tengo que hacer la pregunta para ahorrarme posibles dramas, venga.

Espera que me visto un poco para estar más presentable.

Más jajaja, no se atreva.

Es lo único que me motiva.

Jejeje, vale, de acuerdo.

Mi miembro está duro como un cacho de madera.

Hasta me late de la excitación.

Según me voy, Gladys no parar de mirarme el culo, le da igual que yo gire la cabeza parar mirarla.

Su descaro es una puta ambrosía que voy a tener muy en cuenta en el futuro.

Entro en casa y la ropa la tengo apilada encima de la mesa del salón.

Apenas la he dejado oigo el timbre, miro a través de la mirilla y veo a Gladys.

Le abro la puerta quedando totalmente desnudo y erecto frente a ella.

Miro rabo totalmente desafiante y gordo la mira a la cara.

Ella me saluda, me lo mira y sonríe.

Le digo que pase y acepta la invitación.

Me hago a un lado y ella pasa.

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