
Sábado 17 mayo - Juan 14, 7-14 - "Quien me ha visto a mí al Padre" 62m3p
Descripción de Sábado 17 mayo - Juan 14, 7-14 - "Quien me ha visto a mí al Padre" 5e4f17
Miremos a Cristo y reconozcamos en Él el rostro del Padre, aceptando su amor y su entrega como guía para nuestra vida. o3p5c
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¿Quién me ha visto a mí? Ha visto al Padre.
Del Evangelio según San Juan. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos Si me conociéreis a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice, Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica ¿Hace tanto que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? ¿Quién me ha visto a mí? Ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre que permanece en mí, Él mismo hace las obras.
Creedme, yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo, el que cree en mí también Él hará las obras que yo hago y aún mayores porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre yo lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
La razón de ser de la vida de Cristo es darnos a conocer a Dios.
Decirnos, mostrarnos cómo es, darnos a conocer que es Padre y que nosotros somos hijos.
Darnos a conocer que somos amados, incondicionalmente.
Darnos a conocer nuestra grandeza que brota de nuestra afiliación divina.
Y por supuesto, entregar la vida por todo ello, por nosotros porque es que el amor de Dios es inmenso hacia cada uno de nosotros.
Entonces se hace hombre, nos muestra el rostro del Padre y da la vida por nosotros.
Por eso el Señor dice, oye, ¿queréis saber cómo es el Padre? Pues mire a mí, fijaos en cómo actúo y sobre todo, ved que daré mi vida por vosotros.
Entonces cada uno de nosotros hoy, en este sábado, podríamos preguntarnos ¿cómo es Dios? Y la respuesta es como se manifestó en Jesucristo.
Entonces en Jesús vemos a un Dios increíblemente cercano.
Él es el Creador y Señor, infinitamente superior al ser humano, al que le debemos sumisión y obediencia, pero tremendamente amoroso.
De hecho, de hecho, San Pablo dice que se hizo uno de los nuestros.
Por eso, por esas razones, por esto podemos tratar a Dios con toda confianza, sabiendo que el amor que nos tiene es inmenso.
A veces pensamos en Él como en un ser inaccesible, al que tenemos que calmar la ira, al que no podemos enfadar por lo que pueda pasar.
Pero es que Dios tiene un corazón enamorado de ti, desea tu felicidad y quiere regalarte el cielo.
Y así como te imaginas y ves a Cristo, así es Dios.
Cristo es el rostro del Padre.
Por eso le dice, oye Felipe, quien me ha visto a mí, Felipe, ha visto al Padre.
En este sábado celebramos a un gran santo, San Pascual Bailón, que nació el 16 de mayo del año 1540 en la ciudad española de Torrehermosa, en Aragón.
Sus padres le pusieron el nombre de Pascual por haber nacido en la Pascua de Pentecostés.
De joven, Pascual se dedicó al pastoreo de ovejas y aprendió a leer y a escribir de manera autodidacta usando la Biblia.
Su más grande amor durante toda su vida fue la Eucaristía.
Decía el dueño de la finca a la cual trabajaba como pastor, Pascual, que el mejor regalo que le podía ofrecer él a este chaval era permitirle, bueno, este chaval, este que fue santo, era permitirle asistir algún día entre semana a misa.
Desde los campos donde cuidaba las ovejas, San Pascual podía ver la torre de la iglesia del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba para adorar al Santísimo Sacramento desde la distancia.
Y cuentan que un día otros pastores le oyeron gritar ahí viene, allí está, y cayó de rodillas.
Después él contó que había visto a Jesús presente en la Sagrada Hostia.
Fue lo que se conoce como el milagro de la aparición de la Eucaristía.
Y tras este hecho, San Pascual pidió entrar en la orden franciscana.
Como religioso franciscano, sus oficios fueron siempre los más humildes, portero, cocinero, mandadero, barrendero.
Pero su gran especialidad fue siempre su amor inmenso a Jesús e Eucaristía.
Falleció el 17 de mayo del año 1592.
Fue canonizado en el año 1690.
Celebramos también a San Adrián, no San Adrián, sino San Adrión, Martir del Siglo IV, y a Santa Restituta, Virgen y Martir.
Yo creo que a veces cuando se le pregunta a alguno oye, ¿cómo le queréis llamar a vuestro hijo? Y ponen nombres rarísimos.
Oye, cógete el martirologio y encontrarás nombres maravillosos.
Pues hoy, por ejemplo, Restituta, que es una santa
Comentarios de Sábado 17 mayo - Juan 14, 7-14 - "Quien me ha visto a mí al Padre" 2w1k3d