Las Rutas del Rock EP198: Pink Floyd 384u6y

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Entonces la tierra tembló.

Un tremor surgía de las profundidades.

Algo desconocido.

Algo que inquietaba el alma.

Llegaron entonces los movimientos.

Durante días antes de la gran erupción.

Años antes los sismos habían destruido edificios públicos, casas lujosas y pequeñas habitaciones donde el pueblo intentaba dormir de su ajetreo diario y las malas pagas.

Pero ahora ya estaban acostumbrados.

Seguro se trataba de Vulcano.

El dios que desde las profundidades de las montañas agitaba sus largos brazos para mover la lava y con ello crear el mejor hierro para las armaduras de los legionarios.

Quienes recientemente habían tomado el control de Jerusalén bajo las órdenes del emperador Tito.

Una explosión cimbró primero al aire y después llegaría la caída constante de ceniza que comenzó a cubrir los rayos de sol que se encontraban primeramente detrás de aquel volcán que ocultaba a los dioses.

Quienes molestos se preparaban para reclamar nuestra falta de humanidad hacia aquellas personas menos afortunadas.

El 24 de octubre del año 79 de nuestra era el Vesubio, ubicado al sur de Italia arrasaría varias villas de ricos patricios romanos y sus familias así como dos de sus ciudades veraniegas más importantes Pompeya y Herculeano.

Cuando entrar en erupción expulsando más de 1.5 millones de toneladas de roca pulverizada ceniza y lava por segundo con una energía térmica que equivaldría a la explosión de 100.000 bombas atómicas como las que estallaron en Hiroshima y Nagasaki.

El Vesubio dejaría a 6 metros bajo tierra a estas dos ciudades romanas cuyo número de víctimas ha sido imposible de calcular aunque recientes investigaciones mencionan que podrían haber sido más de 13.000 personas.

Dos días durante los cuales el Vesubio se encargaría de borrar poco a poco de la historia a Pompeya de la cual a la fecha se han recuperado más de 1.000 impresiones de restos humanos cuyo último movimiento quedaría registrado de lo que significaba el fin del mundo.

Y cuando las ruinas de esta ciudad fueron descubiertas en el siglo XVI certeza sobre lo que era la vida en un mundo acabado por un desastre natural pudo ser apreciada.

Y su anfiteatro, construido alrededor del año 70 antes de nuestra era con capacidad de hasta 20.000 asistentes recibiría a una de las bandas de rock psicodélico, espacial y progresivo más importantes de la historia para ofrecer un mítico concierto para todas las almas que fueron destruidas en un momento único y terrible.

Pink Floyd durante cuatro días filmaría la interpretación de tres canciones al igual que pasajes de ellos caminando entre los vestigios de una rica urbe cuyas voces dejaron de ser escuchadas y que todavía tratan de surgir debajo de tanta ceniza volcánica.

Rodeados por el equipo de sonido, los técnicos y el personal de filmación dirigidos por el cineasta Adrian Maven además del silencio ensordecedor de más de 20.000 almas pompeyanas y pompeyanos nos encontramos con Roger Waters que hacía estallar las cuerdas de su bajo como si se tratara de cada una de las exhalaciones del Vesubio mientras que la batería de Nick Mason hacía estallar sus platillos mientras que David Gilmour comenzaba a interpretar una salvaje guitarra solista que eran rodeadas por las diferentes texturas que los teclados y piano de Richard Wright interpretaba En One of These Days, Pink Floyd parecía enfundarse en la piel de la madre naturaleza o en aquella del dios vulcano, quien desde las entrañas de la tierra misma se adentró en el Vesubio para recordarle a la humanidad que es de ella, de ellos, el planeta Tierra y que cuando quieran acabarán con nosotros La voz robótica de Nick Mason nos decía que uno de estos días nos iban a cortar en pequeños pedazos y eso fue lo que hizo el Vesubio y Pink Floyd nos tradujo el poder y el tormento con el cual el mundo llegó a su fin aquella tarde del 24 y 25 de octubre del año 79 después de Cristo Bienvenidos a Las Rutas del Rock hoy tenemos para ustedes la banda sonora de la película original