Relatos Salvajes: El Ferrari negro de Maradona 717019

Aquí comienza Café Carlovich.

Bienvenidos, amigos y amigas del fútbol retro, del fútbol vintage, del fútbol nostálgico, en definitiva, del fútbol de ayer, que tanto nos gusta recordar hoy.

Y bienvenido, como no, un día más, a mi gran amigo Marcos Rojo.

¿Qué tal, Marcos? ¿Qué tal, Toni? Pues muy contento, porque hoy, además, no estamos solos.

Así es, hoy estamos ante, lo primero, un relato salvaje, pero un relato salvaje muy especial, además de por el contenido que traemos, como siempre, sobre todo por la innovación del formato y porque nos acompaña.

Quiero dar la bienvenida y agradecerle mucho que acepte la invitación a Café Carlovich, a David Mosquera, muy conocido en redes por su sobrenombre, por su nickname, Renaldiños.

David, muchas gracias por venir.

Gracias a ustedes, Toni, Marcos, por invitarme.

Decía antes de entrar a grabar que le pregunté a Marcos si de verdad se llamaba Marcos Rojo, porque es igual que el futbolista, y le decía que hoy en día no es algo muy bueno llamarte así, al menos en Argentina, y si eres hincha de boca.

Hace unos años, quizás, era bueno.

Tuvo tiempos mejores, el Central.

Sí, sí, bueno. Aquí no es algo que llame tanto la atención, pero sí que es verdad que en Argentina… Bueno, estuviste no hace mucho, ¿no, Marcos? Por el barrio de La Boca, precisamente, además.

Sí, sí, y alguna vez he recibido alguna solicitud de amistad en Facebook pensando que igual era el jugador.

Dime que tienes una camiseta de boca con el dorsal o de Argentina o de Manchester United, algo con el dorsal de Marcos Rojo.

No, no, no lo he explotado nunca eso.

No lo he explotado nunca y, mira, por lo que dice, casi hago bien no haberlo explotado porque ahora quedaría con la camiseta esa, ¿no? Bueno, David, que además de ser un grandísimo relator de fútbol, analista, colabora en grandes medios, bueno, colabora en la Pachanga tuitera, que lo primero que queremos de aquí, David, es agradecerte esa recomendación que nos hicisteis desde la Pachanga. La verdad que, bueno, llevamos muy poquito con este proyecto, apenas, todavía no llegamos ni al medio año siquiera y la verdad que, bueno, nos llegó al corazoncito futbolero porque, bueno, nos hizo muchísima ilusión, la verdad, esa recomendación. Así que muchas gracias en nombre de los dos.

Por favor, eso para que la gente que está viendo esto se suscriba, ponga like y comente porque a mí me apareció en Recomendados, me lo recomendó mi algoritmo de YouTube, yo tengo muchas cosas de fútbol, obviamente, y me lo recomendó.

Así que que comente la gente, que se suscriba y que haga todas esas cosas para que llegue a más este podcast, llegue a más gente.

Funciona el algoritmo, funciona.

Muchas gracias, desde luego, desde luego.

Y esta semana, además, he visto que lleváis a una persona que iro mucho, Rafa Cabalera, lo tengo pendiente para escucharlo, le escucho semanalmente en Cadenacer junto con Gal de Reguera en el espacio de por hoy y, vamos, dos personajes que la verdad me fascinan en cuanto a conocimiento, cómo mezclan, además, diferentes mundos, ¿no? Literatura con fútbol.

Lo tengo pendiente de escuchas para esta semana.

Está contento hoy, Rafa, con la victoria de Barcelona, está pletórico.

¿Está más contento hoy o ayer? ¿Cuándo crees? Y es una muy buena pregunta, yo creo que está más contento por lo de ayer.

Yo creo que está más contento, es verdad, está más contento por la derrota de Madrid que por la victoria de Barcelona.

Bueno, va por barrios y va por semana, la semana que viene lo mismo, ya sabemos cómo fue esto, o sea que hay que esperar, hay que esperar.

Pues, Marcos, si te parece, comenzamos con este relato porque hemos venido como que traemos un contenido bastante mainstream, digamos, y bastante llamativo.

¿De qué vamos a hablar hoy, Marcos? Pues vamos a hablar de un jugador que estoy seguro, lo sé, que a David le gusta mucho, vamos a hablar de Madonna, vamos a hacer un relato salvaje dedicado a él.

Vamos, en primer lugar, a ambientar el capítulo.

Vamos a tratar de imaginar una escena.

Estamos en el medio de la oscuridad, en una madrugada de verano, años 80, y escuchamos un rugido así gutural de un motor que atraviesa las calles desiertas del elegante barrio de Posilipo, al suroeste de España.