Programa realizado el 27 de mayo de 2025. 351k70

Buenos días, amigos. De nuevo estamos con ustedes con el programa 14 de 2025 y que tiene el número 322. Desde nuestro estudio, con la ilusión de siempre, realizaremos este programa y sobre todo agradeciéndoles, como siempre, su fidelidad. Muchas gracias. Saben que estamos en directo los martes de una a dos y que nuestra radio lo repite los domingos y lunes y en la madrugada por si están desvelados. Muchas gracias, amigos.

Un día más y no descansaremos de hacerlo para que nuestros amigos valencianos sigan levantando esa provincia maravillosa y que desde Madrid seguiremos enviándoles fuerza para que continúen en la lucha de la recuperación de esa tierra maravillosa. Y ahora, ahora vamos a comenzar el programa para escuchar a nuestras compañeras y lo vamos a hacer con nuestra querida Lola Mantecón. ¿Qué tal, Lola? ¿Cómo estás? ¿Qué nos vas a contar hoy? Muy contenta.

Ay, cuánto me alegro. Sí, porque me ha gustado mucho y creo que os va a gustar el programa de hoy, caramba. Ay, qué maravilla, qué maravilla. Sí, sí, sí, un poquito, bueno, creo que no es un poquito más largo, pero bueno, pues no, es que ya lo tengo. Pues adelante, cuando quieras. Bueno, pues claro, se titula El diablo engañó a Isidro. Ala. ¿Qué te parece? Pues fíjate. Pues fíjate. Pues fíjate. El siguiente milagro se dice que fue uno de los más populares y comentados en la villa y comienza con un romance.

En la ciudad de Madrid, que es ciudad nombrada y buena, residía un caballero que se trata en paños de seda Isidro. Se llama él, su esposa, doña Manuela. Quiere decir que claro, que no era San Isidro, ¿no? Se llama Isidro, como hay muchos que se llaman. Claro, claro. Hombre, pues estaría bueno, claro, así que bueno, hay para todos, ¿eh? No le íbamos a hacer bígamo. Hombre, claro, por eso, por eso, ya veréis. Doña Manuela tenía fama de ser mujer bien provista por el cielo de belleza. Era dama de guardar y preservar de los muchos y arrogantes don Juanes, que por ella, capaces hubieran sido de tentar al mismo demonio.

Pero fue el propio diablo quien tentó a su esposo Isidro, a Manuela, ¿eh? Así que le quitamos el San, porque eso queda al final. Bueno, se hallaba en camino, dispuesta a un largo viaje, cuando Satanás, vestido con el hábito de monje, se interpuso y le dijo, Isidro, amigo, no puedo deciros quién soy, pero por labios de otros, he conocido que vuestra mujer, Manuela, os es infiel. Hoy regresás a casa y vengás esta traición. ¿Qué decís, loco fraile? Podría poner mi mano sobre el fuego más violento a favor de la pobreza de mi esposa, que es mujer sin mancha, fiel a su marido y con la honra involuta.

Pero el diablo no estaba dispuesto a que sus artes de enredador se fueran al traste por la fe y confianza que Isidro tenía en su esposa. E insistió, creedme, buen caballero, y si no, aquí podéis ver la prueba. El falso fraile saca de una pequeña bolsa un collar de corales de siete vueltas, justo el mismo que San Isidro regaló a su esposa el día en que se casaron. ¿Reconocéis este collar? Porque es el mismo que regalé a Manuela el día de nuestro desposorío.

¿Y cómo se lo habéis procurado? Pues no la procuró su amante, pues por ella le fue regalado como prueba de amor. Y aquel collar de corales fue más convincente que las palabras del fraile. Vuelve Jesús a casa a los pocos días.