Las primicias de un corazón regenerado - Deuteronomio 26 504s4l

Damos gracias a nuestro buen Dios, el día de Santa Convocación, el día de meditar, afirmar nuestra fe, reflexionar sobre nuestros pasos, reconocer no sólo al dador de la vida, sino al que nos trajo a la vida.

Pues la Biblia señala que estábamos muertos de nuestros delitos y pecados, y que si somos hoy lo que somos, lo somos por un milagro de la gracia de Dios.

Le recordamos que en este momento su celular debe estar apagado o en silencio.

Recuerde verificar su alarma también.

Y vamos a estar cubriendo el capítulo 26.

Seguimos nuestros estudios en Deutronomio.

Hoy vamos a ir al capítulo 26 del libro de Deutronomio.

Y vamos a darle lectura completa a ese capítulo.

Son unos 19 versículos.

Antes de leer la Escritura, mantenga su Biblia ahí en Deutronomio 26.

Vamos a encomendarnos a nuestro buen Dios.

Bendito Dios y Padre Eterno, le alabamos, damos gracias, Señor, por este día.

Por el privilegio, Señor, de poder ser convocados en su nombre.

De poder detenernos en nuestros caminos.

Y reconocer, oh Dios, que la vida es mucho más importante, Señor, que cualquier esfuerzo, empeño que le pongamos a cualquier otra tarea, Señor.

Nuestras vidas realmente dependen completamente de ti, oh Dios.

Ayúdanos en este día a mirar nuestra vida, a reflexionar, a examinar quiénes éramos, a ver quiénes somos y cómo el resultado de lo que somos debería verse y expresarse en una muestra de entrega y de adoración hacia ti, oh Dios.

Bendícenos una vez más con tu palabra, edifícanos por medio de ella mientras también oramos y creemos que la misma continuará siendo instrumental en la salvación de aquellos que todavía han de responder en un verdadero arrepentimiento y en fe al único mediador entre Dios y los hombres, aquel que dijo yo soy el camino, la verdad y la vida.

En el único nombre bajo el cielo dado a los hombres en el cual podemos ser salvos.

Damos gracias por Jesucristo nuestro Señor y por eso Dios nos encomendamos a tu palabra para que ella una vez más nos corrija, nos afirme, en fin, continúe haciendo su obra de santificación en nosotros.

En Cristo Jesús oramos y damos gracias. Amén.

Vamos a pasar a leer el capítulo 26 del libro de Deuteronomio y lee la bendita palabra de Dios de la siguiente forma o manera.

Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia y tomes posesión de ella y la habites, entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da y las pondrás en una canasta e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre.

Y te presentarás al sacerdote que hubiera en aquellos días y le dirás, declaro hoy a Jehová tu Dios que he entrado en la tierra que juró Jehová nuestros padres que nos daría y el sacerdote tomará la canasta de tu mano y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.

Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios un arameo a punto de perecer fue mi padre el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa.

Y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.