Podcast Desde mi destierro 2x361

Estábamos en el año 1.721. Juan Sebastián Bach había enviudado y, rápidamente, como era habitual, contrae nuevo matrimonio. En este caso, la desposada er la hija de un músico de la localidad. Anna Magdalena Wilcken, además de darle a Juan Sebastián trece hijos, fue la cronista de la familia. Ocurrió entonces que el príncipe de Küthen y protector de Bach, contrae matrimonio con una mujer totalmente desinteresada por la música. Esto provocó cierto distanciamiento entre nuestro músico y su amigo. Un año después, en el año 1.722, el Kantor de Leipzig fallece y Bach tiene la esperada oportunidad de dedicarse a la composición de la música sacra. No fue fácil lograr la codiciada plaza. Primero se le concedió a Telemann; luego a Graupner y, finalmente, a Juan Sebastián. Tuvo nuestro músico que aceptar gravosas condiciones no tanto económicas como laborales puesto que, además de sus funciones religioso-musicales en dos iglesias, debía hacerse cargo de tareas pedagógicas en la escuela como por ejemplo enseñar latín. Esto le produjo ciertos sinsabores. Documentado está que debía componer e interpretar música que incitara a los oyentes a la devoción y que las composiciones se alejaran de todo carácter teatral. Todo sea por progresar. Coros formados por los alumnos de las escuelas en las que ejercía la docencia, interpretaban los oficios en diversas iglesias de la ciudad; a todas ellas las surtía de música la increíble capacidad de Juan Sebastián Bach. Total, que compuso doscientas noventa y cinco piezas religiosas. De ellas, sólo han llegado hasta nosotros ciento noventa; las causas no son otras que la negligencia de sus herederos. Por aquellos entonces, la actividad de Bach debió ser febril; a todo lo anterior, hay que añadir que dirigía los coros y daba lecciones como un profesor más. Hoy les ofrezco el Concierto de Brandeburgo número 2 en Fa Mayor BWV 1047. Al igual que el número 1, lo interpreta la Orquesta de Cámara de Suttgart, dirige Karl Münchinger.

Habíamos dejado a Juan Sebastián Bach encarcelado por haber aceptado un cargo en Küthen. Su estancia allí fue breve; concretamente entre los años 1.717 y 1723. Las posibles causas de esta brevedad fue la profunda religiosidad de nuestro músico; aspiraba a una mayor dedicación a la música sacra. No obstante ello, entre el príncipe Leopold de Küthen y Bach, surgió una fructífera amistad y, en ese ambiente sosegado y tranquilo, Juan Sebastián pudo dedicarse a la composición de obras instrumentales entre las que destacan los conocidos “Conciertos de Brandeburgo” considerados como la cima de la música barroca. Y no sólo eso; también las “Sonatas y partitas”, las cuatro “Oberturas” y las “Suites sas”. Tal vez para compensar de tanta obra profana, Bach compone en ese tiempo su primera pieza sacra de largo aliento: “La Pasión según San Juan”. Mas, de entre todas estas magistrales composiciones, cabe destacar la primera parte de “El clave bien temperado”, una colección de preludios y fugas en todas las claves que prevaleció los siguientes doscientos años. Estos seis años en Küthen llenos de paz de fecundidad creativa los interrumpe la tragedia. En julio de 1.720, al regreso de uno de sus múltiples viajes a instancias de príncipe, se encontró con su casa vacía. Su esposa María Bárbara, había muerto y, por temor a la peste, fue enterrada apresuradamente. Bach cae abatido y, con ese estado, acaba otra mujer. Anna Magdalena Wilcken, hija menor del trompetista de la corte. No es extraño eso; un viudo, con cuatro hijos, era corriente que contrajera matrimonio rápidamente. Su nueva esposa mantuvo durante toda su vida una gran devoción por Juan Sebastián. Se convirtió, además, en cronista de la familia Bach. Todos los biógrafos de nuestro músico están en deuda con ella. La boda se celebró en 1.721; como se ha dicho, a los pocos meses de enviudar. Fue un matrimonio feliz y, de él, nacieron nada más y nada menos que trece hijos. El benjamín de ellos, Johann Christian, fue compositor y su música influyó mucho a Mozar en sus inicios. Hoy tengo el placer de ofrecerles el Concierto de Brandeburgo nº1 en Fa Mayor BWV 1046 que, puesto en los atriles de los maestros de la Orquesta de Cámara de Suttgart, dirige Karl Münchinger.

Habíamos dejado a Juan Sebastián Bach encarcelado por haber aceptado un cargo en Küthen. Su estancia allí fue breve; concretamente entre los años 1.717 y 1723. Las posibles causas de esta brevedad fue la profunda religiosidad de nuestro músico; aspiraba a una mayor dedicación a la música sacra. No obstante ello, entre el príncipe Leopold de Küthen y Bach, surgió una fructífera amistad y, en ese ambiente sosegado y tranquilo, Juan Sebastián pudo dedicarse a la composición de obras instrumentales entre las que destacan los conocidos “Conciertos de Brandeburgo” considerados como la cima de la música barroca. Y no sólo eso; también las “Sonatas y partitas”, las cuatro “Oberturas” y las “Suites sas”. Tal vez para compensar de tanta obra profana, Bach compone en ese tiempo su primera pieza sacra de largo aliento: “La Pasión según San Juan”. Mas, de entre todas estas magistrales composiciones, cabe destacar la primera parte de “El clave bien temperado”, una colección de preludios y fugas en todas las claves que prevaleció los siguientes doscientos años. Estos seis años en Küthen llenos de paz de fecundidad creativa los interrumpe la tragedia. En julio de 1.720, al regreso de uno de sus múltiples viajes a instancias de príncipe, se encontró con su casa vacía. Su esposa María Bárbara, había muerto y, por temor a la peste, fue enterrada apresuradamente. Bach cae abatido y, con ese estado, acaba otra mujer. Anna Magdalena Wilcken, hija menor del trompetista de la corte. No es extraño eso; un viudo, con cuatro hijos, era corriente que contrajera matrimonio rápidamente. Su nueva esposa mantuvo durante toda su vida una gran devoción por Juan Sebastián. Se convirtió, además, en cronista de la familia Bach. Todos los biógrafos de nuestro músico están en deuda con ella. La boda se celebró en 1.721; como se ha dicho, a los pocos meses de enviudar. Fue un matrimonio feliz y, de él, nacieron nada más y nada menos que trece hijos. El benjamín de ellos, Johann Christian, fue compositor y su música influyó mucho a Mozar en sus inicios. Hoy tengo el placer de ofrecerles el Concierto de Brandeburgo nº1 en Fa Mayor BWV 1046 que, puesto en los atriles de los maestros de la Orquesta de Cámara de Suttgart, dirige Karl Münchinger.

Habíamos dejado a Juan Sebastián Bach encarcelado por haber aceptado un cargo en Küthen. Su estancia allí fue breve; concretamente entre los años 1.717 y 1723. Las posibles causas de esta brevedad fue la profunda religiosidad de nuestro músico; aspiraba a una mayor dedicación a la música sacra. No obstante ello, entre el príncipe Leopold de Küthen y Bach, surgió una fructífera amistad y, en ese ambiente sosegado y tranquilo, Juan Sebastián pudo dedicarse a la composición de obras instrumentales entre las que destacan los conocidos “Conciertos de Brandeburgo” considerados como la cima de la música barroca. Y no sólo eso; también las “Sonatas y partitas”, las cuatro “Oberturas” y las “Suites sas”. Tal vez para compensar de tanta obra profana, Bach compone en ese tiempo su primera pieza sacra de largo aliento: “La Pasión según San Juan”. Mas, de entre todas estas magistrales composiciones, cabe destacar la primera parte de “El clave bien temperado”, una colección de preludios y fugas en todas las claves que prevaleció los siguientes doscientos años. Estos seis años en Küthen llenos de paz de fecundidad creativa los interrumpe la tragedia. En julio de 1.720, al regreso de uno de sus múltiples viajes a instancias de príncipe, se encontró con su casa vacía. Su esposa María Bárbara, había muerto y, por temor a la peste, fue enterrada apresuradamente. Bach cae abatido y, con ese estado, acaba otra mujer. Anna Magdalena Wilcken, hija menor del trompetista de la corte. No es extraño eso; un viudo, con cuatro hijos, era corriente que contrajera matrimonio rápidamente. Su nueva esposa mantuvo durante toda su vida una gran devoción por Juan Sebastián. Se convirtió, además, en cronista de la familia Bach. Todos los biógrafos de nuestro músico están en deuda con ella. La boda se celebró en 1.721; como se ha dicho, a los pocos meses de enviudar. Fue un matrimonio feliz y, de él, nacieron nada más y nada menos que trece hijos. El benjamín de ellos, Johann Christian, fue compositor y su música influyó mucho a Mozar en sus inicios. Hoy tengo el placer de ofrecerles el Concierto de Brandeburgo nº1 en Fa Mayor BWV 1046 que, puesto en los atriles de los maestros de la Orquesta de Cámara de Suttgart, dirige Karl Münchinger.

Habíamos dejado a Juan Sebastián Bach encarcelado por haber aceptado un cargo en Küthen. Su estancia allí fue breve; concretamente entre los años 1.717 y 1723. Las posibles causas de esta brevedad fue la profunda religiosidad de nuestro músico; aspiraba a una mayor dedicación a la música sacra. No obstante ello, entre el príncipe Leopold de Küthen y Bach, surgió una fructífera amistad y, en ese ambiente sosegado y tranquilo, Juan Sebastián pudo dedicarse a la composición de obras instrumentales entre las que destacan los conocidos “Conciertos de Brandeburgo” considerados como la cima de la música barroca. Y no sólo eso; también las “Sonatas y partitas”, las cuatro “Oberturas” y las “Suites sas”. Tal vez para compensar de tanta obra profana, Bach compone en ese tiempo su primera pieza sacra de largo aliento: “La Pasión según San Juan”. Mas, de entre todas estas magistrales composiciones, cabe destacar la primera parte de “El clave bien temperado”, una colección de preludios y fugas en todas las claves que prevaleció los siguientes doscientos años. Estos seis años en Küthen llenos de paz de fecundidad creativa los interrumpe la tragedia. En julio de 1.720, al regreso de uno de sus múltiples viajes a instancias de príncipe, se encontró con su casa vacía. Su esposa María Bárbara, había muerto y, por temor a la peste, fue enterrada apresuradamente. Bach cae abatido y, con ese estado, acaba otra mujer. Anna Magdalena Wilcken, hija menor del trompetista de la corte. No es extraño eso; un viudo, con cuatro hijos, era corriente que contrajera matrimonio rápidamente. Su nueva esposa mantuvo durante toda su vida una gran devoción por Juan Sebastián. Se convirtió, además, en cronista de la familia Bach. Todos los biógrafos de nuestro músico están en deuda con ella. La boda se celebró en 1.721; como se ha dicho, a los pocos meses de enviudar. Fue un matrimonio feliz y, de él, nacieron nada más y nada menos que trece hijos. El benjamín de ellos, Johann Christian, fue compositor y su música influyó mucho a Mozar en sus inicios. Hoy tengo el placer de ofrecerles el Concierto de Brandeburgo nº1 en Fa Mayor BWV 1046 que, puesto en los atriles de los maestros de la Orquesta de Cámara de Suttgart, dirige Karl Münchinger.

Habíamos dejado a Juan Sebastián Bach encarcelado por haber aceptado un cargo en Küthen. Su estancia allí fue breve; concretamente entre los años 1.717 y 1723. Las posibles causas de esta brevedad fue la profunda religiosidad de nuestro músico; aspiraba a una mayor dedicación a la música sacra. No obstante ello, entre el príncipe Leopold de Küthen y Bach, surgió una fructífera amistad y, en ese ambiente sosegado y tranquilo, Juan Sebastián pudo dedicarse a la composición de obras instrumentales entre las que destacan los conocidos “Conciertos de Brandeburgo” considerados como la cima de la música barroca. Y no sólo eso; también las “Sonatas y partitas”, las cuatro “Oberturas” y las “Suites sas”. Tal vez para compensar de tanta obra profana, Bach compone en ese tiempo su primera pieza sacra de largo aliento: “La Pasión según San Juan”. Mas, de entre todas estas magistrales composiciones, cabe destacar la primera parte de “El clave bien temperado”, una colección de preludios y fugas en todas las claves que prevaleció los siguientes doscientos años. Estos seis años en Küthen llenos de paz de fecundidad creativa los interrumpe la tragedia. En julio de 1.720, al regreso de uno de sus múltiples viajes a instancias de príncipe, se encontró con su casa vacía. Su esposa María Bárbara, había muerto y, por temor a la peste, fue enterrada apresuradamente. Bach cae abatido y, con ese estado, acaba otra mujer. Anna Magdalena Wilcken, hija menor del trompetista de la corte. No es extraño eso; un viudo, con cuatro hijos, era corriente que contrajera matrimonio rápidamente. Su nueva esposa mantuvo durante toda su vida una gran devoción por Juan Sebastián. Se convirtió, además, en cronista de la familia Bach. Todos los biógrafos de nuestro músico están en deuda con ella. La boda se celebró en 1.721; como se ha dicho, a los pocos meses de enviudar. Fue un matrimonio feliz y, de él, nacieron nada más y nada menos que trece hijos. El benjamín de ellos, Johann Christian, fue compositor y su música influyó mucho a Mozar en sus inicios. Hoy tengo el placer de ofrecerles el Concierto de Brandeburgo nº1 en Fa Mayor BWV 1046 que, puesto en los atriles de los maestros de la Orquesta de Cámara de Suttgart, dirige Karl Münchinger.

En el último podcast dejamos a Juan Sebastián Bach llegando a Weimar en el año 1.708. Allí consiguió un puesto de segundo konzertmeister y, con ello, logra la estabilidad para abordar la composición musical. Ahí nació una ingente obra para órgano y clave tanto religiosa como profana. Al respecto hay que recordar que tenía como obligación “ejecutar cada mes una composición nueva” lo que significaba una cantata al mes. Por desgracia, de estos tiempos, apenas quedan composiciones por lo que no se puede rastrear el cambio de estilo. Sin embargo si es posible asegurar la influencia de las formas operísticas italianas y, sobre todo, el estilo concertístico de Antonio Vivaldi. En Weimar, Bach, cumple con múltiples funciones: organista de capilla, violín, solista, director del coro y maestro suplente de capilla. Entonces fue cuando conoció la obra de los compositores italianos como Arcangello Corelli, Tomaso Albinoni y Antonio Vivaldi, formó a alumnos y trabó profunda amistad con Johann Gottfried Walther quien le enriqueció en el arte del contrapunto y de la coral. Gracias a la estabilidad económica que le daba el sueldo, altísimo para la época, pudo mantener a su familia que ya la componían cuatro hijos. Otros dos retoños habían muerto al poco de haber nacido. No obstante lo anterior, la atmósfera de la corte no estaba exenta de tensiones. El duque Wilhelm Ernst era un devoto pietista que intervenía personalmente en los aspectos más nimios tanto de culto como para la composición; incluso para la misma ejecución de las obras. Resulta que la música sacra no era sólo cuestión de fe, sino también de Estado. Así pues no es de extrañar que estas intrigas teológico-palaciegas acabaran en enfrentamiento entre nuestro músico con el duque quien llegó a encarcelar a Bach durante cuatro semanas. Las causas: Juan Sebastián había obtenido el nombramiento de maestro de capilla del príncipe Leopold de Köthen sin su autorización previa. Hoy les ofrezco la Suite nº 4 en Re Mayor BWV 1.069 compuesta en el año 1.725. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

En el último podcast dejamos a Juan Sebastián Bach llegando a Weimar en el año 1.708. Allí consiguió un puesto de segundo konzertmeister y, con ello, logra la estabilidad para abordar la composición musical. Ahí nació una ingente obra para órgano y clave tanto religiosa como profana. Al respecto hay que recordar que tenía como obligación “ejecutar cada mes una composición nueva” lo que significaba una cantata al mes. Por desgracia, de estos tiempos, apenas quedan composiciones por lo que no se puede rastrear el cambio de estilo. Sin embargo si es posible asegurar la influencia de las formas operísticas italianas y, sobre todo, el estilo concertístico de Antonio Vivaldi. En Weimar, Bach, cumple con múltiples funciones: organista de capilla, violín, solista, director del coro y maestro suplente de capilla. Entonces fue cuando conoció la obra de los compositores italianos como Arcangello Corelli, Tomaso Albinoni y Antonio Vivaldi, formó a alumnos y trabó profunda amistad con Johann Gottfried Walther quien le enriqueció en el arte del contrapunto y de la coral. Gracias a la estabilidad económica que le daba el sueldo, altísimo para la época, pudo mantener a su familia que ya la componían cuatro hijos. Otros dos retoños habían muerto al poco de haber nacido. No obstante lo anterior, la atmósfera de la corte no estaba exenta de tensiones. El duque Wilhelm Ernst era un devoto pietista que intervenía personalmente en los aspectos más nimios tanto de culto como para la composición; incluso para la misma ejecución de las obras. Resulta que la música sacra no era sólo cuestión de fe, sino también de Estado. Así pues no es de extrañar que estas intrigas teológico-palaciegas acabaran en enfrentamiento entre nuestro músico con el duque quien llegó a encarcelar a Bach durante cuatro semanas. Las causas: Juan Sebastián había obtenido el nombramiento de maestro de capilla del príncipe Leopold de Köthen sin su autorización previa. Hoy les ofrezco la Suite nº 4 en Re Mayor BWV 1.069 compuesta en el año 1.725. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

En el último podcast dejamos a Juan Sebastián Bach llegando a Weimar en el año 1.708. Allí consiguió un puesto de segundo konzertmeister y, con ello, logra la estabilidad para abordar la composición musical. Ahí nació una ingente obra para órgano y clave tanto religiosa como profana. Al respecto hay que recordar que tenía como obligación “ejecutar cada mes una composición nueva” lo que significaba una cantata al mes. Por desgracia, de estos tiempos, apenas quedan composiciones por lo que no se puede rastrear el cambio de estilo. Sin embargo si es posible asegurar la influencia de las formas operísticas italianas y, sobre todo, el estilo concertístico de Antonio Vivaldi. En Weimar, Bach, cumple con múltiples funciones: organista de capilla, violín, solista, director del coro y maestro suplente de capilla. Entonces fue cuando conoció la obra de los compositores italianos como Arcangello Corelli, Tomaso Albinoni y Antonio Vivaldi, formó a alumnos y trabó profunda amistad con Johann Gottfried Walther quien le enriqueció en el arte del contrapunto y de la coral. Gracias a la estabilidad económica que le daba el sueldo, altísimo para la época, pudo mantener a su familia que ya la componían cuatro hijos. Otros dos retoños habían muerto al poco de haber nacido. No obstante lo anterior, la atmósfera de la corte no estaba exenta de tensiones. El duque Wilhelm Ernst era un devoto pietista que intervenía personalmente en los aspectos más nimios tanto de culto como para la composición; incluso para la misma ejecución de las obras. Resulta que la música sacra no era sólo cuestión de fe, sino también de Estado. Así pues no es de extrañar que estas intrigas teológico-palaciegas acabaran en enfrentamiento entre nuestro músico con el duque quien llegó a encarcelar a Bach durante cuatro semanas. Las causas: Juan Sebastián había obtenido el nombramiento de maestro de capilla del príncipe Leopold de Köthen sin su autorización previa. Hoy les ofrezco la Suite nº 4 en Re Mayor BWV 1.069 compuesta en el año 1.725. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

En el último podcast dejamos a Juan Sebastián Bach llegando a Weimar en el año 1.708. Allí consiguió un puesto de segundo konzertmeister y, con ello, logra la estabilidad para abordar la composición musical. Ahí nació una ingente obra para órgano y clave tanto religiosa como profana. Al respecto hay que recordar que tenía como obligación “ejecutar cada mes una composición nueva” lo que significaba una cantata al mes. Por desgracia, de estos tiempos, apenas quedan composiciones por lo que no se puede rastrear el cambio de estilo. Sin embargo si es posible asegurar la influencia de las formas operísticas italianas y, sobre todo, el estilo concertístico de Antonio Vivaldi. En Weimar, Bach, cumple con múltiples funciones: organista de capilla, violín, solista, director del coro y maestro suplente de capilla. Entonces fue cuando conoció la obra de los compositores italianos como Arcangello Corelli, Tomaso Albinoni y Antonio Vivaldi, formó a alumnos y trabó profunda amistad con Johann Gottfried Walther quien le enriqueció en el arte del contrapunto y de la coral. Gracias a la estabilidad económica que le daba el sueldo, altísimo para la época, pudo mantener a su familia que ya la componían cuatro hijos. Otros dos retoños habían muerto al poco de haber nacido. No obstante lo anterior, la atmósfera de la corte no estaba exenta de tensiones. El duque Wilhelm Ernst era un devoto pietista que intervenía personalmente en los aspectos más nimios tanto de culto como para la composición; incluso para la misma ejecución de las obras. Resulta que la música sacra no era sólo cuestión de fe, sino también de Estado. Así pues no es de extrañar que estas intrigas teológico-palaciegas acabaran en enfrentamiento entre nuestro músico con el duque quien llegó a encarcelar a Bach durante cuatro semanas. Las causas: Juan Sebastián había obtenido el nombramiento de maestro de capilla del príncipe Leopold de Köthen sin su autorización previa. Hoy les ofrezco la Suite nº 4 en Re Mayor BWV 1.069 compuesta en el año 1.725. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

En el último podcast dejamos a Juan Sebastián Bach llegando a Weimar en el año 1.708. Allí consiguió un puesto de segundo konzertmeister y, con ello, logra la estabilidad para abordar la composición musical. Ahí nació una ingente obra para órgano y clave tanto religiosa como profana. Al respecto hay que recordar que tenía como obligación “ejecutar cada mes una composición nueva” lo que significaba una cantata al mes. Por desgracia, de estos tiempos, apenas quedan composiciones por lo que no se puede rastrear el cambio de estilo. Sin embargo si es posible asegurar la influencia de las formas operísticas italianas y, sobre todo, el estilo concertístico de Antonio Vivaldi. En Weimar, Bach, cumple con múltiples funciones: organista de capilla, violín, solista, director del coro y maestro suplente de capilla. Entonces fue cuando conoció la obra de los compositores italianos como Arcangello Corelli, Tomaso Albinoni y Antonio Vivaldi, formó a alumnos y trabó profunda amistad con Johann Gottfried Walther quien le enriqueció en el arte del contrapunto y de la coral. Gracias a la estabilidad económica que le daba el sueldo, altísimo para la época, pudo mantener a su familia que ya la componían cuatro hijos. Otros dos retoños habían muerto al poco de haber nacido. No obstante lo anterior, la atmósfera de la corte no estaba exenta de tensiones. El duque Wilhelm Ernst era un devoto pietista que intervenía personalmente en los aspectos más nimios tanto de culto como para la composición; incluso para la misma ejecución de las obras. Resulta que la música sacra no era sólo cuestión de fe, sino también de Estado. Así pues no es de extrañar que estas intrigas teológico-palaciegas acabaran en enfrentamiento entre nuestro músico con el duque quien llegó a encarcelar a Bach durante cuatro semanas. Las causas: Juan Sebastián había obtenido el nombramiento de maestro de capilla del príncipe Leopold de Köthen sin su autorización previa. Hoy les ofrezco la Suite nº 4 en Re Mayor BWV 1.069 compuesta en el año 1.725. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

Hemos dejado a Juan Sebastián Bach, con dieciocho años, convertido en organista titular de Arnstadt. Corría el año 1.703. Era Juan Sebastián un muchacho impetuoso, excitable y, en ciertos momentos, colérico y caprichoso que despreciaba las normas establecidas. Ello le enfrentó en numerosas ocasiones con las autoridades que le habían contratado. Para muestra baste un botón: en cierta ocasión, cuando se hallaba ausente del lugar donde ejercía de organista, prolongó sus vacaciones durante dos meses. Los motivos no eran otros que se encontraba extasiado escuchando en Lübeck a un maestro y virtuoso organista y no estaba dispuesto a renunciar a tal placer. El consistorio de la ciudad, le amonestó y, de paso, le expresó su descontento por otras cuestiones. Según consta en el documento “El señor Bach, suele improvisar muchas variaciones extrañas, mezcla nuevas notas en piezas escritas y la parroquia se siente confundida con sus interpretaciones”. Por supuesto que Bach ignoró tales comentarios. Arnstadt tenía poco que ofrecerle y sus intereses eran otros. Pensaba establecerse y formar una familia. Se casó el 17 de octubre del año 1.707 con una sobrina suya. María Bárbara era una joven vital y encantadora. Siete hijos tuvo con ella. El mismo año de la boda obtuvo la plaza de organista en la pequeña ciudad de Mühlhausen cuyo titular había fallecido. Ahí fue donde, al objeto de cumplir con sus funciones dominicales, Bach inició la composición de las cantatas religiosas. Con ello, consideró que su periodo de formación inicial había concluido. Algunos de sus biógrafos consideran que esa fue la causa por la que presentó su dimisión en el cargo de organista de Mühlhausen; otros, sin embargo, aducen otras, tales como la división de los feligreses. Unos eran partidarios de un pastor pietista radical y enemigo de innovaciones musicales y otros del amigo, protector de Bach y padrino de su primer hijo. Estamos en el año 1.708 y ahí lo dejamos por ahora. Permítanme que les ofrezca la Suite nº 3 en Re Mayor BWV 1068 compuesta en el año 1.731. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

Hemos dejado a Juan Sebastián Bach, con dieciocho años, convertido en organista titular de Arnstadt. Corría el año 1.703. Era Juan Sebastián un muchacho impetuoso, excitable y, en ciertos momentos, colérico y caprichoso que despreciaba las normas establecidas. Ello le enfrentó en numerosas ocasiones con las autoridades que le habían contratado. Para muestra baste un botón: en cierta ocasión, cuando se hallaba ausente del lugar donde ejercía de organista, prolongó sus vacaciones durante dos meses. Los motivos no eran otros que se encontraba extasiado escuchando en Lübeck a un maestro y virtuoso organista y no estaba dispuesto a renunciar a tal placer. El consistorio de la ciudad, le amonestó y, de paso, le expresó su descontento por otras cuestiones. Según consta en el documento “El señor Bach, suele improvisar muchas variaciones extrañas, mezcla nuevas notas en piezas escritas y la parroquia se siente confundida con sus interpretaciones”. Por supuesto que Bach ignoró tales comentarios. Arnstadt tenía poco que ofrecerle y sus intereses eran otros. Pensaba establecerse y formar una familia. Se casó el 17 de octubre del año 1.707 con una sobrina suya. María Bárbara era una joven vital y encantadora. Siete hijos tuvo con ella. El mismo año de la boda obtuvo la plaza de organista en la pequeña ciudad de Mühlhausen cuyo titular había fallecido. Ahí fue donde, al objeto de cumplir con sus funciones dominicales, Bach inició la composición de las cantatas religiosas. Con ello, consideró que su periodo de formación inicial había concluido. Algunos de sus biógrafos consideran que esa fue la causa por la que presentó su dimisión en el cargo de organista de Mühlhausen; otros, sin embargo, aducen otras, tales como la división de los feligreses. Unos eran partidarios de un pastor pietista radical y enemigo de innovaciones musicales y otros del amigo, protector de Bach y padrino de su primer hijo. Estamos en el año 1.708 y ahí lo dejamos por ahora. Permítanme que les ofrezca la Suite nº 3 en Re Mayor BWV 1068 compuesta en el año 1.731. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

Hemos dejado a Juan Sebastián Bach, con dieciocho años, convertido en organista titular de Arnstadt. Corría el año 1.703. Era Juan Sebastián un muchacho impetuoso, excitable y, en ciertos momentos, colérico y caprichoso que despreciaba las normas establecidas. Ello le enfrentó en numerosas ocasiones con las autoridades que le habían contratado. Para muestra baste un botón: en cierta ocasión, cuando se hallaba ausente del lugar donde ejercía de organista, prolongó sus vacaciones durante dos meses. Los motivos no eran otros que se encontraba extasiado escuchando en Lübeck a un maestro y virtuoso organista y no estaba dispuesto a renunciar a tal placer. El consistorio de la ciudad, le amonestó y, de paso, le expresó su descontento por otras cuestiones. Según consta en el documento “El señor Bach, suele improvisar muchas variaciones extrañas, mezcla nuevas notas en piezas escritas y la parroquia se siente confundida con sus interpretaciones”. Por supuesto que Bach ignoró tales comentarios. Arnstadt tenía poco que ofrecerle y sus intereses eran otros. Pensaba establecerse y formar una familia. Se casó el 17 de octubre del año 1.707 con una sobrina suya. María Bárbara era una joven vital y encantadora. Siete hijos tuvo con ella. El mismo año de la boda obtuvo la plaza de organista en la pequeña ciudad de Mühlhausen cuyo titular había fallecido. Ahí fue donde, al objeto de cumplir con sus funciones dominicales, Bach inició la composición de las cantatas religiosas. Con ello, consideró que su periodo de formación inicial había concluido. Algunos de sus biógrafos consideran que esa fue la causa por la que presentó su dimisión en el cargo de organista de Mühlhausen; otros, sin embargo, aducen otras, tales como la división de los feligreses. Unos eran partidarios de un pastor pietista radical y enemigo de innovaciones musicales y otros del amigo, protector de Bach y padrino de su primer hijo. Estamos en el año 1.708 y ahí lo dejamos por ahora. Permítanme que les ofrezca la Suite nº 3 en Re Mayor BWV 1068 compuesta en el año 1.731. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

Hemos dejado a Juan Sebastián Bach, con dieciocho años, convertido en organista titular de Arnstadt. Corría el año 1.703. Era Juan Sebastián un muchacho impetuoso, excitable y, en ciertos momentos, colérico y caprichoso que despreciaba las normas establecidas. Ello le enfrentó en numerosas ocasiones con las autoridades que le habían contratado. Para muestra baste un botón: en cierta ocasión, cuando se hallaba ausente del lugar donde ejercía de organista, prolongó sus vacaciones durante dos meses. Los motivos no eran otros que se encontraba extasiado escuchando en Lübeck a un maestro y virtuoso organista y no estaba dispuesto a renunciar a tal placer. El consistorio de la ciudad, le amonestó y, de paso, le expresó su descontento por otras cuestiones. Según consta en el documento “El señor Bach, suele improvisar muchas variaciones extrañas, mezcla nuevas notas en piezas escritas y la parroquia se siente confundida con sus interpretaciones”. Por supuesto que Bach ignoró tales comentarios. Arnstadt tenía poco que ofrecerle y sus intereses eran otros. Pensaba establecerse y formar una familia. Se casó el 17 de octubre del año 1.707 con una sobrina suya. María Bárbara era una joven vital y encantadora. Siete hijos tuvo con ella. El mismo año de la boda obtuvo la plaza de organista en la pequeña ciudad de Mühlhausen cuyo titular había fallecido. Ahí fue donde, al objeto de cumplir con sus funciones dominicales, Bach inició la composición de las cantatas religiosas. Con ello, consideró que su periodo de formación inicial había concluido. Algunos de sus biógrafos consideran que esa fue la causa por la que presentó su dimisión en el cargo de organista de Mühlhausen; otros, sin embargo, aducen otras, tales como la división de los feligreses. Unos eran partidarios de un pastor pietista radical y enemigo de innovaciones musicales y otros del amigo, protector de Bach y padrino de su primer hijo. Estamos en el año 1.708 y ahí lo dejamos por ahora. Permítanme que les ofrezca la Suite nº 3 en Re Mayor BWV 1068 compuesta en el año 1.731. La interpreta la Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner.

En el anterior podcast dejamos a un Juan Sebastián Bach todavía niño, viviendo con su hermano mayor que le educa en música y que le prohíbe leer una serie de partituras para órgano. Como es lógico, el niño desobedece y copia la música alumbrándose con una vela. Debido a que la prole del hermano mayor, que ejercía como tutor, iba en aumento y que el salario permanecía igual, Juan Sebastián fue internado en un colegio con dos años de adelanto sobre el resto de los alumnos y, además, ganando una pequeña cantidad por participar en el coro. En marzo del año 1.700, cuando contaba con quince años de edad, Juan Sebastián se traslada a trescientos cincuenta kilómetros de su colegio para ingresar en el coro de la ciudad. Con el sueldo que percibe, paga su mantenimiento en el internado. Allí aprendió mucho y se ganó la confianza del organista. Para su desgracia, a los pocos meses, como era de esperar, la voz del muchacho cambió y hubo de ganarse la vida como violinista acompañante y profesor de violín. Eso, que en un principio fue un contratiempo, le permitió desplazarse libremente hasta Hamburgo donde recibió lecciones de uno de los más reputados organistas de la época. También frecuentó la corte en la que actuó como violinista por invitación. Con ello, se familiarizó con la técnica de la música barroca sa. En este tiempo compone su primera cantata; un género que utiliza durante toda su vida musical. Una energía ilimitada y una fortaleza de ánimo digna de envidia junto con su profunda religiosidad, son los valores que le hicieron soportar los duros golpes que recibió. Profesionalmente, tras varios fallidos intentos, logra el cargo de violinista del Duque de Weimar; era marzo del año 1.703. Posteriormente, por sus grandes dotes y, una vez más, por su profunda religiosidad, aspira y logra el puesto de organista en Arnstadt cuyo decreto de nombramiento está firmado el día 9 de agosto del año 1.703; Juan Sebastián Bach contaba con dieciocho años. Hoy les ofrezco la Suite nº 2 en Si Menor BWV 1067 interpretada por Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner. Fue compuesta en el año 1.738; veintiún años más tarde que la Suite nº 1.

En el anterior podcast dejamos a un Juan Sebastián Bach todavía niño, viviendo con su hermano mayor que le educa en música y que le prohíbe leer una serie de partituras para órgano. Como es lógico, el niño desobedece y copia la música alumbrándose con una vela. Debido a que la prole del hermano mayor, que ejercía como tutor, iba en aumento y que el salario permanecía igual, Juan Sebastián fue internado en un colegio con dos años de adelanto sobre el resto de los alumnos y, además, ganando una pequeña cantidad por participar en el coro. En marzo del año 1.700, cuando contaba con quince años de edad, Juan Sebastián se traslada a trescientos cincuenta kilómetros de su colegio para ingresar en el coro de la ciudad. Con el sueldo que percibe, paga su mantenimiento en el internado. Allí aprendió mucho y se ganó la confianza del organista. Para su desgracia, a los pocos meses, como era de esperar, la voz del muchacho cambió y hubo de ganarse la vida como violinista acompañante y profesor de violín. Eso, que en un principio fue un contratiempo, le permitió desplazarse libremente hasta Hamburgo donde recibió lecciones de uno de los más reputados organistas de la época. También frecuentó la corte en la que actuó como violinista por invitación. Con ello, se familiarizó con la técnica de la música barroca sa. En este tiempo compone su primera cantata; un género que utiliza durante toda su vida musical. Una energía ilimitada y una fortaleza de ánimo digna de envidia junto con su profunda religiosidad, son los valores que le hicieron soportar los duros golpes que recibió. Profesionalmente, tras varios fallidos intentos, logra el cargo de violinista del Duque de Weimar; era marzo del año 1.703. Posteriormente, por sus grandes dotes y, una vez más, por su profunda religiosidad, aspira y logra el puesto de organista en Arnstadt cuyo decreto de nombramiento está firmado el día 9 de agosto del año 1.703; Juan Sebastián Bach contaba con dieciocho años. Hoy les ofrezco la Suite nº 2 en Si Menor BWV 1067 interpretada por Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner. Fue compuesta en el año 1.738; veintiún años más tarde que la Suite nº 1.

En el anterior podcast dejamos a un Juan Sebastián Bach todavía niño, viviendo con su hermano mayor que le educa en música y que le prohíbe leer una serie de partituras para órgano. Como es lógico, el niño desobedece y copia la música alumbrándose con una vela. Debido a que la prole del hermano mayor, que ejercía como tutor, iba en aumento y que el salario permanecía igual, Juan Sebastián fue internado en un colegio con dos años de adelanto sobre el resto de los alumnos y, además, ganando una pequeña cantidad por participar en el coro. En marzo del año 1.700, cuando contaba con quince años de edad, Juan Sebastián se traslada a trescientos cincuenta kilómetros de su colegio para ingresar en el coro de la ciudad. Con el sueldo que percibe, paga su mantenimiento en el internado. Allí aprendió mucho y se ganó la confianza del organista. Para su desgracia, a los pocos meses, como era de esperar, la voz del muchacho cambió y hubo de ganarse la vida como violinista acompañante y profesor de violín. Eso, que en un principio fue un contratiempo, le permitió desplazarse libremente hasta Hamburgo donde recibió lecciones de uno de los más reputados organistas de la época. También frecuentó la corte en la que actuó como violinista por invitación. Con ello, se familiarizó con la técnica de la música barroca sa. En este tiempo compone su primera cantata; un género que utiliza durante toda su vida musical. Una energía ilimitada y una fortaleza de ánimo digna de envidia junto con su profunda religiosidad, son los valores que le hicieron soportar los duros golpes que recibió. Profesionalmente, tras varios fallidos intentos, logra el cargo de violinista del Duque de Weimar; era marzo del año 1.703. Posteriormente, por sus grandes dotes y, una vez más, por su profunda religiosidad, aspira y logra el puesto de organista en Arnstadt cuyo decreto de nombramiento está firmado el día 9 de agosto del año 1.703; Juan Sebastián Bach contaba con dieciocho años. Hoy les ofrezco la Suite nº 2 en Si Menor BWV 1067 interpretada por Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner. Fue compuesta en el año 1.738; veintiún años más tarde que la Suite nº 1.

En el anterior podcast dejamos a un Juan Sebastián Bach todavía niño, viviendo con su hermano mayor que le educa en música y que le prohíbe leer una serie de partituras para órgano. Como es lógico, el niño desobedece y copia la música alumbrándose con una vela. Debido a que la prole del hermano mayor, que ejercía como tutor, iba en aumento y que el salario permanecía igual, Juan Sebastián fue internado en un colegio con dos años de adelanto sobre el resto de los alumnos y, además, ganando una pequeña cantidad por participar en el coro. En marzo del año 1.700, cuando contaba con quince años de edad, Juan Sebastián se traslada a trescientos cincuenta kilómetros de su colegio para ingresar en el coro de la ciudad. Con el sueldo que percibe, paga su mantenimiento en el internado. Allí aprendió mucho y se ganó la confianza del organista. Para su desgracia, a los pocos meses, como era de esperar, la voz del muchacho cambió y hubo de ganarse la vida como violinista acompañante y profesor de violín. Eso, que en un principio fue un contratiempo, le permitió desplazarse libremente hasta Hamburgo donde recibió lecciones de uno de los más reputados organistas de la época. También frecuentó la corte en la que actuó como violinista por invitación. Con ello, se familiarizó con la técnica de la música barroca sa. En este tiempo compone su primera cantata; un género que utiliza durante toda su vida musical. Una energía ilimitada y una fortaleza de ánimo digna de envidia junto con su profunda religiosidad, son los valores que le hicieron soportar los duros golpes que recibió. Profesionalmente, tras varios fallidos intentos, logra el cargo de violinista del Duque de Weimar; era marzo del año 1.703. Posteriormente, por sus grandes dotes y, una vez más, por su profunda religiosidad, aspira y logra el puesto de organista en Arnstadt cuyo decreto de nombramiento está firmado el día 9 de agosto del año 1.703; Juan Sebastián Bach contaba con dieciocho años. Hoy les ofrezco la Suite nº 2 en Si Menor BWV 1067 interpretada por Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner. Fue compuesta en el año 1.738; veintiún años más tarde que la Suite nº 1.

En el anterior podcast dejamos a un Juan Sebastián Bach todavía niño, viviendo con su hermano mayor que le educa en música y que le prohíbe leer una serie de partituras para órgano. Como es lógico, el niño desobedece y copia la música alumbrándose con una vela. Debido a que la prole del hermano mayor, que ejercía como tutor, iba en aumento y que el salario permanecía igual, Juan Sebastián fue internado en un colegio con dos años de adelanto sobre el resto de los alumnos y, además, ganando una pequeña cantidad por participar en el coro. En marzo del año 1.700, cuando contaba con quince años de edad, Juan Sebastián se traslada a trescientos cincuenta kilómetros de su colegio para ingresar en el coro de la ciudad. Con el sueldo que percibe, paga su mantenimiento en el internado. Allí aprendió mucho y se ganó la confianza del organista. Para su desgracia, a los pocos meses, como era de esperar, la voz del muchacho cambió y hubo de ganarse la vida como violinista acompañante y profesor de violín. Eso, que en un principio fue un contratiempo, le permitió desplazarse libremente hasta Hamburgo donde recibió lecciones de uno de los más reputados organistas de la época. También frecuentó la corte en la que actuó como violinista por invitación. Con ello, se familiarizó con la técnica de la música barroca sa. En este tiempo compone su primera cantata; un género que utiliza durante toda su vida musical. Una energía ilimitada y una fortaleza de ánimo digna de envidia junto con su profunda religiosidad, son los valores que le hicieron soportar los duros golpes que recibió. Profesionalmente, tras varios fallidos intentos, logra el cargo de violinista del Duque de Weimar; era marzo del año 1.703. Posteriormente, por sus grandes dotes y, una vez más, por su profunda religiosidad, aspira y logra el puesto de organista en Arnstadt cuyo decreto de nombramiento está firmado el día 9 de agosto del año 1.703; Juan Sebastián Bach contaba con dieciocho años. Hoy les ofrezco la Suite nº 2 en Si Menor BWV 1067 interpretada por Academy of St. Martin-in-the-Fields bajo la dirección de Neville Marriner. Fue compuesta en el año 1.738; veintiún años más tarde que la Suite nº 1.