La Palabra CNCN martes 27 mayo 2025 5x12a

La palabra con nosotras, con nosotros, una reflexión de la palabra cotidiana en diálogo con el acontecer de la comunidad universitaria.

Hola, buenos días, bienvenidas, bienvenidos a la palabra con nosotras, con nosotros.

Ayer empezábamos a hablar para tratar de entender esta aparente contradicción en el mensaje de Pablo, que por momentos alaba la ley y luego dice que la ley no funciona para nada, que lo que hay que tener es fe.

Y decíamos que cuando habla de esta fe positiva, esta ley de Dios, esta Torá, Torá del corazón, Torá del espíritu, está haciendo referencia al estado que se alcanza a través del camino, normalmente el camino contemplativo, y la experiencia mística.

Y que habría que traducirlo como armonía, como orden, ordenamiento, eso.

Lo que se opone, por ejemplo, en toda la tradición filosófica griega a este ordenamiento es el caos.

El caos que implica un sin sentido, una oscuridad, una incapacidad de ubicarse en la realidad correctamente que nos lleva, que nos puede llevar a tomar decisiones destructivas.

Y lo que se opone en la tradición filosófica y religiosa hasta cierto punto greco-romana es el cosmos, el orden.

Cosmos se suele traducir como orden, como universo, pero básicamente es orden, es esta realidad percibida, la armonía de todo lo que existe, que es captada por la conciencia del místico, de la mística.

Entonces, ya decíamos que en este campo semántico de la ley con mayúscula, la Torah positiva de la que habla Pablo, pues está el término indobudista de Dharma, el término del naturalismo místico chino, del taoísmo, Tao o Dao.

Ahora hablábamos también de este término propio de la tradición griega, el cosmos, vivir el cosmos, tener la conciencia lo suficientemente madura, y eso implica un tipo de sensibilidad, para captar esa armonía y actuar de acuerdo a esa armonía.

Ya más cercano a nosotras y a nosotros está el término Torah, que ya describíamos, que se suele traducir como ley.

El problema es que cuando hablamos de ley, inmediatamente nos brincamos a preceptos, artículo uno, etc.

El precepto número uno, la orden, la indicación, la instrucción número uno, y eso empobrece y nos lleva por caminos que desvirtúan, en ocasiones pervierten, el sentido de ley con mayúscula, que es una sensibilidad, es un estado.

En otras ocasiones he descrito este estado como de enamoramiento.

Esa ley con mayúscula hace referencia a la Torah, y es el mismo campo semántico de lo que hemos hablado.

Dharma, Tao, Torah, cosmos, describen lo que relatan, lo que viven, y después tratan de transmitir de la mejor manera posible los místicos y místicas que quieren acompañar a sus contemporáneos a acceder a esta experiencia.

Cuando llegamos ya a nuestra tradición cristiana, está el término que tenemos en griego, pero seguramente tenía un equivalente en arameo, en la época del Señor Jesús, porque fue central a su prédica, el término griego es basileia, que solemos traducir como reino.

Pero basileia significa también soberanía, que hay algo que gobierna.

En la perspectiva cristiana hay alguien que gobierna.

El reino, ser ciudadano del reino, participar en el reino, significa que he despertado al sentido de dirigir mi vida desde mi relación con el soberano, con el Dios, que se ha revelado a través del Señor Jesús como fuente de amor infinito, amor que es suficiente para sanar mis heridas y distorsiones.

Recordemos que el origen de mis heridas, de mis distorsiones, de mi ego, son experiencias de desamor, fracturas heridas que acciones de desamor imprimen en mi conciencia y la dejan enferma, la dejan distorsionada.

Lo que puede transformar eso es abrir la conciencia, ejercitar la percepción interior para captar