Olga Rosales y Juan Rodríguez. Testigos del incidente OVNI en Punta Hidalgo (Tenerife). Congreso paranormal en Canarias. 4c3x47

Casi todas las personas que han vivido de cerca una experiencia de este tipo luego tienen un conocimiento de lo que ocurre después de la muerte.

Uno de una forma y otro de otra manera.

A mí me llamó poderosamente la atención que el doctor Francisco Padrón de Gran Canaria que tuvo también un habitamiento cercano y por dos veces consecutivas le presidió una de estas naves, desarrolló sus facultades y habla también de esa seguridad de lo que ocurre después de la muerte.

Pero no es el caso de Padrón que lo comentaremos dentro de la charla que yo tendré el próximo domingo.

El caso es el de Olga González y Juan Rodríguez.

Olga, me gustaría que nos contaras un poco por encima lo de eso, lo que ocurrió con tu muerte pública para luego adentrarnos en lo que ha ocurrido en la punta de vida.

Empecé hace como dos años, diez años.

Tuve un accidente, tuve trabajo en la Holanda, en Inglés y tuve trabajo en Belén, me caí por una escalera y tuve como un accidente bastante delicado en la columna, se me partió un beso.

Y bueno, a raíz de ahí tuvieron que intervenir una operación bastante delicada y estuve muerta.

Pasé ese túnel tan oscuro, con esa luz tan maravillosa que me llevaba y me estuve en el paraíso con mi madre.

No sé si es un paraíso, nosotros los católicos podemos llamarlo un paraíso.

No sé, un valle muy hermoso, muy verde y con una paz y una tranquilidad bastante grande.

Entonces yo vi a mi madre que estaba muerta y a mi hermana.

Venían a mi encuentro.

¿Tu hermana también muerta? Sí, y una niña también de mi hermana.

Las tres venían a mi encuentro.

Yo no podía pasar de la puerta del túnel porque yo quería ir donde estaba ella pero ella no había ninguna fuerza que la hubiera dejado pasar.

Entonces mi madre me decía, no mi niña, te hago que tú vienes con un concedido.

O sea, me gustaba mucho antes de esto, de sucederme todo esto.

Yo me encontraba muy a gusto, me gustaba mucho la parapsicología desde pequeño.

Pero, ¿sabes? que en otros tiempos no se podía hablar, no podíamos tener una hija tal como hoy, que podemos hablar de la parapsicología normal.

Y en otros tiempos, mi madre me bloqueó la mente y ese mundo lo dejó atrás.

Tenía que pasarme, yo creo, esto de estar muerta y pasar ese túnel para volver otra vez a empezar de nuevo.

Mi madre cuando me dijo, no mi niña, tú tendrás que marcharte porque todavía tu programa no está terminado.

Luego, yo le dije, no mamá, yo estoy aquí muy bien, no me mandes para abajo.

Mi niña está muy cuidada y tenía un niño muy pequeño.

No queríamos, no queríamos.

Era una paz, era una tranquilidad, era algo, era demasiado.

Entonces mi madre, yo decía, no, cuando te vengan a buscar, te resisto.

Cuando te vengan a buscar, tú te vas.

Entonces yo vi como detrás de mí, siempre lo he dicho, no lo sabía lo que era hoy en la actualidad, pero antes no sabía lo que era.

Una cosa con dos tapas invertidas y dos seres muy justísimos de blanco.

Mi madre me lanzó ahí.

Ella ya estaba muerta y mi madre me lanzó ahí.

Luego ya me desperté de aquí.

El médico me explicó como que estuve muerta y que, bueno, a mí me extrañó bastante que volviera otra vez en sí.

¿Cuánto tiempo estaría así? Cuatro minutos.

Cuatro minutos, todo.

Realmente no se me despertó.

Gracias a Dios, mi bebé está puesta y completa.

Todita completa.

Y bueno, de ahí empecé otra vez a despertarse.

Y unas cualidades, unas ganas de ayudar a la humanidad, no solamente porque hoy me encuentro invertida en estas cosas.

No son una persona, ni dos líderes, sino son cientos y cientos de personas que acuden a mí y de todo lo que pueden ayudar, no me pueden conocer ni conocerme.

La verdad, no aprovecharme de aquí porque estamos con tanta gente que tenemos, sino porque va a ser que Dios me ha puesto algo que antes no lo tenía, no lo tenía, pero progresé y después terminó.

Bueno, cuéntanos ahora entonces qué ocurrió en la punta de Lidal.

Ahí empezó como que cuando yo te llamé antes de meter y que había un encuentro.

Sí, esto fue el año pasado. ¿Por qué fecha era? El 22 de abril.

El 22 de abril, sí.

Yo te llamé y te dije, Paco, me han dicho que hay un encuentro.

Y tú me contestaste, sí.

Y yo te pregunté, Paco, ¿en qué punto de Lidal puedes estar? Y tú me dijiste, mira, orgánico, que tú muy bien lo puedes saber.

Yo me quedé con el teléfono así y vi la punta de Lidal.

Paco, la punta de Lidal.

Y dices tú, bueno, tú vas a la punta de Lidal y yo pues iré con los amigos para Lidal.

Sí, porque exactamente yo, sinceramente, y esto es muy subjetivo, yo dentro de mí sentí el impulso de ir con ella.

Yo no sé si es el cariñito que le tengo o lo que sea.

Pero bueno, internamente, con el permiso de los Juan José.

A mí a veces con él me interesa.

Se va a arrugar.

¿Es de que hemos salido en una foto en la prensa nacional? No.

Bueno, pues sentí la intuición, en serio, de ir con Olga.

Pero ya tenía un compromiso con mis amigos de ir a Vilaflor.

Aunque internamente pensaba que no iba a ocurrir nada.

Yo digo, bueno, yo voy con mis amigos, yo quiero cumplir con ello.

Y yo dirá, bueno, lo que pase, por lo menos sé que me lo va a contar.

Entonces llegamos allí como cosas de la niñez, pero Juan José todavía era muy temprano.

Y yo fumo, en Madrid también fumamos, empezamos a fumar un cigarrito muy mucho.

A las 10 en punto, justo a las 10 en punto que miramos el reloj, en el roque nos sentamos.