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Relatos prohibidos
Mi sobrina (8 - El dilema de Mamen)

Mi sobrina (8 - El dilema de Mamen) 3k4b6f

17/3/2025 · 28:59
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Lee el podcast de Mi sobrina (8 - El dilema de Mamen)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Mi sobrina, 8, el dilema de Mamen.

Mientras, continuamos con el adiestramiento de mi sobrina Bárbara para que se convierta en una auténtica puta, Mamen me confiesa un dilema que la tiene muy preocupada.

— Dios, qué gustazo! — exclamó mi sobrina cuando sintió mi lengua jugando en su coño, al tiempo que Mamen deslizaba con suavidad el consolador en su culo, manejándolo con la boca desde la bola mordaza del otro extremo.

Mantuvimos aquella postura durante unos cinco minutos.

No podía ver el rostro de Mamen, pero estaba convencida de que estaría disfrutando de lo lindo desvirgando el culito de mi sobrina.

Alargué las manos sobre mi cabeza para sobar las enormes tetazas de Mamen, gesto que agradeció dando un respingo cuando sintió mis manos sobre ella.

El tierno chochito de Baby estaba muy mojado y temí que, pese a haberse corrido ya una vez hacía apenas unos minutos, pudiese volver a alcanzar el clímax, de manera que pensé que lo mejor era reducir el ritmo de mi lengua en su conejo para evitar otro prematuro orgasmo.

Aún estaba muy lejos de ser una puta con el autocontrol suficiente como para aguantar toda la caña que estaba recibiendo de dos ninfómanas sin límites como Mamen y yo.

Deshice mi postura y salí de debajo de mi sobrina para meterme esta vez entre las piernas de Mamen y comerla el coño.

Esta, reaccionó al cambio de posición, soltando la bola del extremo del consolador con el que follaba el culo de Baby y deslizando este fuera de su agujero trasero, al tiempo que se colocaba en cuclillas sobre mi cara, dejando caer todo el peso de su entrepierna sobre mi boca para facilitarme la comida de coño que le estaba haciendo.

A duras penas pude ver, escondida bajo su entrepierna, cómo se metía en la boca el consolador que acaba de sacar del culo de mi sobrina.

— ¡Ay, qué rico tu culito virgen, Baby! exclamó mientras lo lamía con glotonería.

— Gracias.

Respondió mi sobrina con vocecilla infantil, puedo probarlo.

— Claro, zorrita.

Respondió Mamen de inmediato, entregándole el consolador, que mi sobrina comenzó a lamer y a succionar.

Antes de que Baby pudiera darse cuenta, tenía otro consolador metido en el culo.

Mamen había tomado uno del montón que habíamos esparcido por el suelo y por el sofá y se lo había enchufado nuevamente en el trasero.

Deshicé mi postura y salí de debajo de la entrepierna de Mamen.

Quería ver de cerca cómo el culito de Baby iba dilatándose más y más con cada consolador que la penetraba.

— Relaja el culo, nena, relaja el culo.

Repetía mi sobrina mientras Mamen deslizaba dentro el nuevo consolador.

— Separé sus nalgas para facilitar la lenta penetración y tú, cabrona.

Le indiqué a Mamen empuja despacio, que no todas podemos meternos por el culo un puño como si nada.

Esta putita necesita más caña me dijo Mamen, guiñándome un ojo, mientras el consolador ganaba centímetros en el interior del ano de mi sobrina.

— Sidgros.

Gritó Baby, apretando los dientes y comenzando a descontrolarse nuevamente, más, quiero más.

Folle a vuestro antojo.

Tranquila, nena, o te correrás como antes indiqué haciendo un gesto a Mamen para que detuviese la follada anal.

Había conseguido meter dentro unos 10 centímetros dejaselo metido, que lo dilate bien.

Ordené a Mamen, que me obedeció sin rechistar.

Se sentó en el sofá y se abrió de piernas, recogiéndoselas con las manos sobre las corbas, dejando su coño y su culo a nuestra entera disposición.

— Me toca.

Exclamó Haced que me corra.

Me duele el vientre de aguantarme el orgasmo.

Vamos nena.

Le ordené a mi sobrina, Mamen necesita un par de puños dentro para correrse.

La nueva postura del trío era aún más compleja y acrobática que las anteriores.

Quería que Mamen tuviese ocupados sus tres orificios, boca, culo y coño.

Para ello, la pedí que se recostase sobre el sofá manteniéndose abierta y con las piernas recogidas con su manos casi por detrás de la cabeza.

El ceñido e imponente traje de látex con el que había hecho acto de presencia había quedado reducido a un trozo de tela arrugada en torno a su ombligo.

Me subí al sofá y apoyé mi entrepierna sobre su cara, para que pudiese comerme el culo y el coño a su antojo.

Embadurné su coño y su culo con lubricante y me dispuse a meter el puño en su conejo.

— Baby, quiero que le comas el ojete mientras yo la follo con el puño, ¿vale? — Como quieras — asintió mi sobrina, dispuesta a todo, a cuatro patas sobre el suelo y con un grueso consolador metido diez centímetros dentro de su culo.

— Allá voy, Mamen.

— Exclamé, anunciando la inminente follada.

— Slurp, slurp.

— Exclamó Mamen lamiendo los flujos de mi coño cuando quieras.

— Esto te encanta, ¿verdad? — Pregunté mientras mi puño entraba lentamente en su húmedo chochazo.

— Sí.

— Exclamó contrayendo su cuerpo por el placer de la brutal penetración y la lamida de ojete que le estaba haciendo mi sobrina, Dios.

— Exclamó al sentir mi mano metida en su interior hasta la muñeca.

— Como había hecho un rato antes, moví mi puño dentro de su coño, como si quisiera taladrarlo por completo.

— Mamen lo agradeció, soltando las manos de sus piernas y abrazando mi trasero, al tiempo que me lo follaba con la lengua.

— Baby, sácate el consolador del culo y dámelo.

— Ordené.

— Baby obedeció, con un gesto de decepción al sospechar que el destino de esa barra de látex no iba a ser ninguno de sus agujeros, sino el trasero de Mamen.

Lo chupé, para capturar el sabor del culo de mi sobrina y, al propio tiempo, embadurnarlo de saliva que hiciese más fácil su introducción.

Se lo devolví a Baby.

Mamen, con la cara metida en mi entrepierna no podía ver lo que hacíamos en sus agujeros, así que se lo expliqué.

Mamen, Baby va a meterte el consolador que le habías metido en el culo en tu trasero.

— Oh, sí, buena idea.

— exclamó muy excitada y con la respiración entrecortada por las ansias con que me follaba el culo con su lengua.

— Lo necesito dentro.

— Ya.

— Suplico.

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