MEDITAR EN LA PAZ Y EL AMOR 512k2y

Experimentaremos la sacralidad del estado meditativo, sintiendo la respiración como el elemento sagrado de la vida, escuchando sonidos naturales que acompañarán a nuestra hermana Geometría y a nuestra hermana Luz con todos sus hijos, los colores. Y el primero que viene a visitarnos es un pentágono verde azul, como si fuera un escudo en el pecho.

Tenemos un escudo pentagonal de un color que no es ni verde ni azul y a la vez son los dos simultáneamente. Con los ojos internos vemos esta gran protección, esa corazón preciosa, luminosa, verde azul que cubre desde los hombros hasta el vientre, un gran pentágono contundente.

Nos respiramos, sentimos que estamos dentro o detrás de ese escudo, pero nos ayuda a respirar, porque estamos protegidos. No es que haya venido a protegernos como un elemento externo, nos ha venido a recordar y a tomar conciencia de que la única protección es la seguridad con nosotros mismos, la seguridad con nosotras mismas, la certeza interior, el reconocimiento de los valores, los talentos y los potenciales que todos tenemos. Sentimos cómo toca nuestro pecho, sentimos su o, su calor, el calor de la seguridad en ti misma, de la fuerza de la autoafirmación, de saber que somos o que en nosotros convive un ser sagrado con potencialidad divina, creadora.

Es inamovible este escudo. De momento está fuera, está en el pecho, pero nos está empezando a contagiar de la seguridad, de la autoafirmación y de la autodeterminación para que podamos tomar decisiones, confiando en nosotras mismas, confiando plenamente. Y llega un momento de ese o, es tan íntimo que quiere penetrar en el interior y se funde como si fuera agua o luz de este color verde azulado hacia el interior del cuerpo. Se diluye en la sangre, en los pulmones, en el aire que respiramos y de este oxígeno llega hasta el cerebro, hasta la punta de los pies, la punta de las manos.

Respiramos ese pentágono verde azul que tenemos dentro.