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Madrina al día, un podcast de Fundación Madrina.

El pasado lunes la península ibérica entera, incluyendo Portugal, vivió algo que parecía propio de una película distópica. Un masivo apagón dejó a millones de personas completamente a oscuras. Desde las 12 y media del mediodía hasta las 11 de la noche. Casi 11 horas de incertidumbre, caos y muchas preguntas. ¿Qué falló y, sobre todo, puede volver a pasar? Hoy pretendemos contarte qué pasó el 29 de abril de 2025, por qué los expertos ya venían avisando y qué riesgos reales se ciernen sobre nuestro modelo energético actual. Porque este apagón podría ser sólo el primero de muchos.

La versión de las eléctricas, porque de la oficial poco o nada sabemos a estas alturas, habla de una oscilación de tensión en el sistema eléctrico. Una frase técnica que en apariencia lo explica todo y a la vez no explica nada.

Pero lo cierto es que esta explicación contrasta con lo que numerosos expertos habían advertido durante semanas. Que el sistema eléctrico español está cada vez más expuesto a riesgos por su alta dependencia de energías renovables volátiles y por la desconexión progresiva de la energía nuclear. ¿Y qué pasó el lunes? Pues exactamente lo que temían. A las diez y media de la mañana el sistema ya daba señales de alerta.

La producción solar se disparó hasta representar el 80% de la generación eléctrica total. Un dato espectacular pero peligroso. Esa sobreproducción generó una oscilación en la red eléctrica. Una especie de mareo técnico, por decirlo de forma simple. A las doce y media esa oscilación volvió más fuerte y entonces el sistema colapsó. Literalmente se vino abajo.

Expertos en energía nuclear consultados por la Fundación Madrina lo tienen claro.

El problema fue la falta de amortiguación. Varias centrales nucleares estaban paradas o con funcionamiento reducido. Una de ellas, Almaraz, apenas operaba con un solo reactor al 70%. Y esa amortiguación es clave porque cuando las placas solares generan demasiado, la red necesita estabilidad. Y esa estabilidad sólo la ofrecen los generadores síncronos como los de las centrales nucleares. Sin ellos el sistema no resiste los vaivenes y al producirse la oscilación, muchas placas solares se desconectaron automáticamente de la red.

Se perdió así gran parte del suministro de golpe, como si se apagara un interruptor.

En ese momento hospitales, servicios de emergencias, trenes, metros, aeropuertos... todo empezó a fallar. El país entero quedó paralizado. Sólo el uso de DSL en generadores de emergencias evitó que la situación fuera aún peor.

Gracias a ese combustible altamente contaminante, hospitales y cuerpos de seguridad pudieron mantener en marcha sus servicios más básicos. Pero la pregunta que sobrevuela todo esto es... ¿y si el apagón hubiera durado más? La Fundación Madrina lanza una adverdencia escalofriante. Un apagón de más de 12 horas podría derivar en una emergencia humanitaria.

Personas conectadas a máquinas de soporte vital, mayores solos, niños dependientes... miles de vidas estarían en riesgo. ¿Y qué dijo el gobierno? En una comparecencia breve, seis horas después de producido el incidente, el presidente sólo reconoció que se perdieron 15 megavatios en cinco segundos. Pero evitó hablar de causas de fondo.

No la sabía. Ni una palabra sobre la debilidad estructural del sistema, ni una mención a la desconexión nuclear. Silencio. Mientras tanto, algunos expertos ya apuntan a otras posibles explicaciones, desde fallos del gestor de la red hasta la posibilidad, descartada por la red eléctrica, de un ciberataque.

No olvidemos que este suceso llega poco después de tensiones diplomáticas con Israel y tras denuncias del presidente Zelensky sobre ciberataques rusos a países aliados de Ucrania. ¿Casualidad? Quizá, pero ¿qué