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Lectura diaria del Evangelio y meditacion. P.J.Sie
Lectura del Evangelio y Meditación diaria. DOMINGO VI C PASCUA, 25 de mayo de 2025. Padre Javier Siegrist

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26/5/2025 · 20:15
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Lectura diaria del Evangelio y meditacion. P.J.Sie

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Lectura del Evangelio y Meditación diaria. DOMINGO VI C PASCUA, 25 de mayo de 2025. Padre Javier Siegrist, párroco de la iglesia del Santo Cristo de la Misericordia, de Boadilla del Monte (Madrid) 552671

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Ven, Espíritu Santo, inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del corazón de Cristo, para que reflejamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío, Jesucristo, por el corazón inmaculado de María me consagro a tu corazón, y me reflejo contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pegados y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Bispo y sus intenciones, por nuestro párroco y sus intenciones, oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti.

Influya en mi filial afecto y te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una palabra todo mi ser, ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén. Nuestra Señora de los Apóstoles, ruega por nosotros.

Vamos a contemplar este Evangelio que la Iglesia nos propone para el último domingo antes de la Ascensión, este es el tiempo de Pascua, y comenzamos como siempre, con oración colecta, tratando de ver cuál es el paso que la Iglesia nos pide en este último domingo, como digo, ya antes de llegar a la Ascensión, porque si Dios quiere la Ascensión tendría que ser este jueves, pero la Iglesia ha pasado al domingo, entonces ahora ya son unos pocos días más de cuarenta, el tiempo de la Pascua, y un poquito menos, que es una semana al final, el tiempo de Pentecostés, de preparación de Pentecostés.

Decimos así, concédenos Dios Todopoderoso continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Es muy bonito, ¿no? Continuar celebrando con fervor, fervor es el hervor del corazón, el fervor es como con el corazón despierto, gozando, con fervor significa pues con atención del corazón, efectivamente que el corazón se mueve, que va notándose como ese hervor, ¿no? Eso es el fervor, el fervor viene de ahí, de esa palabra, hervor y fervor es lo mismo, ¿no? Que va hirviendo, que se va notando como que se calienta el corazón y que se mueve el corazón. Concédenos continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, estos días de alegría en honor de Cristo resucitado.

Es precioso todo, ¿no? Porque la alegría es en honor de Cristo resucitado, porque Cristo ha resucitado manifestando y haciendo ver precisamente que Cristo ha resucitado y que es el motivo de nuestra alegría, que estamos participando de esa nueva creación que implica la resurrección de Cristo, que yo no puedo decir que no es porque ha ganado el bueno, porque a veces me parece eso, ¿no? A qué viene al final, Cristo gana que es el bueno y el malo que es el diablo es condenado y ya está, entonces por eso celebramos con alegría, no, no, es porque se inaugura un tiempo de la vida, de la vida en plenitud, de la vida eterna, es porque Cristo resucita venciendo a la muerte, aplastando la muerte y el pecado y el mal ya no tienen ningún efecto definitivo sobre el hombre.

O sea, Cristo se coloca como centro de la nueva creación, como clave de la nueva creación.

Concédenos continuar celebrando con fervor estos días en honor de Cristo resucitado y que los misterios que estamos celebrando transformen nuestras vidas, de nuevo volvemos al ambiente de la conversión desde el primer momento y para siempre, la conversión, no lo olvidemos, la conversión, es muy importante esa conversión a Cristo resucitado, esa transformación transforma nuestra vida.

¿Y qué tienen que transformar? Pues que nuestra vida esté anclada también en el misterio de la resurrección de Cristo, en el triunfo de la vida definitiva, de la vida eterna sobre lo temporal, sobre lo caduco, que los misterios que estamos celebrando transformen nuestras vidas y se manifiesten en nuestras obras.

O sea, que la nueva vida que implica la resurrección se manifieste en nuestras obras, se concrete en nuestras obras.

No vale decir que uno se ha convertido si no lo ha hecho de veras.

Y quien dice si me he convertido es la vida que llevo, en esa vida veo hasta qué punto estoy cambiando, hasta qué punto construí una nueva vida o si sigo en lo anterior.

Por dicho esto, vamos a contemplar el evangelio que la Iglesia nos propone, que es un poco, no un resumen, pero casi, como un revivir lo que hemos estado celebrando.

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