
Lectura del Evangelio y Meditación diaria. Miércoles, 21 de mayo de 2025. Padre Javier Siegrist 6x2q3h
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Lectura del Evangelio y Meditación diaria. Miércoles, 21 de mayo de 2025. Padre Javier Siegrist, párroco de la iglesia del Santo Cristo de la Misericordia, de Boadilla del Monte (Madrid) n5a1k
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Ven, Espíritu Santo, y inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo.
Señor mío y Dios mío, Jesucristo, por el corazón inmaculado de María me consagra tu corazón.
Me ofrezco contigo al Padre en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino.
Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Bispo y sus intenciones, por nuestro párroco y sus intenciones.
Oh, Señora mía, oh, Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en plena miseria de afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón.
En una palabra todo mi ser, ya que soy todo tuyo, oh, Madre de bondad.
Guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
Nuestra Señora de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Nos lanzamos a vivir este miércoles centrados en la Palabra de Dios, el Señor que nos invita a estar con Él, a participar con Él de la vida eterna.
No olvidemos que eso es la Pascua, vivir con Cristo vivo, expresión tan bonita que decía el Padre Mendizábal, una vida con Cristo vivo.
Saborear la presencia de Jesús que está en medio de su pueblo y que nos invita a vivir la vida centrados en Él, gozando con Él.
Vamos viendo los aspectos de esa vida resucitada y su concreción en la vida ordinaria.
¿Qué significa vivir con la mirada puesta en el cielo? Hoy le decimos al Señor en la colecta, oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Hace de ti el corazón de los fieles para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de los tinieblas del error.
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Es tan bonita esa expresión, Dios ama la inocencia.
No solamente es la impecabilidad o no solamente es la transparencia del alma, la inocencia es como esa espontaneidad del que no concibe el mal, de que no tiene experiencia del mal.
Hay frases de Jesús que me impresionan mucho.
Por ejemplo, cuando en el juicio ante Anás le dan una gofeta y dice si he faltado al hablar dime en qué y si no porque me pegas.
Es esa inocencia del que no es capaz de entender la maldad en sí misma porque no tiene experiencia del mal.
¿Por qué me pegas si no he hecho nada malo? La inocencia es eso.
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Esto es muy bonito porque a veces el diablo se empeña en hundirnos haciéndonos entrar en la desesperanza por la pérdida de la inocencia.
Uno cae en algún pecado, especialmente en materia sexual, y el diablo viene detrás a decirte ya has pecado, tira la toalla, de 1 a 2, a 20, ¿qué más da? Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Se puede devolver la inocencia.
La indulgencia plenaria, por ejemplo, es la devolución de la inocencia en plenitud.
María es restauradora de la inocencia.
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Estamos en el año de la esperanza.
Por mucho que hayamos cambiado de papá, seguimos el año de la esperanza.
Vivimos el misterio pascual.
No olvidemos con el mensaje del Papa Francisco de la cuaresma, que es caminamos juntos en la esperanza.
Y él decía que la meta está puesta en la vida pascual.
Hacia ella caminamos, es lo que le pedimos al Señor, vivir de veras esta vida pascual.
Bueno, pues vivir la vida pascual significa vivir en la certeza de que Dios me puede hacer santo.
Y que el pecado es una batalla que me toca librar, pero que no puede determinar mi vida de tal manera que caigo en la tristeza más absoluta y en la desesperanza y rompo la relación con Dios.
No.
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Se puede devolver la inocencia, restablecer y restaurar ese corazón inocente.
Que ama al Señor.
Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido.
Atrae hacia ti el corazón de los fieles, de tus fieles.
Qué bonito.
Atrae hacia ti.
O sea, nuestro corazón.
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