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Jornada organizada por la Fundación del Parque Tecnológico de la Salud junto con HispaColex

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21/5/2025 · 07:38
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Protección Legal para PYMES: Cómo evitar problemas antes de que aparezcan 5x4a47

Lee el podcast de Jornada organizada por la Fundación del Parque Tecnológico de la Salud junto con HispaColex

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Bienvenida o bienvenido.

Hoy nos metemos de lleno en la protección legal para pymes.

Tenemos material de una sesión con Ignacio Valenzuela y Ana Caballero, ambos abogados expertos en mercantil y digital.

La idea es desgranar herramientas prácticas no para evitar líos y cumplir la ley, tanto en contratos como en el mundo online.

Vamos a ello.

Justo.

A ver cómo entender bien los contratos y las normas digitales nos ahorra muchos, muchos disgustos.

Hablaremos de la claridad al pactar, de cómo prevenir impagos y, bueno, de lo que exige el comercio electrónico hoy en día.

Perfecto.

Empecemos por la base, los contratos.

Que están en todas partes en un negocio.

Más allá de firmar, ¿qué es lo realmente importante? Pues mira, lo fundamental es que un contrato es un acuerdo claro.

O sea, que quede nítido que quiere cada uno.

Y da un poco igual el título que le pongas, ¿eh? Lo que manda es lo que se pacta de verdad.

Si las palabras son claras, se aplican tal cual.

Y no olvidar, lo firmado va a misa.

Es ley entre las partes.

Se comentó un caso que, uf, me llamó la atención.

Una cláusula de no competencia al final de un contrato de software.

Parecía algo normal, pero casi hunde a la empresa.

Uf, sí.

Precisamente, esa cláusula que parecía estándar total, impedía a la empresa seguir con su actividad principal cuando acabó la licencia.

Imagínate el desastre.

Esto demuestra lo vital, vital, que es revisar bien cada paso.

La negociación, el cierre del trato y cómo se cumple.

Un detalle que se pasa por alto ahí, puede salir carísimo.

Entendido.

Muy claro.

Entonces, para que un contrato sea, digamos, sólido, ¿cuáles son esos pilares básicos? Lo mínimo para que se sostenga.

A ver, piensa en tres cosas clave.

Primero, el consentimiento.

Que todos estén de acuerdo libremente, sin engaños ni errores gordos.

Segundo, el objeto.

O sea, ¿qué se contrata? Tiene que ser algo posible, legal y, súper importante, bien definido.

Si no está claro, ¿a qué nos obligamos? Mal asunto.

Y tercero, la causa.

El porqué del contrato.

Si falta algo de esto, el contrato es nulo, ¿eh? Se cae.

Vale, esos son los elementos esenciales.

Y, además de eso, hay como principios generales que siempre juegan un papel.

Sí, claro.

Por ejemplo, la libertad para pactar lo que quieras.

Siempre dentro de la ley, claro.

También que ninguna parte puede decidir por sí sola si cumple o no.

Eso está prohibido.

Que el contrato, en principio, solo afecta a los que firman.

Y, por supuesto, que obliga a cumplir lo acordado.

Vale.

Y si bajamos a lo práctico, ¿qué cláusulas sí o sí conviene meter para evitar sustos? Esas que a lo mejor se olvidan más.

Pues mira, importantísimo, identificar bien a las partes.

¿Quién firma y si tiene poder para hacerlo? Definir con pelos y señales qué tiene que hacer cada uno y para cuándo.

Los plazos.

Pactar qué pasa si alguien incumple.

Se suspende todo, hay penalizaciones.

También es clave acordar la duración.

Si se renueva automáticamente o no.

Temas de confidencialidad.

Y, ojo, cómo se resolverán los problemas.

Si se va a juicio, ¿a qué juzgados? O si se prefiere un arbitraje.

Fijar garantías de pago, sobre todo entre empresas, también es una cláusula estrella.

Esa claridad es crucial en papel.

Pero me imagino que al pasar al mundo online todo se complica un poco más, ¿no? ¿Qué cambia ahí? Totalmente.

Vender online, ya sea a consumidores B2C o a otras empresas B2B, te mete de lleno en cumplir leyes específicas.

Está la LSI, la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, la de consumidores y, como no, protección de datos, el famoso RGPD.

La LSI suena a que es básica para cualquiera con web.

Para una PyME, ¿cuál dirías que es el error más típico o lo mínimo que tiene que tener sí o sí? Pues un fallo muy común es no poner toda la información legal obligatoria de forma clara y fácil de encontrar.

¿Quién eres tú como empresa? Nombre, NIF, domicilio, datos del registro mercantil si los tienes.

¿Y qué vendes? ¿A qué precio? Todo claro.

Otro punto crítico son los emails comerciales, el marketing por correo.

Necesitas permiso previo casi siempre, salvo si ya es cliente y le ofreces algo parecido a lo que compró.

Pero, ojo, siempre, siempre hay que darle una forma fácil y gratis para que se dé de baja.

Que diga, no más correos.

Entendido.

¿Y ya en el proceso de compra online, qué más hay que vigilar? Pues antes de que hagan clic en comprar, tienes que informarles de los pasos.

¿Cómo pueden corregir errores si se equivocan? ¿En qué idioma es el contrato? Y después de la compra, confirmar todo en un soporte duradero.

Vamos, un email que puedan guardar o un PDF.

Y, por supuesto, tener en la web los test.

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