Intolerancia a la adversidad y frustración. f405e

Jucal Radio, la radio municipal de la Puebla de Alfindén.

Un episodio más, bien hallado, bienvenidos, escuchantes.

Hoy hablamos, desde tu mente despierta, de las intolerancias.

¿Las intolerancias a la leche, al gluten, al marisco? No, vamos a hablar de una intolerancia que afecta a una gran masa de la población, yo diría que mucho más que todas ellas juntas.

La intolerancia a la adversidad.

Vivimos en una sociedad muy arrogante, creemos haber descubierto el hilo negro cuando hablamos de resiliencia, como si fuese una especie de descubrimiento del dorado, como si las generaciones pretéritas que nos precedieron no hubieran lidiado jamás con estas cosas, enfrentándose a verdaderos retos vitales, en muchos casos, de vida o muerte.

Por otro lado, dicha arrogancia infantil, diría yo, o adolescente, nos ha hecho transmutar conceptos como, por ejemplo, el de esperanza, transformándolo, por mor del buenismo imperante, en una especie de optimismo ambiguo, ingenuo, alimentado, obviamente, por libros de autoayuda, que, en su generalidad, son escritos por personas que no tienen por qué ser estrictamente técnicos de este asunto de la psicología, más bien que andan rondando los campos facilones del aprenda a ser un coach en siete días, horas, minutos.

Confusiones y nieblas de conocimientos exiguos por su contenido, pero sumamente arrogantes y perniciosos, que siguen el mismo compás del magma de confusión relativista, en el que estamos impregnados todos y en el que la objetividad, luego la verdad, están siendo proscriptas porque, mire usted, todo es lo que yo quiero ver.

Y la realidad de la vida psicológica es que hay situaciones inevitables y adversas que vamos a atravesar sí o sí.

Primero, porque la vida es así, segundo, porque a través de ellas se produce la evolución, o la involución, depende, libre albedrío.

¿Decidimos tirar para adelante o quedarnos victimizados? Es evidente que hay una industria de la felicidad bufa y dañina que estima que ser feliz es estar eufórico, algo así como un drogadicto después de su respectiva dosis.

Llevar una vida sana, entre comillas, como una manzana, generalmente basada en dietas restringidas, antinatura, o sometiendo al cuerpo a esfuerzos extremos, obsesivos, y estar siempre y en todo momento contentos, alegres, vitales, o sea, energéticos, fluyendo.

Bien, dicho así, aunque parezca increíble, esto, este pack, se ha convertido en realidad, además de en una religión, en un caldo de cultivo, para conseguir, precisamente, alcanzar todo lo contrario.

Y me explico, porque las expectativas generadas a través de esta religión, como la plenitud absoluta, o el vivir con personas que nos sumen, sin personas tóxicas, etc., no tienen en cuenta que esto destaca.