La Intención Es Lo Que Cuenta - #226 72p10

Diario de Juan Gallardo, 10 de febrero de 2025. Querido diario, vamos con la
imitación de Cristo otra vez. Empezamos la semana de nuevo con esta maravillosa
obra que ya llegó unos cuantos capítulos, bastantes capítulos ya
analizando, leyendos y comentándoos. Y estamos de nuevo en el libro primero,
capítulo 15, que se titula Las obras hechas por caridad. Y es importantísimo
porque es un capítulo que también habla de la importancia de las intenciones.
Ahora lo veréis. Dice así, por nada de este mundo, ni por amor de nadie, se debe
hacer mal alguno. Sin embargo, por ayudar a los necesitados, se puede a veces dejar
de hacer una obra buena, o mejor dicho, cambiarla por otra mejor. Porque al
hacerlo así, la obra buena no se pierde. Antes se hace más meritoria.
Si no nos mueve la caridad, las obras externas no tienen ningún valor. En
cambio, todo lo que se hace por caridad, por poco y humilde que sea, siempre,
siempre, siempre es meritorio. Porque ante Dios, atención, porque ante Dios tiene
más importancia la intención o afecto con que se hacen las cosas que las
cosas que se hacen. Ya sabéis, ¿no? Lo que importa es la
intención. Pues muchas veces se nos olvida y nos quedamos con el resultado final.
Y no tenemos en cuenta lo más importante que es la intención. Yo, al menos yo,
cuando alguien quiere tener un detalle conmigo o alguien quiere hacerme un
favor, no me importa si se equivoca haciéndolo, siempre que su intención sea
buena. Me quedo siempre con la intención. Si la ejecución es buena, tanto
mejor, por supuesto que sí. Pero es la intención lo que más cuenta. La
intención es de lo que habla el corazón. La intención es donde se encuentra el
alma de las cosas que se hacen. Donde se encuentran los verdaderos motivos. Y para
mí es lo más importante, pero por mucho, por mucho.
Sigo, dice así, mucho hace quien mucho ama. Mucho hace quien hace bien lo que hace.
Bien hace quien sirve a la comunidad antes que a su voluntad. Si os dais cuenta,
muchísimos de los capítulos de este libro hablan de la importancia de
autodesplazarse dulcemente de la primera posición de las cosas más
importantes de nuestra vida. Y yo creo que es un hábito precioso.
No podemos ser nosotros la cosa más importante de nuestras vidas. Porque si
lo hacemos, es así como si abre el infierno bajo nuestros pies. Yo lo hice.
A mediados de mis 20 me declaré yo la cosa más importante de mi vida. Y hacía
continuamente cosas pensando para mí. No me convertí tan siquiera en un
egocéntrico porque me daba igual lo que los demás pensasen de mí. Me preocupaba
por mí. Y punto. Era un egotismo absolutamente exagerado.
Y ahí fue cuando descubrí que yo no sé lo que más me conviene.
Solo fue cuando me acerqué a Dios definitivamente. Cuando entendí que era
lo que más me convenía. Lo que necesitaba.
Y la muestra más clara de lo equivocado que estaba fue el cambio total de vida
que vino a mí a cabo de muy poco tiempo después.
Y fue cuando encontré por primera vez en mi vida de una forma verdadera tanto
la paz interior como la felicidad. Es bastante significativo nos parece. Y qué
cosas puse delante de mí. Pues obviamente Dios en primer lugar. Y también a otras
personas. Y sobre todo ese círculo se cerró cuando nacieron mis hijos.
Cuando tienes tu primer hijo te das cuenta de que ya no estás ahí. Que ya no
puedes ni por cojones con perdón ponerte a ti mismo en primer lugar
porque hay una criatura nueva que necesita muchas cosas de ti.
Y te desplazas a veces con resistencia o sin ganas. En mi caso sí fue así. Fue con
muchas ganas pero sentí ese desplazamiento y sentí ese poner a
Cristian que fue mi primer hijo en primer lugar por delante de todas las
cosas. Y me di cuenta de que de repente tenía
muy poco tiempo para mí. Prácticamente nada. Y cuando tenía tiempo lo que no
tenía era energía porque Cristian no dormía demasiado bien en sus primeros
meses. Pero me di cuenta también de que era
mucho más feliz que antes. Y para mí fue un descubrimiento que sin
duda alguna apliqué después todos los días de mi vida y sigo aplicando hoy en
día. Esto no significa que uno deba olvidarse de uno mismo pero sí que
tiene que ser capaz de asumir humildemente que no podemos ser
nosotros la cosa más importante de nuestra vida. Si queréis un día os hablo
os hablo de esto. Sigo con el capítulo que dice así