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El Scriptorium
El inglés que quiso reinar sobre Castilla

El inglés que quiso reinar sobre Castilla 4z4l6g

9/5/2025 · 01:08:01
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Descripción de El inglés que quiso reinar sobre Castilla 1n3k5m

Entre 1386 y 1387 el Reino de Castilla tuvo que resistir un intento de invasión por parte de un ejército anglo-luso encabezado por el Duque de Lancaster y Juan I de Portugal. El duque decía ser el verdadero rey de Castilla por su matrimonio con la infanta Constanza, hija del depuesto y asesinado Pedro I. Una reclamación que resultaba preocupante para los reyes castellanos, pues su posición en un trono recién usurpado aún podía ser débil. Para su fortuna durante años la reclamación no fue más allá de palabras, negociaciones fallidas y el uso de las armas y título castellanoleoneses por parte de un noble inglés más ocupado en los intereses de su familia que en hacer efectiva la reclamación. Todo ello cambiaría con el desastre castellano en la Batalla de Aljubarrota. En ese momento, el duque consideró que había llegado su momento y se embarcó hacia las costas de la Península para iniciar una desastrosa campaña que a priori sólo logró un dominio precario de Galicia. Podría parecer un acontecimiento aislado, que no va más allá de la mera anécdota. Sin embargo, en el confluyó toda la política europea del momento. De un lado, se trataba de un episodio más de la Guerra de los Cien Años que mantenían los reinos de Inglaterra y Francia, pues el castellano Juan I era fiel aliado del galo Carlos VI, y el duque de Lancaster, como resulta lógico, se posicionaba junto a su sobrino Ricardo II de Inglaterra. De otro lado, junto a la reclamación del trono por motivos dinásticos, el duque encontró un pilar ideológico en el Gran Cisma que dividía a la Iglesia Latina por aquellos años. Alzándose como defensor del pontífice romano Urbano VI, su empresa obtuvo bulas de cruzada contra un rey considerado cismático al apoyar al aviñonés Clemente VII. A todo ello se debía sumar la tradicional enemistad entre Castilla y Portugal, aprovechada por el duque para tener un aliado en las tierras peninsulares. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1261356 593z2q

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Sepan todos cuantos este podcast oyeren que estamos en el Escriptorium y hoy hablaremos de la invasión inglesa de Castilla.

Entre 1386 y 1387, el Reino de Castilla tuvo que resistir un intento de invasión por parte de un ejército anglo-luso encabezado por el Duque de Lancaster y Juan I de Portugal. El Duque decía ser el verdadero rey de Castilla por su matrimonio con la infanta Constanza, hija del depuesto y asesinado Pedro I. Una reclamación que resultaba preocupante para los reyes castellanos, pues su posición en un trono recién usurpado aún era débil.

Para su fortuna, durante años la reclamación lo fue, más allá de palabras, negociaciones fallidas y el uso de las armas y título castellano leoneses por parte de un noble inglés más ocupado en los intereses de su familia que en hacer efectiva la reclamación. Todo ello cambiaría con el desastre castellano en la Batalla de Aljubarrota. En ese momento, el Duque consideró que había llegado su oportunidad y se embarcó hacia las costas de la península para iniciar una desastrosa campaña que a priori sólo logró un dominio precario de Galicia.

Podría parecer un acontecimiento aislado que no va más allá de la mera anécdota, sin embargo, en él confluyó toda la política europea del momento. De un lado, era un episodio más de la Guerra de los Cien Años que mantenían los reinos de Inglaterra y Francia, pues el castellano Juan I era fiel aliado del galo Carlos VI y el duque de Lancaster, como resulta lógico, se posicionaba junto a su sobrino Ricardo II de Inglaterra.

De otro lado, junto a la reclamación del trono por motivos dinásticos, el duque encontró un pilar ideológico en el gran cisma que dividía a la Iglesia Latina por aquellos años. Alzándose como defensor del pontífice romano Urbano VI, su empresa obtuvo bulas de cruzada contra un rey considerado cismático al apoyar al aviñonés Clemente VII. A todo ello, se debía sumar la tradicional enemistad entre Castilla y Portugal, aprovechada por el duque para tener un aliado en las tierras peninsulares.

En 1386 una flota inglesa arribó en las costas gallegas con el objetivo de emprender la conquista del Reino de Castilla, una curiosa empresa que busca hacer efectiva la reclamación al trono que desde años atrás venía haciendo Juan de Gante, duque de Lancaster e hijo del rey inglés Eduardo III, aunque su llegada a la península ibérica tiene lugar en las postrimerías del siglo XIV, podemos decir sin temor a equivocarnos que su origen se remonta décadas atrás. Un conflicto que se fue gestando lentamente a lo largo del tiempo. Son dos sus precursores, de un lado el enfrentamiento entre las coronas inglesa y sa, del otro la entronización de una nueva dinastía, la de los Trastámara en Castilla. Empecemos por el primero.

Galos e ingleses iban a protagonizar un conflicto que ocuparía buena parte de los siglos XIV y XV, y no es otro que el que conocemos como Guerra de los Cien Años. Cuando en 1328 falleció Carlos IV de Francia sin descendencia, se llevaba consigo a la dinastía de los Capeto, aquella que había gobernado la tierra gala desde el siglo X.

Como era lógico, no tardó en plantearse el problema sucesorio, agravado con la existencia de tres posibles candidatos. Felipe, el noble, Felipe de Valois y Eduardo III de Inglaterra. Todos ellos tenían suficientes derechos como para hacer válidas sus reclamaciones, pero una asamblea de varones ses terminó decantándose por el Valois.

En un primer momento, el monarca inglés no tuvo ningún problema en reconocer a Felipe VI como legítimo rey de Francia. Tanto es así que se apresuró a rendirle homenaje por los dominios que poseía en suelo galo, unos territorios que pronto provocaron un cambio radical en los planes políticos del inglés.

Desde hacía siglos, ambas coronas mantenían un contencioso a causa de las tierras que los reyes ingleses poseían en el noroeste de Francia, un asunto agravado con el matrimonio entre Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, momento álgido del Imperio Angevino. Sería a mediados de la décima tercera

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