
Iker Jiménez, Lorenzo Fernández, David Sentinella. Caras de Belmez: La Operación Tridente. La Guerra de los Mundos 1996. b453x
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Iker Jiménez, Lorenzo Fernández, David Sentinella. Caras de Belmez: La Operación Tridente. La Guerra de los Mundos. 1996. 18262s
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Las caras hablan, con Germán de Argumosa, con Nicolás Tirada, y nosotros tenemos fotos en Madrid de la gente dándole cuenta de por qué, hábilmente, cada día contaban lo que pasaba por las caras, hundían las voces, hundían los huesos, en saber en qué nos encontramos.
Es el primero que reaccionó.
Hay tres personajes que creo que fundamentales o que para donde estás de esta historia, que son el párrogo, el alcalde y quizás algún pregoste en aquella época de la gobernación.
Exactamente, tú ahí describes una historia terriblemente trágica que fue la llamada Operación Trediente.
Hay tres fases muy concretas, una narración de la iglesia, otra unas comisiones concretas que se encomendaron para pegar al mazateco, los judiciales, exactamente, aquella y la tercera y más dura, porque en este último reportaje nadie de estas personas había hablado durante 25 años y ya hablaban por fin.
Demuestra cómo con papeles y con datos, como tú pudiste ver, el gobierno intervino directamente, cosa que pocas veces se ha hecho en España.
Lo primero quizás es la iglesia, que es curioso, ¿no? Reacciona y quizás es porque la casa de María, de la abuela María, María la Larga, se había convertido en el segundo santuario o el primero del pueblo.
Había muchísimas más personas yendo a aquella casa buscando el milagro, yendo a la iglesia.
Y a mucha gente la sorprendió que Antonio Molina, un hombre curioso, el encargante de Célebre, por supuesto.
Antonio Molina, este párroco de Bélmez en aquella época, reacciona como alma que llena el diablo, nunca mejor dicho, y empieza a coger a la gente y a los investigadores y a convencerles de que aquello es una broma entre vecinas.
Y a la gente le mosqueó, puedo decirlo así.
Porque claro, una persona que conoce a esa gente humilde, una familia de pastores, una familia inculta, y que pasa aquello en su casa.
Porque hay que decir que en aquella época, ya no sólo la primera cara, sino 16 caras de niños adornaban el suelo.
Entonces ocurre que Antonio Molina surge y dice, esto es una broma.
Y los investigadores que van llegando son recibidos, sin que nadie les llame por Antonio Molina, y les dice, mira, esto es una broma entre vecinas, parando ya.
Lo que hemos descubierto ahora es que cumplían oraciones muy concretas y de gente muy concreta.
¿Qué opinión tienen vosotros de los científicos que fueron a investigar este fenómeno? Sobre todo los que luego escribían en los periódicos.
Bueno, los científicos, en primer lugar, tenían poco.
Tenían bastante poco.
Yo creo que los científicos, más que los científicos parapsicólogos de la época o investigadores, vamos a dejarlo sobre investigadores, en donde no se pronuncia.
De repente vienen a un lugar donde había algo que no se producía y nunca se había producido en otra parte del mundo, era algo milagroso o increíble.
Pongamos las comillas esto de milagroso.
Y que realmente vieron que ahí podían sacar tajada.
Yo creo que fue lo más terrible porque verdaderamente nadie se preocupó profundamente de analizar el fenómeno, de intentar investigarlo en profundidad, que era lo más importante, sino yo creo que la gente más bien se preocupó de ir al lugar, de sacar sus exclusivas, sacar sus noticias, vender mucho, pero dar pocas respuestas.
Estos errores estaban siendo conocidos internacionalmente porque la noticia saltó a todo el mundo.
Exactamente.
¿Te da cuenta, Michel, que en la actualidad muchos de estos parapsicólogos son conocidos gracias al fenómeno de Bermes? Claro.
Y esto era lo más terrible.
Entonces, todo lo que publicaban ellos, de las investigaciones que había hecho, ¿estaba basado en algún estudio científico y sobre todo con, supongo yo que, con una metodología correcta y con un aparataje técnico increíble? Pues mira, Manuel, yo te pongo el ejemplo de Germán Nargosa, una persona que particularmente quiero mucho.
Tenemos, pues, como dice Iker, como un abuelo.
Pero lo cierto es que, claro, el método científico que él podía aplicar a la hora de grabar esas ciclofonías pues dejaba mucho que desear.
Date cuenta que es una habitación que tiene una resonancia brutal, que tiene galerías subterráneas en el sentido de que hay corrientes subterráneas de agua y que cualquier sonido se puede filtrar.
Y ahí, claro, salían voces.
Hombre, eran voces muy claras y que pueden escamar a la gente.
De hecho, se hizo en presencia de muchísima gente y algunas yo creo que eran bastante rotundas, bastante ciertas de lo que estaba pasando aquí.
Pero aplicar el método científico a lo que estaba ocurriendo en la casa de Bermes es básicamente imposible.
Las primeras investigaciones que se realizaron carecían de un cierto ritmo.
¿Quién es el responsable de la palabra fraude que empezó a salir en Madrid? Yo creo que, en lo que te referís antes, Marlos, las investigaciones, entre comillas, científicas, que llegan a Bermes y le dan el mazazo de verdad y hacen que terriblemente hoy en día la gente le pregunte sobre Bermes y siga pensando que es un fraude, es un personaje muy concreto, una persona muy concreta, que se llama José Luis Jordán Peña, conocido por todos nosotros, y que es psicólogo industrial que es enviado supuestamente por el Ministerio de Gobernación y es la persona que llega a Bermes con una gente, monta tal escándalo que al día siguiente el diario Público y todos los medios dicen se acabó el misterio, esto era un fraude.
Nos han llegado a contar las personas implicadas que Jordán Peña y sus amigos o sus comisionados llegaban a pintar las caras por las calles montando un incirio, pero hay que decir que incluso en el propio pueblo la gente estaba dividida, porque la propia iglesia había acabado diciendo que eran satánicas, como ya no podían convencer a la gente de que era un fraude, que eran satánicas, y tuviste fotos en la conferencia monologue de la gente en Bermes con pancartas casi peleándose entre ellos.
Por un lado la iglesia que quiere quitar ese fenómeno y por otro este personaje siniestro, cuando menos siniestro.
Jordán Peña, que llega con una comisión y acaba diciendo es fraude.
¿De qué están hechas las caras? Pues seguro el señor Jordán Peña.
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