Identidad y propósito para el hombre 2 (Pr. Daniel Galindo) 311m5d

Que Dios les bendiga, un gusto en conocerles, se agrega más gente a mi familia, me gusta conocerles, cuando voy a la noción me gusta conocerles, somos familia, ¿o no? Recuérdese de mi rostro, para que ore por mí. Sí, porque de pronto, cuando nos conocemos, usted nunca se va a imaginar que está orando y de pronto yo le pongo un rostro, de la gente que conoce.

Puede ser que yo lo miro porque un día voy a estar orando y yo ora por él, quizá no le hacía el nombre, pero ahí está con la patca roja, voy a orar por él. Porque cuando nos movemos en el espíritu, nos movemos en el espíritu, nos acordamos de las personas, pero los rostros nunca se olviden, no se olviden que cuando miramos con los ojos quedan grabadas las imágenes aquí, y de pronto Dios saca de nuestro archivo las imágenes, ¡lo conozco! A varias gentes se me han acercado, el pastor yo lo vi ahí predicando el amanecer, nunca se olvidó más el rostro. Por eso, que estamos en colonia, usted mire al que no conoce, salude al hermano que no conoce. De pronto estamos acostumbrados a estar con los que conocemos y se nos olvida quien no conocemos, ¡conozca! La vida eterna es que conozcamos.

Antes de comenzar con el tema, el hombre y su identidad, quiero darle gracias al Señor porque si estoy aquí hoy es por la voluntad del Señor. A veces uno tiene una agenda y sabe cuando tiene que ir a un lugar y se empieza a preparar tiempos antes para ir, pero hace cuatro semanas nunca pensé que hoy iba a estar acá, ¡nunca! No había una cita, no había un compromiso, yo sabía que el pastor Juan Carlos vivía en España, sabía que va a estar ahora en el amanecer, esas cosas yo las sabía. Es pestante que él llegue para ver lo que Dios nos va a hablar, porque él puede estar en Estados Unidos, yo estoy en Chile, pero Dios está hablando para todas las naciones.

Ese altar es para el altar para el mundo. Y nunca me voy a olvidar, yo nunca me olvido de los momentos importantes, el domingo 5 de febrero, estaba en la iglesia ministrando así la hermosa alabanza y bendigo a los ministros de alabanza porque hay músicos y hay ministros, hay músicos y hay ministros, pero hoy acá hay ministros que ministran con sus instrumentos y eso cambia la diferencia entre un músico y un ministro. Te bendigo y a todos los que están en el altar, porque un ministro trae la presencia, a veces los músicos la corren porque quieren lucirse y le quitan la gloria a Dios. Entonces, ¿quieres tu gloria? Permiso. Es la diferencia.

Y estábamos alabando en la iglesia, mi hija es la ministra de alabanza, mi hija y mi pastora porque son los pastores asistentes. Y claro, como entramos hoy en la unción, como estábamos acá, Dios me empezó a hablar y cuando Dios me habla yo me concentro, Dios me dice te voy a llevarte al sur, te voy a llevar, y yo estaba así, cuando llego a la casa de mi esposa, ¿qué estabas haciendo así? Es que Dios me va a ir al sur, me va a ir al norte, me va a ensanchar para allá, para acá y Dios me habla y yo soy espontáneo.

A los dos días después de ese día, cinco, me llama el pastor y me dice por instrucción del Señor si yo puedo venir. Entonces le dije deme dos días, porque en dos días yo creo que ya Dios me va a confirmar. Bueno, ese día me levanté temprano, para él era tarde pero yo estaba durmiendo cuando él me llamó, porque ya es otra hora, son seis.

Pero yo estaba despierto, estaba sentado en la cama meditando, porque me gusta mucho meditar y las escrituras, porque en la meditación conocemos la voluntad del Señor, eso es un principio bíblico. El Señor a Josué nos dijo lee la ley para que tú, no, medita.

¿Cuándo meditamos? Cuando está la ley en el corazón. Medita de día y de noche, nos dijo lee de día, lee de noche, no, medita. Entonces harás prosperar tu camino, porque cuando tú meditas en las escrituras, el Señor te activa los remas de las escrituras, porque las escrituras son vida y espíritu, ¿o no? Porque podemos leer la Biblia completa y no entender nada de lo que Dios quiere decirnos. Podemos memorizar los textos sin tener la esencia del texto. Eso es bueno meditar, a mí me gusta meditar cada pasaje de las escrituras, cada palabra que yo quiero entender. Digo Señor, voy hoy.