
Descripción de Episodio 36. El síndrome del impostor 6a1h50
En este episodio hablamos de ese sentimiento que muchos llevamos en silencio: el síndrome del impostor. Esa vocecita que te dice que no eres lo suficientemente bueno/a, que tus logros son pura suerte o que en cualquier momento alguien va a “descubrirte”. Te cuento qué es, cómo reconocerlo y, sobre todo, cómo empezar a soltar esa autoexigencia que te aleja de disfrutar lo que sí mereces. Si alguna vez sentiste que no estás a la altura, este episodio es para ti. Para sugerencias, dudas, aclaraciones, concertar un cita de terapia online, o lo que necesites puedes arme a: Mi web: https://nmpsicologia.com/ Mi email: [email protected] Mi instagram: https://www.instagram.com/nataliamontoyanasserpsicologia/ 401d6u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hola, me llamo Natalia Montoya Nasser y esto es Psicolabys, tu espacio sobre salud mental.
En el episodio de hoy hablamos sobre ese compañero mental que nadie invita pero que se instala en casa sin pedir permiso. El síndrome del impostor. ¡Comenzamos! ¿Alguna vez has sentido que estás engañando a todos, que no mereces lo que has logrado y que tarde o temprano alguien lo va a descubrir? Sí, esa sensación tiene nombre, el síndrome del impostor.
Es un fenómeno psicológico que te hace sentir que a pesar de tus logros estás jugando a ser alguien que no eres, que en cualquier momento alguien se va a dar cuenta de que no tienes ni idea de lo que haces, que todo lo que conseguiste fue por suerte, por casualidad o porque los astros se alinearon. Puedes tener títulos, másters, 47 cursos, hablar tres idiomas, conciliar, correr maratones, escalar el Everest y aun así una voz dentro de ti susurra, no estás a la altura, no te lo mereces, te van a descubrir.
Es esa duda constante de sentir que tus logros no son suficientes en un mundo que pide excelencia, que pide productividad sin fin, que pide un físico a demanda y saber hacer una buena tarta de queso pero sin comértela, claro, sólo para la foto. Antes de continuar me gustaría hacer un pequeño inciso y es que estamos en plena Semana Santa y yo vivo en el centro de Granada, entonces ahora mismo está pasando una procesión muy cerca de mi calle, así que si escucháis ruido de fondo pues es por esto. Volviendo al tema, este síndrome fue identificado por primera vez en 1978 por dos psicólogas, Pauline Clance y Susanne Aimes, cuando estudiaron a 150 mujeres exitosas en diferentes campos. A pesar de su éxito, todas tenían una sensación de que no lo merecían.
Las psicólogas descubrieron que estas mujeres pensaban que su éxito se debía a factores ajenos a su esfuerzo, como la suerte o a factores externos. Parece que más del 70% de las personas lo ha sentido al menos alguna vez en la vida. Y si estás metido o metida en la universidad, en el mundo artístico, en ciencia o tu madre compara tus logros con todo lo que hace tu primo Paco, entonces tienes puntos extras para la versión deluxe. ¿Y cómo nos podemos reconocer en este síndrome? Pues los síntomas más comunes incluyen un cóctel de ansiedad, autocrítica y miedo a ser descubiertos.
Un criterio es la autoduda constante, esa sensación persistente de no estar a la altura. Aunque recibas buenos resultados, elogios, aunque saques sobresaliente en un examen, la duda no se va.
Sigue esa vocecita que susurra, esto no cuenta, fue suerte, fue un error, alguien se equivocó confiando en mí. Otro es el miedo a ser descubierto o descubierta. Sientes que en cualquier momento alguien va a darse cuenta de que eres un fraude. Es común también desvalorizar tus logros, tus éxitos, te cuesta aceptar tus propios méritos en lugar de felicitarte, de sentir satisfacción por lo que has conseguido. ¿Piensas que fue suerte, que no fue tan difícil y que cualquiera lo hubiera hecho? También está el perfeccionismo, la autoexigencia desmedida, que si no haces al 200% te castigas mentalmente, te machacas, como si el mundo fuera a colapsar por un error. O hay una excesiva preparación o procrastinas o te preparas tanto que ya no sabes si estás escribiendo tu tesis de doctorado o retrasas tanto el inicio de las cosas por miedo a no estar a la altura que te paralizas.
Porque a veces postergar las cosas te hace evitar enfrentar el miedo al juicio o al error, y otras veces prepararte más es un intento de tapar esa inseguridad. Otras que llevas mal que te elogien, si alguien te elogia te pones incómodo o incómoda, te sonrojas, cambias de tema, tal vez aprendiste que celebrar tus logros era algo arrogante o simplemente nadie te enseñó a reconocer tu valor sin culpa, o has tenido experiencias donde a pesar del esfuerzo no recibiste el reconocimiento que esperabas.
El síndrome del impostor no discrimina, pero estudios han mostrado que afecta más mujeres y personas pertenecientes a minorías. ¿Por qué? Porque cuando el entorno te hace sentir que tienes que demostrar el doble, el impostor se muda contigo, pone un ficus en tu salón y se instala a vivir. Pero, ¿de dónde nace nuestro impostor interior? Pues las causas de este fenómeno son varias, no aparece de la nada, es el resultado de muchas capas de experiencias personales.
Comentarios de Episodio 36. El síndrome del impostor z33a